Un aficionado ha sido detenido por gritos racistas

El mundo del fútbol está concienciado de que debe trabajar al unísono para erradicar el racismo de los terrenos de juego. Episodios como el que se ha vivido esta semana en Inglaterra inyectan fuerza a quienes pelean contra esta lacra. Y es que en el Reino Unido se ha traspasado la frontera del mero castigo deportivo para condenar un acto de racismo en un partido de fútbol.

El pasado martes un aficionado del Gillingham FC fue detenido por realizar insultos racistas contra un jugador durante el partido que enfrentaba a su equipo ante el Peterborough, correspondiente a la League One (tercera división inglesa). Presuntamente, el aficionado, de 30 años, profirió insultos racistas contra un jugador del equipo rival y, por ello, fue detenido por abuso racial.

Poco después, el seguidor fue puesto en libertad bajo fianza hasta el final de octubre, según han informado fuentes policiales de la comisaria de Kent.

El Gillingham FC, por su parte, ha condenado la actitud de su aficionado como cualquier otro acto de racismo. "El club no tolerará el abuso racial y tomará cualquier acción que sea necesaria para ayudar en la investigación con respecto a las personas que se comporten de esta manera en nuestro estadio", informó el conjunto inglés a través de un comunicado.

Precedentes en el Gillingham

No es la primera vez que el Gillingham se ve afectado por un caso de racismo. En 2012, fue el propio club quien fue denunciado por presunta conducta racial. Su entonces jugador Mark McCammon denunció al Gillingham FC al considerar que el club le había despedido únicamente por ser de raza negra.

El tribunal le dio la razón al futbolista y condenó al Gilligham FC por cometer despido improcedente. Este caso sentó un precedente en Inglaterra, puesto que nunca antes se había producido uno de esas características.