La evolución de Dani Olmo
Ponemos la lupa en uno de los jugadores españoles con mayor proyección a nivel ofensivo. Un atacante delicioso y una calidad tremenda
El fútbol les exige a los intérpretes vivir en una constante evolución para poder competir con el día a día. Mejorar en cada registro individual para convertirse en un jugador global, ese que puede ser importante en cada uno de los renglones del terreno y en cada fase del juego, donde te terminas convirtiendo en un jugador dominante a partir de lo que generas tú mismo y el impacto que tienes en lo que te rodea. Ese proceso de crecimiento es el que vive en este momento Dani Olmo, una de las últimas estrellas proveniente de La Masia y que hace vida actualmente en el Dinamo Zagreb de Croacia.
Dani Olmo (1998) es un atacante con una técnica limpia y de verdadero genio. Tiene una habilidad natural para eludir rivales a partir de sus gambetas cortas y a partir de su cambio de ritmo, un factor que lo convierte en un agitador constante cuando recibe la pelota. Cada vez que la tiene en sus pies sabes que algo va a pasar porque puede resolver llevando a la pelota al área rival o lanzando un latigazo de larga distancia.
Pero, más allá de todo lo antes mencionado, el español se ha transformado en un atacante completo que, más allá de generar a partir de sus cualidades diferenciales, ha comenzado a tener un impacto mucho mayor en el juego. Sus movimientos a favor de la progresión de equipo en el terreno de juego, su participación en la circulación de la pelota a partir de sus movimientos para activar zonas claves y su buena toma de decisiones en cuanto a saber hacía donde tiene que ir a la jugada, nos muestra a un futbolista que ha logrado madurar a una edad muy temprana y que está capacitado para interpretar que es lo mejor para su equipo en cada momento.
Cada acción suya tiene consigo una decisión previa que potencia el funcionamiento colectivo de su equipo. Dani Olmo, pese a tener todavía mucho que aprender en cuanto a la velocidad que le imprime a cada ejecución porque más allá de su precisión, acelera todo de una manera vertical rasgo que viene a partir de ser un atacante y no un mediocampista. Pese a tener tan solo 21 años, y mucha carrera por delante, Dani Olmo está viviendo un proceso de crecimiento que, si se mantiene en su estado natural, nos podría llevar a ver a uno de los mejores futbolistas del mundo en un tiempo, lo que significa para España un verdadero plus competitivo en los años venideros.