Van Dijk: defender también es un arte
El Liverpool salió campeón de la Champions League. Uno de sus pilares fue Van Dijk. Desandemos su influencia y sus virtudes.


El Liverpool y el Tottenham empataban 1 a 1 en Anfield, por la jornada 32 de la Premier League. El conjunto Reds estaba luchando por el campeonato de forma titánica con el Manchester City de Guardiola. El resultado no lo beneficiaba y en un momento los Spurs lanzaron una transición de defensa a ataque comandada por Sissoko. Ahí se produjo un duelo individual con Van Dijk. Cuando uno se encuentra en esos escenarios, el engaño también configura una situación de arte para el defensor. Eso es lo que hizo el defensor holandés: lo fue llevando a una trampa a Sissoko. Nunca se venció, lo temporizo, lo oriento, le fue reduciendo margen de maniobra, lo fue llevando a hacía el lugar menos beneficioso para el jugador del Tottenham.
Cuando arribo Klopp al Liverpool, el equipo fue obteniendo señales de autoestima. Mejoro en su plataforma de juego para florecer las condiciones de sus jugadores. Sin embargo, todavía tenia baches, no era continuo en el juego, perdía estabilidad y consistencia, caía en pozos de desatención. Y mantenerse en el tiempo, te lo emana el juego. Ante ese panorama, llego Van Dijk. Y a la par del defensor, nacido en Breda, fue también creciendo el Liverpool a través del codo con codo, de lo colectivo, del hacerse piña.
A esa inestabilidad defensiva que poseía el Liverpool, le fue agregando concentración, solvencia y respeto de las posiciones. Van Dijk doto de anticuerpos al esquema del Liverpool. Le suministro conceptos, técnica, mentalidad y físico. A traves del holandes, pudimos denotar la virtud de generar el primer pase y lanzar pases efectivos para romper la línea de presión del rival, los anticipos a 40 metros del arco y el marcaje hacía adelante, el reconocimiento que implica la especialidad de marcar el área propia, los duelos ganados en el uno contra uno, las vigilancias de los espacios, la ejecución de coberturas y cooperaciones defensivas, el timing y la reserva corporal para captar los envíos largos.
Sumado a estas virtudes individuales, se le agrega el entendimiento colectivo. Cuando el Liverpool detectaba las presiones altas, tenía las antenas bien prendidas para acompañar la presión hacia adelante y cuando el rival superaba alturas, comprendía que había que inclinar el campo hacia atrás para encasillarse, recortar las distancias, producir relevos e intercepciones. Y toda esta versatilidad y ductilidad sorprende por su altura. Su estatura de 1,93 metros lleva al imaginario de ser un jugador tosco, con dificultad de perfiles. Pero el fútbol también entiende de contraculturas. Como sabemos, el talento es el talento. La naturaleza es sabia: si serás alto serás alto. Lo que hay que cultivar es el talento. Y Van Dijk nutrió a su juego de posibilidades.
Van Dijk es de esos jugadores que son fichados y que devuelven el dinero desembolsado. El defensor fue llenando al Liverpool de fundamentos defensivos, de aptitud técnica y redujo las mesetas mentales que poseían en antaño. Como digo: defender también es un arte.