Los 'Bad Boys' de Joaquín Caparrós
El Sevilla de Joaquín Caparrós asombraba a España a la par que asustaba con una defensa formada por Pablo Alfaro y Javi Navarro

Llegamos a tiempos más actuales en nuestro repaso del fútbol más 'sucio'. Con el endurecimiento del reglamento los equipos tuvieron que abandonar el fútbol intenso, pero siempre hay entrenadores reacios que se resisten a hacerlo y así lo fue Joaquín Caparrós durante su etapa en el Sevilla.
Tras ascender al equipo como campeón de Segunda División en 2001, Caparrós fue ratificado en el cargo para conducir al equipo en su regreso a Primera y para ello no dudó en recurrir a hombres de la casa. Su confianza en la cantera le valió para descubrir a Sergio Ramos y para fichar a un por entonces decisivo Júlio Baptista, logrando en tres años colocar al equipo en puestos de Copa de la UEFA.
Pero su punto fuerte fue, sin lugar a dudas, la defensa. De la escuela sevillista de centrales como Martagón o Prieto llegó una pareja que provocó pesadillas (y algo más) en los delanteros de la Liga de aquella época: Pablo Alfaro y Javi Navarro. Estos jugadores ocuparon el centro de la defensa flanqueados por la banda por un Ramos que ya era la revelación del torneo.
Alfaro, segundo futbolista más expulsado en la historia de la Liga, no tardó en convertirse en capitán del equipo y en ser un auténtico ídolo para la afición de Nervión, pero sus rivales pensaban de forma muy contraria. Licenciado en Medicina, poco tardó en ganarse el apodo de 'Doctor Terror' por su contundencia en el campo, rozando a veces lo violento. Entre sus logros está la lesión del bético Capi tras una entrada en plancha a la altura de la rodilla en uno de los derbys más intensos que se recuerdan.
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Su compañero Javi Navarro no se quedó nada lejos, de hecho recogió el brazalete de capitán cuando Alfaro abandonó el Sánchez Pizjuán para jugar una última temporada en el Racing de Santander. Su dureza en la zaga de Nervión le valió para ser convocado con la selección española, siendo el debutante más longevo en hacerlo a los 32 años de edad. Poco nuevo se puede decir sobre este jugador que era casi un calco de Pablo Alfaro, solo que a Navarro le gustaba más sacar a pasear los codos, sino que se lo pregunten al venezolano Juan Arango, que estuvo 2 semanas fuera de los terrenos de juego.
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Así se las gastaban estos 'chicos malos', dos defensores cruciales en el sistema del entrenador Joaquín Caparrós y en un estilo de juego que les sirvió para sacar de sus casillas a algunos de los rivales más difíciles de la época, como el Real Madrid de los Galácticos.