Chelsea: Mata belongs on the field

El español volvió a ser suplente en un partido decisivo

Juan Mata atraviesa el peor momento de su carrera desde la llegada de Jose Mourinho al Chelsea y volvió a ser suplente contra el Manchester City. Analizamos la complicada situación del internacional español.

Hace apenas unos meses, pude charlar cara a cara con Juan Mata en Londres. Una mañana otoñal, una silla cómoda y una sala de prensa tan tranquila como sus palabras, nunca más altas, nunca resonantes y nunca, desde luego, aliadas con juegos secundarios. Un tipo llano. Tanto, como para seguir sonriendo escandalosamente cuando le hablas de la lluvia que le acompaña como si estuviera en su recordada Asturias. Tanto, como para alabar su juego, su liderazgo, su talento diferencial en un equipo de primerísimo nivel y quedar rezagado entre su timidez, la del equilibrio personificado. Se habló de su nivel, de los retos que habían conseguido, de los temores que habían espantado y, curiosamente, de la competencia que cada jugador de élite tiene en el día a día: “Ninguno está libre de competir cada entrenamiento. Si no estás al nivel exigido, aquí estás fuera”.

Y esa sinceridad no se adquirió en la capital inglesa, no se generó en Stamford Bridge y mucho menos encontraría aliados en la Premier, porque las dos campañas que Mata suma como jugador Blue, le han multiplicado reconocimientos a nivel mundial por méritos propios. Esa perspectiva serena y comprensiva ante cualquier atisbo de suplencia en jugadores con alto caché, la vive cada semana desde que sus pies llegaron a uno de los vestuarios más competitivos de mundo, donde jugadores que hace años él mismo elogiaba, aquí fracasaron o perdieron toda su inmensidad. Pero sobre todo, esa perspectiva alejada del césped, había sido creada durante su estancia en Valencia años atrás, donde vivió largos tramos de ostracismo ante la altísima rivalidad por puestos ofensivos que aquellos años manejaban en Mestalla. Su rol terciario, relegado a la nada y olvidado hasta para sus aficionados, le hizo sacar lecturas eternas e importantes para el futuro. Para convertirse en un icono ché primero y un líder londinense después. Su ‘salvador’ entonces fue Ronald Koeman. Su ‘verdugo’ hoy, es José Mourinho.

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La diferencia de contextos es notabilísima. Hasta el punto que aquél Mata valencianista era una promesa llegada desde la cantera del Real Madrid en busca de crecimiento tras haber sido una de las perlas blancas y de la selección española (donde mucha gente olvida que jugaba de delantero). Como tal, su primer año en Primera División (hasta entonces solo había jugado en el Castilla con 10 goles anotados en su última campaña previa) era un trampolín o una cura de humildad, pero absolutamente clave. Era una sombra, un espectro que se dejaba ver diariamente, que entrenaba fuerte, que nunca buscaba confrontación y que odia el foco de la polémica. La crisis de resultados le hizo mostrar poco a poco sus posibilidades, pero no fue hasta el mes de marzo, tras siete largos meses de ostracismo casi absoluto, cuando la recta final de campaña con Koeman, le otorgó responsabilidad en el proyecto, que acabaría levantando la Copa del Rey. Prueba superada. Trampolín asegurado.

Por contra, el Mata londinense es un jugador absolutamente destacado en la Liga española, en la selección que levantó más títulos de la historia y en el club que se convirtió en nuevo campeón continental con una Champions League donde su contribución fue determinante. Y todo, además, sumando una Europa League y logrando el aplauso continuo de sus aficionados, que lo nombraron durante dos cursos MVP. De perla a franquicia. De promesa a estrella. De suplente por bisoñez, a suplente por... ¿competencia? ¿cambio de sistema táctico? ¿Nuevas ideas para los jugadores que ocupan esas posiciones? Mourinho no quiso profundizar en la falta de minutos que está otorgando a Mata desde que arrancó la campaña pero sí ha querido mandarle mensajes contundentes para que el español reaccione aunque aún esté pensando ante qué debe hacerlo: “Debe adaptarse a la manera en la que queremos jugar. Por ahora, Oscar es mi ´10´ y si alguien me dice que no está siendo el mejor del equipo esta temporada, tendré que estar en desacuerdo”, recalcó hace unos días cuando los medios ingleses buscaban comprender los motivos por los que la estrella del Chelsea los dos últimos años, no cuenta con la confianza del nuevo técnico.

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Sus escasos minutos a lo largo de la temporada argumentan suficientes temores como para vaticinar una campaña donde Mata cuenta con menores posibilidades de partido respecto a Oscar, Eden Hazard y Willian, e incluso que jugadores de los que se dudaba más como Andre Schürrle o Kevin de Bruyne. Todos en etapa de crecimiento, todos en plena efervescencia y todos, con una línea muy similar a lo que podría ofrecer el español. La diferencia, realista por lo acontecido, sostiene que Mourinho ha preferido ajustar la posición de Oscar en lugar de Mata, aprovechando la gran presión y desgaste que el brasileño ha demostrado estar dispuesto a hacer para que Mourinho sí le otorgue confianza. El ex de Inter PA lo reflejó en la Copa Confederaciones donde, pese a no ser diferencial en acciones concretas que definieron partidos, sí fue muy plausible su sacrificio y solidaridad para ejercer presión y retrasar su posición en beneficio colectivo. Argumentos que gustan al técnico portugués y argumentos que no parece ver en similares condiciones en Mata, que ya tuvo un rol parecido con Villas-Boas unos meses antes de que Di Matteo y Benítez lo liberaran (aunque Juan pensará que ni siquiera ha podido demostrar si él puede ofrecer esa misma versión menos ofensiva y más colectiva).

Si recordamos la últimas versiones o planteamientos ejercidos por Mourinho en su andar por Inter de Milan, la similitud es máxima, pues cuando lograron levantar la Champions de 2010, Goran Pandev, Diego Milito, Samuel Eto'o y Wesley Sneijder, eran los que rotaban en esas posiciones. Todos estaban obligados a un desgaste adicional en presión, incomodidad del rival y búsqueda de posesión en zonas de influencia ofensiva, lo que acabó siendo una de las armas más fiables para su posterior éxito. Curiosamente, aquél Etoo que ahora ha repescado para su Chelsea, actuaba como extremo con enormes responsabilidades defensivas y lejos del área. Aquél Pandev sostuvo más que nunca su perfil batallador. Aquel Milito acabó siendo el gran icono de gol que los neroazzurri ansiaban. Pero sobre todo, aquél Sneijder mediapunta, enganche, o tre-quartista, fue el MVP de la Champions y mostró el mejor nivel jamás exhibido en su carrera. Cuatro ‘guerreros’ que generaron un sistema brillante al que ahora Mourinho parece estar deseando recurrir.

Un modelo que le identifique nuevamente y que le permita situar a su plantilla nuevamente entre las de mejor rendimiento global, muy por encima de cualquier rol individual. “Siempre está empujando al máximo a sus jugadores para hacer progresar a cada jugador con lecturas hacia lo colectivo. Juan tiene que adaptarse y buscar su partitura”, dijo Steve Holland, ayudante de Mourinho. Mata siguió cauto, no presionó ya cuando en verano empezó a quedarse fuera y a notar un distanciamiento que, en año de Mundial, con 25 años y experiencia contrastada en cualquier escenario, puede frenar sus aspiraciones. Volverá a luchar, a pelear su puesto, a buscar minutos sin conquistar a los polémicos y a reivindicar en silencio su lugar donde le pertenece. Stamford Bridge lo tiene claro: Mata belongs on the field.

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