Valencia - Levante, derby, tres puntos y Europa
Tres puntos de diferencia jamás significaron cosas tan opuestas


Esta jornada nos trae de vuelta el derby de la ciudad de Valencia con los dos equipos separados en la clasificación por sólo tres puntos y con la mirada indiscreta del Málaga, el renacido equipo de Pellegrini, expectante ante la idea de que uno de sus rivales en este tramo de la temporada deje de sumar puntos y pueda distanciarse con poco más de un mes de competición por delante.
Y es que tres puntos que les separan y los tres puntos que habrán en juego hoy en Mestalla esconden muchas cosas y dejan bien clara la diferente realidad de los dos equipos valencianos.
Con cuarenta y siete puntos el Valencia ha visto como 'le han comido la tostada' en la pelea por la tercera plaza de Champions y hasta se podría complicar su presencia en la próxima temporada en la máxima competición europea después de la decepcionante actuación en este curso. Excusados por las grandes diferencias económicas pero con un bloque más trabajado que sus rivales por las plazas europeas, el equipo blanquinegro ha vivido en una plácida nube tan pronto tomó cierta distancia. Para muchos jugadores, con el beneplácito de la dirección y ante la impotencia motivadora del entrenador, la temporada acabó comenzado el mes de febrero, cuando levantaron el pie del acelerador. Hace unos días Alexis Tamayo, periodista de Onda Cero, reveló una estadística hipotética, ajena a la naturaleza del fútbol, pero que no deja en buen lugar a la concentración del equipo de Mestalla: si en la Liga no se hubiera producido ninguna remontada, el Valencia sería líder con veinte puntos más (67) con dos de ventaja sobre el Barça y seis más que el Real Madrid.
Pero, por suerte o desgracia, en el fútbol el que golpea primero no siempre golpea con más fuerza.
Tres puntos menos tiene el Levante, que le ha costado en 2012 dos meses hasta encontrar su primera victoria liguera. Pero que no ha tenido problemas para no perder, de manera sorprendente (y que dice mucho de la irregularidad de los grandes equipos de la Liga), el tren de la Champions. Con su victoria hace un par de semanas en San Sebastián certificó virtualmente la permanencia, el objetivo del año, con diez partidos (treinta puntos de sobra). Acudir a Mestalla, a pesar de la derrota ante Osasuna la pasada jornada es hacerlo al campo donde se certificó su presencia este año en Primera con los deberes hechos, con ganas de tomarse la revancha del partido de ida (0-2) y de la eliminatoria Copera que les enfrentó.
Pero seguro que el aliciente más motivador para los 'granotes' sería la posibilidad de empatar a puntos en caso de victoria a ocho jornadas del final. Aunque para muchos, este partido recuerda a la visita el curso pasado al Calderón donde también se quería tomar como punto de inflexión para una hipotética clasificación europea.
Y es que esa es nuestra de cómo de loca está nuestra Liga cuando miramos más allá de Barça y Madrid. La posibilidad de que dos equipos de una misma ciudad con unas plantillas hechas en condiciones tan diferentes, lleguen a la recta final del torneo casi empatados, pero con sensaciones tan diferentes. La ilusión por el trabajo hecho en tiempo por un lado y la rabia ante la autocomplaciencia por otro.