Carles Aleña y el futuro
Carles Aleña dejó el Barcelona para arribar al Betis. Un jugador que posee condiciones que necesita de una plataforma para impulsarla.
El fútbol tiene muchos elementos que favorecen al crecimiento de un jugador. Uno de esos es la estabilidad. Las construcciones técnicas y conceptuales llevan a los equipos a crecer deportivamente y los jugadores no están exentos de esto. Es el biotipo de un jugador lo que hace perfeccionar una institución. El Barcelona vendió hace poco a Carles Aleña. Canterano, que mostro pinceladas de fluidez, conservación de la pelota, movilidad, recepciones que aceleraban la jugada. Dinamismo para conducir, trasladar. Claro. El tiempo necesita ser aliado del talento. No todo se madura al tiempo que lo indica la demanda marketinera.
Aleña tuvo pasajes en el Barcelona donde demostró grandes facetas de juego, de funcionamiento, de juego de posición. Sin embargo, no tuvo muchas posibilidades para poder tener continuidad en su rendimiento. Es por eso que viajo a Betis a buscar un proceso formativo en un espacio donde las obligaciones y las presiones son de menor calibre.
Es de esta manera, que esta la disyuntiva de los pergaminos que mostrara Aleña en Sevilla. Por lo pronto esta la sensación, de que puede ser un jugador reductor de obligaciones a sus compañeros. Esto es lo que tiene estos jugadores. Su forma de intervenir, permite que sus otros compañeros tomen otras funciones, otras ubicaciones, otras alturas del campo. Lo importante siempre radicara en la adaptación del jugador dentro de un esquema, dentro un sistema.
La confianza puede ser un espaldarazo sumamente importante para proyectarse como jugador y ser de resorte para mostrar sus virtudes. Aleña ha mostrado algunos destellos y cierto ADN culé. El tiempo y el contexto dirá si se construye sobre esa buena madera. Porque los jugadores necesitan de alguien externo que le maximice las posibilidades de juego.