Arthur para acomodar el sistema
Arthur se ha convertido en el intérprete que le hacía falta al FC Barcelona de Ernesto Valverde para sentirse más cómodo con la pelota y dominar los partidos.
El asentamiento de Arthur Melo dentro del once de Ernesto Valverde se entiende ante la necesidad que ha tenido el Futbol Club Barcelona (desde la salida de Xavi Hernández aunada a la de Andrés Iniesta la temporada pasada) de dominar los partidos desde el juego de ubicación, es decir, desde el manejo y ordenamiento a partir del control de la pelota. El brasileño cuenta con una capacidad asociativa que lo ha ayudado a compatibilizar con Sergio Busquets y, dándole la oportunidad a Ernesto Valverde de adelantar posicionalmente a Phillipe Coutinho para que se comporte donde mejor lo sabe hacer: cerca del arco rival, además quitándole responsabilidades dentro de la gestación inicial del juego donde no participa de la mejor manera.
Desde el escaño individual, Arhur le ha entregado a Txingurri la variante que necesitaba para dominar los partidos. Su capacidad, como mencionamos previamente, de mezclar zonas para participar en la salida de la pelota desde el fondo en apoyo a Gerard Piqué y Sergio Busquets , y para asentar al equipo en campo rival, cuando sea necesario traducir el manejo en peligro, juntándose con su Coutinho y con Lionel Messi cuando se movilice al sector izquierdo. Su presencia le entrega frescura a las posesiones desde su capacidad para encontrar compañeros en posiciones donde puedan marcar diferencia, desde su posicionamiento para ser opción de pase cuando se necesite darle otra perspectiva a la jugada y desde su habilidad para tocar en corto con criterio. A diferencia de sus predecesores en el puesto de interior posicional desde la salida de Xavi Hernández, él interpreta mucho mejor el juego de ubicación, la relación espacio-tiempo y se relaciona mucho mejor con los intérpretes que tiene a su alrededor. Pero, más allá de lo que aporte individualmente, el brasileño le ha entregado a Valverde el sistema para sobrellevar mejor los partidos y manejar el desarrollo de los mismos en situaciones tanto adversas como positivas.
Con Arthur la apuesta inicial blaugrana ha mutado a una con un mayor control de los partidos y un orden que lo lleva dominar la pelota una cierta cantidad de tiempo en campo rival, a diferencia de lo que se había apreciado en el comienzo de la temporada donde predominaba el descontrol con Coutinho y Ousmane Dembélé acompañando en ataque a Lionel Messi y a Luis Suárez. Pero, pese a contar con intérpretes de mucho menos impacto en el marcador, el Barcelona no ha perdido la convicción a la hora de buscar el arco rival. La velocidad con la que se ataca es mucho menor, lo que termina beneficiando a nombres como Ivan Rakitic y Luis Suárez, quienes no lograban mantener el ritmo que impregnaban el francés y el brasileño cuando intervenían en el juego. El uruguayo, al tener muchos menos metros que recorrer, es más determinante en una zona donde, ahora con un mejor control de la pelota, se le puede conseguir mucho más fácil. La configuración y reubicación de piezas de Ernesto Valverde le ha dado un mayor sentido a cada posesión de la pelota y un orden mucho más criterio en campo rival a la hora de atacar, que viene de la mano con una estructura defensiva mucho más sólida a la hora de recuperar la pelota después de cada pérdida.
La sensación es que la temporada para el FC Barcelona comenzó en aquel partido en Wembley contra el Tottenham Hotspur por la Liga de Campeones de Europa, donde Arhur fue pieza fundamental dentro del sistema de un equipo que, parece que después de mucho tiempo, ha encontrado un sistema de juego