River: entre el frenesí y la paciencia
River perdió contra Flamengo una final que la tenía a tiro. La idea de redefinir la situación física es sumamente importante. Desglosemos.


Luego del partido entre Flamengo-River, hubo un leitmotiv que resonó en varias voces y escritos, relacionado al capital físico del conjunto dirigido por Gallado. Una referencia a la perdida y disminución de su combustible con el correr del encuentro. ¿Es cierto?, ¿no es cierto?. En este articulo la idea será mostrar un abordaje mucho más amplio de como un equipo se desenvuelve con sus reservas físicas a lo largo de un partido de futbol.
Es evidente que el primer tiempo de River fue un acto a base de kilómetros recorridos, unido a conceptos que beneficiaban los trayectos realizados de los jugadores: reconocer donde, cuando y como desplazar la presión y a partir de esa identificación, generar un pressing colectivo, compuesto por la primera línea de presión y por coberturas. La relación poseedor-receptor del conjunto brasileño no funcionaba, porque River la orientaba a un embudo y le reducía su margen de maniobra. En ese aspecto, poco se puede decir que los de Gallardo estuvieron mal físicamente. Todo lo contrario: la estabilidad y la constancia en la reproducción de esfuerzos reiterativos, junto con fundamentos defensivos, fue de una disciplina que avasallo a Flamengo, que no pudo crear secuencias de pase.
Ahora bien, me dirán que, en el segundo tiempo, en el último tramo del partido, a River se le acabo el reservorio físico. Claro, sí. Pero no fue por arte de magia. Sino porque River así lo quiso. Decidió apelar al vértigo, el aprovechamiento del mediocampo como medio de transición, más que al manejo de los ritmos, la conservación de las velocidades, al descanso a partir de lo que provoca las decisiones cerebrales. Es difícil juntar líneas, estar cohesionados, cuando la idea esta planteada en ir hacia adelante con precipitación. Es así, que hay momentos donde la dosificación es una herramienta muy favorable para generar estímulos colectivos, detectar que mi compañero esta cercano a mi y no aislado, de que el partido, desde otro registro, sigue teniendo sensaciones colectivas.
La mutación, la recepción, la intuición de reconocer que es lo que esta pasando en un partido es sumamente rico. Y River decidió llevar a cabo un solo libreto. El ir a por todo, todo el tiempo. Y en ese contexto, dejo de dominar las situaciones de juego, libero carriles y los recorridos se hicieron más extensos, generando desgaste en los jugadores, que veían como las distancias a recortar eran cada vez más grandes y largas.
Por eso, es muy importante tener la clarividencia de que hay momentos del partido donde se necesita de una reconversión. Reconversión ligada a la conservación de la pelota, a bajar el ritmo del partido. Esa reconversión que aún no la tiene adquirida dentro de su ADN. Es un equipo mucho más frenético, que pensante. Por eso las convicciones no son fijas, sino que todo el tiempo hay que interrogar a las mismas, para seguir evolucionando. Claramente, todo esto hablado desde el diario del lunes, en un deporte como el futbol, donde no existe la lógica y la razón.