El nueve y medio
Harry Kane, que desde sus inicios parecía tener los rasgos de un nueve británico de antaño, se ha convertido en jugador de toda la cancha.
El fútbol, desde su esencia, ha ido evolucionando paulatinamente con el pasar de los años en pro de construir diferentes caminos para llegar a la victoria. La importancia de generar superioridades en zonas determinadas o sacar ventajas desde algún ajuste táctico puntual, ha llevado a muchos entrenadores a darle múltiples roles a sus futbolistas que puedan, desde algún movimiento o acción, potenciar el funcionamiento colectivo del equipo. Desde la reubicación de piezas para facilitar los mecanismos de salida hasta la interiozación de los laterales para generar muchas sociedades por dentro, son solo algunos ejemplos de lo antes mencionado pero hay una que destaca por sobre el resto, que tiene como exponentes a nombres como Karim Benzema, Roberto Firmino y Harry Kane, de quien profundizaremos en este artículo.
El nueve y medio, nombre que intenta unificar al término de delantero centro y mediapunta, es un rol más que una puesto dentro del terreno de juego que intenta, desde la libertad posicional, aportar en la construcción de jugadas pero de múltiples maneras que, desde su esencia, son diferentes en cuanto a la ejecución. Nombres como Karim Benzema y Roberto Firmino se destacan por salir de su zona de confort con desplazamientos deliciosos para aportar calidad en la posesión y liberar el área para que sean otros quienes la rellenen. Dicho movimientos generan superioridades en zonas donde el nueve, como diría el periodista argentino Juan Pablo Varsky, no figura en el catalogo de marcas.
El Ariete Del Tottenham Hotspur Ha Evolucionado Debido A La Necesidad Que Han Tenido Sus Equipos De Que Tenga Mayor Influencia En El Juego
Pero nombres como el de Harry Kane destacan desde otros registros que potencian versiones mucho más verticales y directas. El ingles, desde su calidad individual e inteligencia para desplazarse a diferentes alturas del terreno de juego, libera la zona, gana la posición con su cuerpo y, al apenas darse vuelta, puede construir un jugada de peligro con una conducción vertical o con una pase que rompa líneas rivales. A diferencia de los antes nombrados, Kane no tiene un aporte muy significativo en el juego asociado en corto pero, cuando es momento de jugar directo, se convierte en un arma impredecible para los defensores rivales. Un ejemplo claro fue el partido contra en España por la Liga de las Naciones donde, sin hacerse presente en el marcador desde los goles, sus movimientos por fuera del área y sus pases para encontrar a Raheem Sterling y Marcus Rashford fueron la clave para conseguir una victoria determinante en la clasificación al final four de la Liga A.
El ariete del Tottenham Hotspur ha evolucionado debido a la necesidad que han tenido sus equipos de que tenga mayor influencia en el juego. Que no sea un ente desconectado y que se activara solo dentro del área, sino que viviera en constante estado de gracia y que, desde sus principales cualidades, hiciera mejor a sus compañeros. Kane, desde sus inicios parecía tener los rasgos principales de un nueve británico de antaño, se ha convertido en un nueve y medio, un jugador total que, además de aportar una cantidad barbará de goles, ha potenciado el resto de sus registros y que lidera un movimiento de atacantes (liderados por Firmino y Benzema) que solo tengan el área como la referencia final, pero no la única. Un delantero de todo el campo de juego.