“Educa al niño y después nadie se va a encargar de sancionar al hombre”
Rubén Rossi, campeón con la selección argentina sub 20 en Japón 79, nos brindó una linda entrevista, desde su rol de formador.
Las personas tienen sus propias peculiaridades. Características que el que está a la vuelta de la esquina no posee. Distinciones que están emparentadas con el conocimiento, el pensamiento, el área de especialidad. Y la especialidad del personaje de esta nota es la formación de las categorías más bajas del fútbol argentino. Rubén Rossi, que, entre otras cosas, fue coordinador de inferiores en Colon y Unión, y logro el campeonato mundial Sub 20 de Japón del ´79 junto a Cesar Luis Menotti y Diego Maradona, nos marcó una de las pautas que tiende a seguir en su vida: “yo nunca tuve certezas. Jamás tuve la verdad absoluta. Siempre tuve dudas. Y las cosas que creo que son mentiras evidentes, las trato de demostrar”. Una nota donde nos sumergimos en sus creencias, ideales y cuestionamientos, donde la pasión y la vocación del formador va más allá que solo abrir una puerta y mirar desde afuera.
Estas participando de la Escuela de entrenadores de Menotti… ¿Cuáles son los requisitos que debe tener un formador al estar al frente de infanto-juveniles?
Lo mas importante es el conocimiento y la vocación. Hay que tener un gran amor por el juego, una vocación muy fuerte por la formación, tener una gran sensibilidad y poseer un gran conocimiento del juego. Yo creo que se a desvalorizado mucho en ese sentido lo que es la formación del futbolista. Parece que nos hemos olvidado de lo más importante: de formar jugadores. En todos los aspectos. Eso incluye su lado humano y su aspecto futbolístico. Nosotros no podemos sacarnos la responsabilidad de que un joven a partir de los 13 o 14 años aprenda a jugar al futbol. Terminamos haciendo cosas que poco tienen que ver con lo pedagógico, como sancionar a un jugador, que, si le va mal en la escuela, no juega. Y eso lo hace cualquiera. Cuando un chico arriba al futbol, esta esperando a que alguien lo ayude a mejorar. Y esa es la gran responsabilidad de los formadores. Y en el futbol infantil, hay que tratar de que el niño aprenda por el único maestro que tiene, que es el juego. Y el ayudador, como me considero yo, debe tratar de armar juegos metodológicos, sustentado en el futbol y en otras actividades, que le permitan al niño desarrollar los fundamentos, la técnica individual dentro de un contexto futbolístico y que a través de eso aprenda a jugar a la pelota y que entienda lo que va sucediendo dentro del campo.
Decís que la primera fase que debe tener el niño es el juego. Pero esa primera fase se fue degradando, porque la calle cada vez mas se ha alejado de su lado educativo. ¿Cómo se puede compensar esto?
A ver… yo uno de los puntos de porque me hice ayudador y no entrenador de primera división, es porque a mi en un momento me desvelo algo. ¿Qué fue lo que me desvelo? Una vez me puse a pensar: “¿Cómo un chico de un barrio humilde, de una ciudad, que jamás jugo en divisiones inferiores, llego a ser subcampeón de juveniles en Uruguay, campeón del mundo de Japón, campeón preolímpico con la selección del interior en Colombia, nominado a los Juegos Olímpicos de Moscú?”. Y siempre el gran desvelo mío fue tratar de encontrar donde nace el talento del futbolista argentino. Desde ese lugar, yo creo que, en épocas anteriores, cuando yo iba a un club, a mí me hacían hacer actividades físicas. Los entrenadores eran muy inteligentes, los viejos entrenadores de esa época. Ellos sabían que la parte técnica yo ya la había cubierto en el barrio. Porque yo estaba 5 o 6 horas con la pelota. Como eso cada vez existe menos, hoy si encima, tras que el chico no se divierte jugando en la calle, si las dos horitas que va al club, en vez de jugar al futbol, le hacen hacer actividades que nada tienen que ver con el juego, que alguien me diga dónde va aprender a jugar.
¿Y el potrero tiene su metodología?
Si. El potrero tiene una metodología, tiene un modelo, sustentado en el rondo, como lo llaman ahora. En los entrenamientos específicos que antes se hacían pateando al arco, cabeceando en pareja. En el juego de 5v5 en espacios reducidos, porque no había 22 pibes para jugar. Esto se fue dejando de lado, en reemplazo de un modelo analítico, que no produce nada, no mejora nada. Es como decía Daniel Barenboim: “una pieza musical no se puede desglosar en unidades pequeñas para después volverlas a juntar”. No funciona así. El futbol es lo mismo. El futbol es un juego donde aprender a jugar a la pelota, se aprende jugando con los compañeros, con los amigos. La mejor herramienta pedagógica que existe, lo dicen los grandes pedagogos, empezando por María Montessori, es el juego. Que alguien me explique a mí, porque en el futbol, en las áreas infantiles, es donde menos se utiliza.
También dentro de ese modelo analítico esta sobreexplotada la cultura del trabajo…
Claro. Yo lo único que escucho hablar en los últimos años es de trabajo, trabajo, trabajo. Y el maestro Peucelle, uno de los grandes maestros de futbolistas en River, tiene una frase que es mi leitMotiv en ese aspecto. Dice: “El futbol puede ser un futuro trabajo al que se llega jugando. Y se pierde, si se empieza trabajando”. Y yo lo que escucho, es que hablan de trabajo. No solo en las categorías inferiores, sino también con las infantiles. Hemos llegado a considerar una catástrofe de que se pierda en las divisiones infantiles. Detrás del resultado, muchas veces nosotros escondemos nuestras incapacidades como formador. Porque el resultado pareciera ser que nos da chapa de “ganadores”, “de grandes formadores”. Y estoy cansado de ver futbolistas, de futbol infanto-juvenil, que fueron campeones en las divisiones inferiores y jamás llegaron a nada. Y, por el contrario, puedo nombrar con nombres propios, muchos jugadores de Colon o de Unión, que jamás ganaron nada. No fueron campeones, ni subcampeones. Ni de octava, ni de quinta categoría, ni de nada. Alario, German Conti, Matías Donnet son algunos ejemplos. Y, sin embargo, han llegado a lugares importantes. Entonces, formación y resultado deportivo nunca van de la mano. No tienen nada que ver.
Dentro de esa cultura del trabajo... ¿se suele confundir la cantidad con la calidad?
Entrenar más, no quiere decir entrenar bien. Una vez hablando con Fernando Signorini, me decía que, a Carl Lewis, el velocista, le preguntaron cuantas horas por día entrenaba. Los que preguntaron esperaban que dijera que entrenaba 40 horas. Pero la respuesta fue que entrenaba entre 40 o 45 minutos. Que cuando ya no tenia mas ganas, se iba. “Yo perfecciono mi técnica de salida, porque mi velocidad es natural”, decía. Entonces, detrás del trabajo, de la utilidad, que es uno de los elementos que destaca la sociedad capitalista y que se vive en todo el mundo, haciendo una apología del sacrificio, parece que los jugadores tienen que sufrir. No, los jugadores tienen que jugar. Y cuanto mas entiendas el juego, mas rendimiento vas a tener. Y hay que entender que juego y trabajo son cosas distintas. Yo juego profesionalmente, pero juego. El arte implica disciplina. El talento solo, no es el final, es el principio. Desde el talento podemos armar un futbolista. Pero siempre con la idea de que el niño se inicia jugando y hay que acompañarlo.
¿Hay deserción cuando se sufre en el futbol?
Las mayores deserciones se dan en la adolescencia. Por ejemplo: yo llevo a mi hijo Santino a los 7 años a jugar al futbol. 3 veces por semana tenia que entrenar y los fines de semana, jugar. Con la obligación de ganar y entrenar los 3 días, porque si no el fin de semana no jugaba. Y en las vacaciones iba a jugar torneos, que también tenía que tratar de ganar. Porque hay que crearle el “espíritu ganador”. A los 15 años, hace 8 que hace esto, es un veterano de mil batallas. Se canso. Lo agobiamos. Se va. Entonces ahí se ve la importancia del juego. El juego es la felicidad, lo libérrimo, es la alegría. Con eso se emparenta el juego. Es el aprendizaje por medio de la felicidad, del desparpajo. Por eso los que nos emocionan son los que juegan. Ortega me emocionaba. Puedo aplaudir el sacrificio, pero lo que me va a emocionar a mi es el talento.
Además, el formador debe tener como objetivo de que el juvenil salga mejor de lo que era…
Eso es lo ideal. Lo que tiene que detectar rápido el formador es cuales son los puntos débiles y cuales son los puntos fuertes del chico. Entonces, el objetivo es tratar de disimular las cuestiones débiles y tratar de potenciar lo fuerte. Yo siempre me guio por un cuento que escuche una vez. Que es un poco mi metodología presuntuosa de trabajo. Viene un padre y le dice a un amigo: “¿viste mi pibe? Se saco un 1 en matemática y un 10 en dibujo. Entonces fuimos y contratamos a una maestra particular en Matemática. Y el amigo lo miro y le dijo: “¿y por que no le contratas uno en dibujo?”. Hay que potenciar las virtudes. No pretendamos que Riquelme tenga la dinámica de otro jugador, porque no sería Riquelme. Y Riquelme, fue uno de los grandes futbolistas del futbol argentino. El jugador juega y desarrolla su juego con las herramientas que la naturaleza le dio. Y a cada presunto defecto, florece una virtud. El que es lento físicamente, se vuelve rápido con la pelota. El que es pequeño y no puede competir físicamente con los demás, se sirve del engaño. Entonces, a cada defecto, le florece una virtud. La tarea del entrenador es detectar eso rápido y potenciársela. No pedirle cosas para lo cual, ni la naturaleza, ni los padres, ni nadie lo dotaron.
Eso se vio con los bajitos del Barcelona que zafaban del contacto físico…
Exacto. Uno como formador no debe formar jugadores para chocar. Los que saben jugar, cuando chocan es accidentalmente. Acá lo que se busca es que vos me choques lo menos posible. Porque a la medida que vos me choques lo menos posible, yo voy a tener más posibilidad de resolver con éxito las acciones de juego. Yo voy a tratar, desde mis condiciones futbolísticas, de que esa situación de roce no se provoque, porque de niño aprendí a eludir. Desde niño supe. Yo de niño supe que no iba a poder competir con uno que me superara en físico. Pero me fueron floreciendo herramientas que aquel que tiene gran físico no le van a florecer nunca. El tipo que desde niño aprende solamente a usar la velocidad, que tira la pelota adelante y le gana al otro porque es menos veloz, después si esa sola es su condición, se queda estancado en eso. No llega a ser un jugador de elite, si nadie le explica en que lugares se acelera, en que lugares se juega mas lento, si no le demuestra al enemigo lo que el enemigo teme permanentemente, si todo lo hace a 200 km por hora porque es veloz, si no sabe utilizar sus condiciones en beneficio del espacio-tiempo.
Por eso la formación debe ser individualizada, porque cada jugador tiene su singularidad…
Absolutamente. Por eso digo: hay que detectar rápido y no hacer entrenamientos masivos para todos. Yo lo que busco es recrear escenarios para que el jugador desarrolle su habilidad. Claro está, de que se puede involucrar al defensor en situaciones de definición para que sepan que es estar en ese momento. Pero yo lo que tengo que saber es que el defensor es defensor. Y que la primera cualidad que debe tener es la de defender. Y que la segunda cualidad que debe tener es un excelente primer pase porque los primeros marcadores centrales son los que mejores posibilidades tienen de habilitar al compañero y de construir el juego desde atrás. Entonces, si yo no me fijo en eso y mi único objetivo es ganar el sábado, estamos complicados. Si los días que entreno, pierdo dos haciendo jugada preparada y enseñando otras cosas de forma excesiva, el jugador no sabrá después las necesidades que van surgiendo durante el juego.
¿Y que busca cuando entrena los aspectos defensivos de un defensa?
Yo recalco que los defensores jueguen en zona. Porque los centrales jugando en zona, un rato uno es stopper y el otro es libero. Y de la otra forma, cuando van hacia el otro lado, el que era stopper es libero y el que era libero, stopper. Entonces si el día de mañana queres jugar con libero y stopper, sí señor. Pero si es al revés, y en las divisiones inferiores, uno se determina como stopper y el otro como libero, cuando venís vos y queres jugar en zona no podes hacerlo. El stopper no está acostumbrado para jugar como ultimo hombre y el libero no esta acostumbrado a marcar a nadie. Entonces ninguno de los dos puede jugar ese sistema. Entonces buscamos formar jugadores con las mayores herramientas posibles para que el técnico de la primera no se tenga que romper la cabeza con múltiples sistemas tácticos porque los jugadores no saben patear al arco, no saben cabecear, tienen problemas para recepcionar la pelota. De eso se trata: que los jugadores tengan la capacidad de percibir, analizar y ejecutar una acción. Si manejan el espacio, el tiempo y el engaño, ya está. Después podés jugar tácticamente como quieras. Pero yo no puedo hacer pasar a los jugadores y que otro entrenador les diga que van a jugar de muchas formas y al mismo tiempo no saben dar un pase o hacer un control.
¿Qué rol juega ahí la versatilidad?
La versatilidad se tiene que ver arriba. No abajo. Porque de abajo al hacerlos tan versátiles, no lo haces especialista en ninguno. Primero para ser un polifuncional, tenes que ser especialista en algo. Porque entonces sos un mediocre en todos los puestos y no sos bueno en ninguno.
¿De qué manera conceptualizas al futbolista?
El futbol tiene conceptos universales. Es como el tenis. La raqueta no se agarra como yo quiero, tiene una forma. En el futbol, hay que buscar potenciar los conceptos simples. La pelota no se lleva 40 metros, se pasa. De espalda al arco se juega a un toque. Cuando desbordan, no lo persigas de atrás, metete adentro. Por afuera se distrae, por adentro se define. Entonces la conceptualización del futbolista está ahí. Y ahí no se termina, porque cada formador va aprendiendo conceptos de muchos otros entrenadores que le van enseñando cuestiones que desconocía. También sucede cuando se aprende de los fundamentos del juego cuando se mira a los jugadores. Se aprende mirándolos.
¿Cómo ve la actualidad del formador? ¿Los ve con el amor de seguir recolectando conocimientos? Porque tengo la teoría de que conocer sobre jugadores se conoce a partir de lo experimental mas que de los libros…
Como dijo Dante Panzeri: “De los libros que más aprendí de futbol son aquellos que no hablan de futbol”. El gran libro de un formador es el juego y los futbolistas. Uno se tiene que nutrir de eso, más allá que uno tiene la obligación de instruirse, de capacitarse, de estar permanentemente progresando. Lo cual no quiere decir que hay que manejar cualquier información idiota que nos llega. Hace muchos años atrás decían: “el que tiene la información, tiene el poder”. Hoy lo que yo digo es: “el que decodifica la información, tiene el poder”. Porque hay mucha. Entras a internet, pones “entrenamiento” y hay miles. La pregunta es: ¿Por qué lo queres vos?. Colocas “100 entrenamientos de Guardiola”. Esta bien, pero yo entreno juveniles. Yo hago otra cosa. Una vez a Albert Camus le preguntaron que pensaba sobre los franceses. Él es argelino. Y respondió: “No sé. No tengo la suerte de conocerlos a todos”. A mi no me gusta hablar en general. Porque hay muy buenos formadores, que trabajan muy bien. Pero hay un numero muy importante, que no aspiran a formarse porque el objetivo que persiguen es llegar a primera división. Y toman las inferiores como trampolín para llegar a primera, quede en el camino quien quede.
¿Cómo llevar un proceso pedagógico cuando el proceso en si mismo es seleccionar aquellos jugadores que van a llegar a primera división y aquellos que no?
Para que Alario llegue a primera división, yo aparte 200 jugadores. Pensemos otra cosa. Se empieza el trabajo con el pie cambiado. Porque si decimos que, de 100 jugadores, llegan 2 a primera, vos tenes que trabajar para esos dos, pero mucho más para el resto para que se puedan insertar en la sociedad y no queden relegados.
¿Qué papel juega la educación en esa inserción en la sociedad?
Fundamental. Importantisimo. Que el joven y el niño vayan a la escuela. Pero es responsabilidad del Estado. Porque es fácil después criticar a este chico Centurion, cuando tiene 24 años y lo invitan a comer a un programa de televisión. Pero ese mismo chico, cuando era una criatura y no tenía para comer, ¿Quién se ocupó?, ¿A quién le intereso?, ¿Quién se preocupó?. Entonces, de ese niño, del que no se ocupó nadie, después es fácil criticarlo cuando es hombre.
Es muy difícil administrar la presión, el contexto hostil en el cual convive un chico…
Exacto. Hay chicos con 15 o 16 años, que tienen la presión de tener que resolver la realidad económica de su familia. Uno con 57 años tiene una carga terrible, imagínate cuando tenes 15, no podes crecer a través del futbol y te quedas sin plata para ayudar a tu familia. Es como aprender a convivir con la muerte. Esto está relacionado a lo que pasaba en el Líbano, donde la gente se acostumbro a que exploten bombas, que la bombardeen. Hay estudios sobre esto. Donde la sociedad se adecua a las circunstancias. Ya es moneda corriente. Ese es el problema. Cuando todo se naturaliza. Y después hacen la más fácil, sancionar y justiciar. Educa al niño y después nadie se va a encargar de sancionar al hombre. Pero se administra tanta plata para cosas superficiales y nadie se interesa de donde proviene un chico de juveniles y sus condiciones económicas y sociales.
¿Ahí juega la importancia de entender al sujeto como individuo social?
Es esencial comprender al hombre como sujeto social. Necesitas tener sensibilidad cuando tenes en frente a jóvenes. No se puede disociar eso. Por ejemplo, como formador, yo tengo un chico de un barrio muy humilde y es un jugador brillante. Pero le va mal en la escuela. Entonces, ¿quién soy yo para quitarle a ese chico, la única posibilidad que tiene de salir del estado de indigencia, de pobreza, de miseria, de abandono al que lo sometió la mala estructura social y sacarle el único camino de salir de eso a través del fútbol?. ¿Qué autoridad tengo?. La palabra “Autoridad” deriva de un verbo latino que entre otras cosas significa “dejar crecer”. Esa es mi tarea como formador. Es mentira esa frase: “el que no estudia, no juega”. Lo que hay que armar es una infraestructura, un modelo, bolsas de trabajo para familiares de los niños con problemas económicos, asistentes sociales, integrar cuerpo de docentes y psicólogos para que apoyen a los chicos, etc. Pero todo eso viene de la raíz. En pedagogía hay algo que se llama: Anclaje pedagógico. Si el chico no estudio, si en la casa no lee, jamás en su vida agarro un diario y además está en situación de pobreza, es muy difícil que yo venga y te diga: “bueno ahora haceme una monografía sobre Saramago”. Porque no lo tiene asimilado desde la base de su crecimiento. Entonces es un proceso de formación donde el compromiso y la conciencia debe ser colectiva.
¿Y en ese aspecto como se lleva el jugador entre la educación y el jugar?
Howard Garner hablaba de esto cuando explicaba las inteligencias múltiples. Hay diferentes inteligencias: inteligencias lingüísticas, inteligencia literaria, inteligencia cinética, inteligencia matemática, etc. A partir de esto, hay algunos discursos erróneos como: “los chicos necesitan ir a la escuela para después aprender cuestiones tácticas”. Yo les puedo decir que Maradona, Housseman, Bochini, Romario o Garrincha no podrían haber llegado a donde llegaron y no se hubieran adaptado a ningún sistema con ese planteamiento. Pero ellos se adaptaron porque eran muy inteligentes en lo suyo.