El periodismo es no. Si no, no es periodismo

River le ganó a Boca por 2 a 0. Pero lo remarcable es cuando se habla poco del juego y si de lo periférico y lo lateral. Analicemos. 

Se jugo un nuevo Superclásico. Iba hablar del juego. Pero voy hablar sobre periodismo. Vivimos en tiempos donde la opinión publica cada vez tiene mayor impacto. Un gesto, una mirada, un hecho extra futbolístico rápidamente se transforma en un show mediático. Una simple decisión, un acto natural del ser humano o una decisión inclusive correcta es distorsionada por la polémica, el odio, las posiciones extremas, el recelo, etc. Es ahí, donde el juego pasa a un segundo plano. La agenda, nos lleva a pensar que lo vendible es aquello que produce demanda. Y es ahí donde el ruido proviene de las habladurías, de lo anecdótico, y no el partido realizado.

Las conferencias de prensa tienen mucho de esto. Hay un escenario montado que no se corresponde con el contenido del envase. Un envase que da la sensación de que allí se esta montando algo importante, donde hay cámaras, donde hay gente que se agrupa en un mismo lugar, donde hay grandes expectativas de lo que sucederá. Y cuando llega el momento, se configura un plano de saturación indagatoria. Donde no se amplía nuevos horizontes. No hay algo que se corra de los papeles, que tenga la inquietud de la pregunta que mueva el estante del protagonista. Hasta inclusive el mismo protagonista, juega los mismos intereses del medio.

Allí se producen momentos de poca beligerancia. Donde da la sensación de que la agenda marca el concepto de usos y gratificaciones. Concepto que busca el significado a partir del “hay que dar lo que quiere la gente”. Partiendo de este término, se reproduce la subestimación al público y el periodista se ubica en una figura de pereza, donde no existe el acto artesanal. La voluntad artesanal de conocer sobre el estado de cosas, cuestionar el status quo, el incomodar-no en sentido peyorativo- con planteamientos que hagan profundizar sobre lo no hablado, lo escondido, lo olvidado.

Hay que decirlo: el periodismo es un acto literario. Uno cuando hace literatura, no busca sus certezas, sino que va descubriéndola. Esto pasa cuando el periodismo se hace desde la inquietud y no desde la quietud. Cuando el periodismo se configura desde el punto de la ingenuidad, es ahí donde aparece el juego. Y el juego lúdico no es algo banal. No. Cuando uno juega con lo que hace, es donde crea, se auto indaga, escucha, baja del Olimpo, tiene la virtud de desconocerse, de martillarse con sus propias contradicciones.

El periodismo tiene que ser subversivo. El periodismo es no. Si no, no es periodismo.

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