Barcelona: Victimismo en estado puro
Análisis y opinión de la situación que atraviesa el Barcelona después de la sanción de la FIFA que le impide fichar en un año


Quede por adelantado que la sanción de la FIFA me parece absolutamente desproporcionada y que este famoso artículo 19 del Reglamento sobre el estatuto y la transferencia de jugadores se debería revisar antes de seguir aplicando castigos tan severos a clubes que tratan a los niños y los sus familiares de forma tan magnífica y profesional. La Masía es un modelo a seguir, evidentemente, un ejemplo para el mundo del deporte y un proyecto que se inició hace 35 años y que tiene, hoy en día, a todos los culés orgullosos del trabajo realizado.
El Barça tiene la mejor cantera del mundo y el modelo es intocable. Con esto todos estamos de acuerdo. Pero con lo que también deberíamos estar de acuerdo es con el cumplimiento de las normas, por muy injustas y mucha revisión que necesiten. Lo que no se puede pregonar, y mucho menos pedir por escrito, es la exención de la norma únicamente para el Fútbol Club Barcelona. ¿Quién nos hemos creído que somos? ¿Los más listos? ¿Los más guapos? No somos el único club en el mundo que tiene una cantera trabajada y al único que le gustaría poder incorporar futbolistas extranjeros menores de edad sin ser sancionado. La rueda de prensa del jueves pasado, con frases para la posteridad como "estamos de acuerdo con la protección de menores, pero pedimos que se reconozca a La Masia como una exención del artículo" sólo me repite una palabra en la cabeza: prepotencia. Una norma para todos, pero diferente para el Barça, porque la FIFA sabe que somos los mejores y que nos la podemos saltar. Además el club tuvo muy poco acierto ayer al amenazar al máximo organismo del fútbol con una vergonzosa pancarta antes del partido ante el Betis, en la cual se avisó que “La Masia no se toca”. El modelo de La Masia no se cuestiona, se cuestiona el hecho de saltarse las normas.
Tampoco se sostiene por ningún lado esta supuesta mano negra que se cierne sobre el club. Siempre habrá gente dispuesta a hacer daño, siempre, pero esto no puede seguir sirviendo de excusa para no admitir ningún error. La autocrítica es un valor, sí, uno de esos valores de los que el Barça se vanagloria desde hace decenas de años. Un valor que ahora no existe. Con el fichaje de Neymar no se cometió ninguna irregularidad, todo es una campaña orquestada desde Madrid de la cual el Barça es la víctima. Sandro Rosell se fue porque era simplemente la víctima de una conspiración contra él y contra el club. Victimismo. Victimismo y nada más. Y si seguimos por este camino, ya lo dijo Guardiola, nos haremos daño.
Lo que más molesta de todo esto es la sobreprotección mediática que los medios deportivos de referencia en Barcelona e incluso la televisión más consumida facilitan a una junta directiva que ha estado engañando y ocultando sus acciones al socio. Un socio que vive sin saber ni la mitad y que este sábado puso, sin prácticamente dudarlo, el proyecto más importante de los últimos 50 años en manos de quién le ha estado mintiendo desde que llegó en 2010.