Mark McCammon, días de nieve y Britain's Got Talent

Acusó al Gillingham de haberle despedido por su color de piel y el tribunal le ha dado la razón

Mark McCammon ha denunciado al Gillingham Football Club, equipo de la League Two de Inglaterra, de haberle despedido por ser negro y el tribunal le ha dado la razón. Se trata de un caso único en el mundo del fútbol que contamos en Fútbol Primera.es.

Inglaterra es un crisol de razas, culturas y religiones, siempre sensible ante cualquier tipo de discriminación. Gillingham, no tanto. Esta ciudad del sur del país apenas ha abierto las puertas al exterior. Según el último censo el 94% de los habitantes de Gillingham es originario de Inglaterra o de otros países del Reino Unido, mientras que el 95% de la población es de raza blanca. Mark McCammon, negro y de origen barbadense, en efecto, se encontraba en minoria. Él, sin embargo, no lo sabía cuando fichó por el Gillingham FC, pero pronto se dio cuenta de que no había llegado a un equipo normal.

Desde que aterrizó en su nuevo equipo en 2008 empezó a darse cuenta de que se le trataba de un modo diferente al resto. Especialmente cuando se lesionó. McCammon estaba obligado a permanecer en la ciudad deportiva durante cuatro horas, mientras que el resto de lesionados se marchaban antes. "Cuando el resto de jugadores se iban yo tenía que quedarme en la ciudad de entrenamiento. Como no tenía nada que hacer me encerraba en una habitación para ver la TV y Britain's Got Talent", reconoce McCammon. Y el culpable de este trato 'diferencial' era, según el futbolista, Paul Scally, presidente del Gillingham FC.

"Todo lo malo que me sucedía era por órdenes estrictas de Scally", acusa McCammon, quien tampoco consiguió tener el mismo trato que sus compañeros en aspectos médicos. Su lesión debía tratarse por la sanidad pública, mientras que el resto disfrutaban de recuperadores personales o, incluso, tratamientos en el extranjero. "Me obligaban a operarme por la seguridad social, algo insólito en un equipo profesional", apunta. Por el contrario, a un compañero se le costeó un caro viaje a Dubai para ser tratado por un especialista. Cuando McCammon, ofendido, decidió pagar un médico privado de su propio bolsillo el club le multó con dos semanas sin sueldo por desobedecer sus órdenes.

Poco a poco la situación de McCammon en el Gillingham comenzaba a ser insostenible y acabó explotando 30 de noviembre de 2010, cuando cayó una enorme nevada sobre el sur de Inglaterra. Muchas calles estaban cortadas y resultaba muy complicado circular por el temporal, pero el Gillingham le obligó a McCammon a acudir a las instalaciones del club para tratarse. "Estaba con otros dos compañeros de equipo también de raza negra (Josh Gowling y Curtis Weston) y nos dijeron que teníamos que ir a entrenar a pesar de la nevada, pero llamamos a otros compañeros blancos y a ellos les habían dicho que podían quedarse en casa. -relata McCammon- Vivíamos a cuatro millas y nos amenazaron con que seríamos multados si no íbamos".

Fue la gota que colmó la paciencia de de McCammon. Aceptando las órdenes del club condujo hacia el centro de entrenamiento del Gillingham y buscó directamente al entrenador Andy Hessenthaler. "Le llamé racista y se volvió loco. -recuerda- Perdió el control, tiró todos los objetos que tenía sobre la mesa y empezó a gritarme. Pensé que iba a pegarme". Tras aquel episodio, McCammon abandonó el Gillingham, pero tuvo problemas para encontrar un nuevo equipo. Otra vez, el presidente Scally estaba detrás de su desgracia. "No entendía el motivo por el que cuando estaba a punto de cerrar un acuerdo con un equipo se echaban atrás, pero pronto descubrí que Scally estaba interfiriendo en las negociaciones. Otros agentes le dijeron al mío que había gente saboteando las negociaciones", recuerda.

Entonces McCammon comenzó una guerra contra el Gillingham FC de la que esta semana ha salido victorioso. El jugador denunció a su ex equipo por despido improcedente, alegando que recibió un trato racista durante su etapa en el club, y un tribunal le ha dado la razón. Se trata del primer caso en la historia del fútbol de estas características. McCammon vivió un infierno en el Gillingham FC, pero la historia tendrá un final feliz.

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