Milan: 'Allegrias' las justas
Será el rival del Barcelona en la Champions League

El Barcelona se medirá con el AC Milan en los cuartos de final de la presente edición de la Champions League. Maxi López, Zambrotta, Van Bommel e Ibrahimovic volverán a pisar el Camp Nou y los aficionados de todo el mundo se preparan desde ya para disfrutar de un choque entre dos colosos del fútbol continental en lo que supone el duelo más espectacular que deparó el sorteo de cuartos de final.
El único superviviente italiano en competiciones europeas es el cuadro lombardo, y es que cabe recordar que AS Roma y Palermo ya cayeron en la previa de Europa League ante los 'terribles' Slovan Bratislava y Thun, la Lazio fue humillada en dieciseisavos por el Atlético, mientras que Udinese, Napoli e Inter han sido eliminados esta semana en los octavos de final ante AZ, Chelsea y Olympique de Marsella respectivamente.
Esto no hace otra cosa que evidenciar que el fútbol italiano atraviesa tiempos difíciles, con una lenta y constante pérdida de prestigio que se agudiza por momentos. Buena prueba de ello es que el último campeonato italiano seguramente no lo ganó el mejor, lo ganó el menos malo. El Milan de Allegri se llevó un Scudetto con un juego descafeinado e insulso. Para ello tuvo bastante con acudir a la pegada del trío integrado por Robinho, Pato e Ibrahimovic, a la solidez defensiva de Thiago Silva y al buen desempeño de un Clarence Seedorf, que parece haber pactado con el diablo para llevar la vejez con mucha más dignidad que otros colegas de generación.
El Milan es un equipo ciertamente extraño. Es cierto que es líder en la Serie A con cuatro puntos de margen, pero debe puntualizarse que la inoperancia y la mala fortuna reciente de la Juventus han ayudado mucho a crear ese colchón en “la clasifica”. Allegri es un entrenador un tanto tibio y poco amigo de los excesos, prioriza el orden de una manera ciertamente cuestionable en según que casos y tiene el beneplácito de los resultados y de la irregularidad de sus rivales domésticos. Nunca un apellido fue tan incongruente con su mentalidad futbolística. Allegrias las justas.
Esta temporada, el equipo milanista sigue el mismo patrón. Orden y pegada. Pocos alardes y una solidez que le permite comandar en Italia. Los excesos son exclusividad de Zlatan Ibrahimovic quien probablemente está firmando la mejor temporada de su carrera. El sueco es un huracán con zapatillas de ballet. Ibra es un genio, y como tal, un loco. La poca fineza de sus declaraciones y actos se contraponen con la exquisitez de su tobillo y su talento innato.
No se puede negar que este Milan está en cuartos de final sin que nadie le haya regalado nada, apeando al Arsenal en la instancia previa tras un memorable partido en San Siro (4-0). No obstante, su grupo de primera fase fue muy asequible de cara a obtener el pase (BATE Borisov y Viktoria Plzen fueron sus rivales) y su primera parte del Emirates fue lastimosa y cerca estuvo de costarle la eliminación.
Las dudas sobre el equipo son serias y razonables. No tanto en cuanto a su rendimiento como a la fórmula. Allegri no suele dotar a sus partidos de un ritmo elevado, y debido a su perfil de futbolistas -trabajadores y veteranos- difícilmente puede aguantar un tête-a-tête por la posesión, del mismo modo que cuando el choque deviene en un correcalles ante rivales de entidad tiene las de perder. Allegri basa su juego en algo tan sencillo como es que ocho tipos, y a veces hasta nueve (Emanuelson y Boateng corren como el que más) defiendan, muerdan y recuperen, para acto seguido dar el balón a los dos o tres compañeros de vanguardia (Pato, Robinho, Ibra, etc…) y definan a la contra o bien esperen la llegada de los proletarios de la segunda línea (KP Boateng y Nocerino son los más habituales a la cita con el gol). Cuando en tus filas cuentas con un talento del calibre de Zlatan Ibrahimovic esa fórmula te puede dar éxitos a nivel doméstico. Puedes lograr un Scudetto (2010/11) e incluso puede que repitas éxito (2011/12?).
Ahora bien, el AC Milan necesita algo más que esto para eliminar al FC Barcelona. En los dos partidos de la primera fase el conjunto culé fue netamente superior al club lombardo. En el 2-2 del Camp Nou el Milan optimizó de forma milagrosa sus dos acercamientos al área, mientras que en San Siro cedió por 2-3 en un espectacular y epiléptico partido.
Abbiati es un portero sobrio pero ni es santo ni va camino, la defensa vive de la solidez y la inteligencia posicional de Thiago Silva (quien podría vestir de azulgrana la próxima temporada), los laterales flojean y Mexès igual está que no está.
En la medular, Allegri opta por alinear al batallón de limpieza, y allí podemos encontrar a un elenco de recuperadores como Van Bommel, Ambrosini, Muntari, artesanos de la leña y el trabajo abnegado, dejando la doble función de sacrificio y llegada para Nocerino (enorme temporada la suyo firmando 9 goles y apuntando a la Squadra Azzurra) y el ghanés Kevin-Prince Boateng (8 goles, la mayoría de bellísima factura).
Arriba, Zlatan Ibrahimovic hace y deshace como le viene en gana. Es el amo del corral, y actualmente es el tirano dominador de la Serie A. Pato, Robinho, El Shaarawy y Maxi López rotan en el acompañamiento (con mayor o menor acierto y regularidad), pero siempre supeditados a la referencia del sueco.
Este es a grandes rasgos el AC Milan. Un equipo que quiere asentarse en Italia para volver a reinar en Europa, no obstante, teniendo en cuenta la entidad del rival, parece ciertamente complicado que pueda estar en Munich.
Guardiola manifestó que no quería al AC Milan en los cruces, él sabrá los motivos. En mi opinión el conjunto lombardo es un buen rival para el cuadro culé. Es un equipo que estimula por su caché y que más allá del deslumbrante Ibrahimovic tiene unas carencias muy importantes en defensa y en la creación.
Al igual que aconteciera en el itinerario de 2006, la final de la Champions League pasa por San Siro.
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