Éder y el final de la Eurocopa más random

No podía acabar de otra manera. La Eurocopa con más extraña de la historia acaba con el gol de un total desconocido. De un ‘9’ llevado por obligación más que por confianza de su entrenador. Un gol que nadie esperaba y que daba la primera Eurocopa de su historia a Portugal, ese equipo que sólo ha ganado un partido sin necesidad de prórrogas o penalties y que quedó tercera del peor grupo de todo el torneo.

Iniesta, Gotze y Éder. Así se han decidido los últimos grandes torneos en las prórrogas. Muy random, demasiado. Porque Éder no es una gran estrella, ni siquiera un gran futbolista de ese segundo escalón mundial del fútbol, tampoco una joven promesa. Es un jornalero que juega en la Ligue 1, para más inri, donde busca resurgir. Pero sólo es una prueba más de que lo extraño se ha hecho protagonista de la Eurocopa de Francia. Lo raro, se ha hecho norma.

Ninguna selección ha brillado más que otra, ninguna gran estrella ha firmado un torneo sensacional, a excepción de Griezmann y Bale, y aún así tuvieron momentos de desconexión. Ha destacado aquello que era excepcional, como la selecciones novatas, más que en ninguna otra Eurocopa (Irlanda del Norte, Gales, Islandia, Irlanda, Albania,…), o aquellas modestas que se han hecho con un hueco en el panorama europeo (Polonia, Hungría, Suiza, Croacia,…). Ha sido la Eurocopa de los pantalones de chándal de Kiraly, del micrófono de Ronaldo, de la maravillosa afición irlandesa, de las decepciones de España, Inglaterra o Bélgica, de las lágrimas de Buffon, Bonucci o Barzagli. Y por supuesto, ha sido la Eurocopa de un himno que quedará para la posteridad del fútbol mundial.

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Pero no ha sido la Eurocopa del fútbol. Todo lo contrario, más bien. Una Eurocopa que concluye con el gol de un futbolista que no entraba en las quinielas de ningún tipo. Ronaldo, Nani, Quaresma, Mountinho, Renato Sanches, Pepe o André Gomes habrían sido héroes más esperados de esta historia, pero es que, esta historia, ha sido de todo menos de los esperado.