La evolución de Sadio Mané
El senegalés se dejó de ser un jugador de jugadas, para ser un intérprete del juego y todo gracias al ajuste de Jürgen Klopp

Para entender a un jugador, tanto lo que hace como lo que lo lleva a mejorar, es necesario comprender el contexto que lo rodea. Intentar explicar individualidades sin hacer referencia en el colectivo, dentro del fútbol, es imposible de hacer, entendiendo que en ocasiones el entorno no ayuda al individuo pero este sigue demostrando sus cualidades. Por ello, para entender el rendimiento privilegiado que está viviendo Sadio Mané es obligatorio entender que hizo Jürgen Klopp para que el senegalés se convirtiera, ante el rendimiento más humano de Mohamed Salah esta temporada, en la principal referencia de un equipo que se perfila a pelear las últimas instancias por el título de la Premier League y de la Liga de Campeones de Europa.
Mané, extremo izquierdo dentro del 4-3-3 del entrenador alemán, ha conseguido debido a su gran rendimiento, junto a la caída de Salah, mayor libertad dentro del sistema ofensivo. A final de la temporada pasada, y comienzo de esta, el senegalés era un acompañante con un rol más estático y pegado a la línea de cal del costado. Con poco movimientos internos y con la responsabilidad de generar ganancias constantes en los duelos 1 contra 1 pero, en este último tramo del lustro, Klopp le dio esa confianza para pisar área contraria, ser más agresivo con la pelota en los pies y, así, ser un conjunto más impredecible a la hora de construir ataques y finalizar los mismos.
En el comienzo de la 2018/19, Klopp utilizó el 4-2-3-1 dandole a Shaquiri la oportunidad de convivir con el trio atacante que maravilló a Europa la Champions pasada. Dentro de ese sistema, Mané seguía siendo un atacante fijo, pegado a banda (al igual que el suizo) y siendo finalizador de las jugadas.
Ahora, más cerca de la pelota, y con mayor tiempo con la misma en los pies, Sadio ha conseguido una nueva versión de él que pocos conocíamos. Su velocidad y agilidad a la hora de dejar rivales en el camino, lo convirtieron en un arma punzante a la hora de contragolpear tanto en ventaja como en desventaja numérica pero, en este momento, se ha convertido en un atacante más completo con la inteligencia para gestionar ataques y con la soltura para terminar las jugadas en el área para definirlas. Dejó de ser un intérprete de jugadas, para ser uno del juego, ser un protagonista en la construcción y, para un equipo que está compitiendo por cosas importantes, tener una estrella nivel mundial, es vital. Hoy Mané se codea con los mejores del planeta.