Inglaterra: Hodgson, la juventud y el seven-eleven

Analizamos la situación en la que se encuentra la selección de Inglaterra antes de enfrentarse este viernes a la España de Del Bosque

Las épocas pasan. Para todo. Pasan para los movimientos literarios, políticos o artísticos. Pasan las épocas también en los deportes. En el fútbol se ha ido pasando de época en época nombrando a estos períodos con los nombres de los grandes protagonistas o los grandes equipos que deslumbraron al mundo. Pero dentro de estos equipos también hay épocas. Y van pasando.

En la selección del país que inventó el fútbol pasan por una época marcada por las decepciones en las grandes citas. Los ingleses vienen de una debacle total en el Mundial de Brasil 2014 cuando se despidieron del país sudamericano sin lograr una victoria en la fase de grupos donde quedaron encuadrados con Italia, Uruguay y la sorpresa del campeonato, Costa Rica. Se analizó durante muchos tiempos esta gran decepción y la figura del seleccionador, Roy Hodgson quedó muy debilitada. Muchos nombres pasaron por los medios ingleses como candidatos a ocupar el banquillo de la selección de los Tres Leones pero al final la FA decidió continuar con el veterano entrenador. Haciendo así honor a una de las características del fútbol inglés que en la actualidad se está perdiendo, la paciencia con los entrenadores. En Inglaterra se ha hablado mucho de que el gran factor a favor de la continuidad de Hodgson en el banquillo de Wembley es su atrevida apuesta por los jóvenes futbolistas ingleses. Pero así como se le puede tildar de atrevida a esta política, se le puede definir como lógica y necesaria. Porque las épocas pasan para todos, incluso para las grandes vacas sagradas que tenía la selección inglesa entre sus filas. El proceso de transición ha sido lento y costoso pero Hodgson empezó apostando por los jóvenes y esa tenacidad y el mantener su idea firme a pesar de los malos resultados en las grandes citas le han dado un buen crédito como entrenador.

Al igual que ha pasado con los jugadores que colmaban las convocatorias está pasando con el estilo futbolístico de la selección. El proceso es mucho más lento pero se está llevando a cabo y se va por buen camino. Una senda que les puede traer buenos resultados en un futuro a medio-largo plazo. Se está dejando cada vez más atrás la idea de jugar al balonazo hacia arriba y el contragolpe. Es decir, Hodgson se va renovando y poco a poco va dejando su librillo apartado.

El divorcio con el seven-eleven

Igual que a los Gerrard, Lampard, Terry, Ferdinand,…les pasó la época en la selección, al estilo de juego puramente inglés también le ha pasado la época. Del auténtico estilo inglés poco queda, quizás nada. La pureza de la selección se ha ido perdiendo, pero no solo en Inglaterra, también en selecciones tan definidas como la brasileña o la italiana. Roy Hodgson se ha dado cuenta de esto. Lo ha hecho tarde pero ha caído en que no podía seguir utilizando al pie de la letra su libro de estilo y la selección tenía que cambiar. Igual que se dio cuenta de que a Lampard y a Gerrard no les quedaban más partidos que jugar con la selección, se ha dado cuenta de que tenía que divorciarse con el seven-eleven. Entiéndase seven-eleven como el juego que se basa en el pelotazo a los extremos, que antiguamente llevaban los dorsales 7 y 11 para que estos centraran a un delantero grande, fuerte y potente, un “9” referencia. Un delantero centro al más puro estilo británico.

No hay que olvidar que esto es complicado de dejar atrás. Porque este tipo de juego va en la cultura inglesa. Y no se puede ir en contra de la cultura. El fútbol inglés lleva la pasión dentro y un córner o un saque de banda se festejan casi como un gol. Es la herencia del verdadero fútbol inglés que se va extinguiendo. Hodgson se ha dado cuenta de que el modelo del antiguo fútbol británico se ha quedado obsoleto y la selección inglesa ha estado inmersa en un proceso de trasformación para pasar de ese tipo de fútbol a otro. Y es que aún no se sabe exactamente a que va a jugar esta selección, pero lo que es seguro es que se ha pasado al lado de la posesión del balón. Sin perder la esencia del contragolpe inglés, los de Hodgson intentan tener cada vez más el balón en su poder.

Por ello, el partido de hoy ante la selección española es una gran prueba de fuego para este combinado ya que se enfrentarán por primera vez a un rival de similar nivel. El camino hacia la Eurocopa de Francia ha sido brillante en cuanto a resultados pero solo Suiza les ha exigido un poco. Lo demás ha sido un paseo. Y también es importante este partido ante España porque se van a enfrentar al mejor equipo del mudo en términos de posesión. Hasta ahora Inglaterra ha intentado jugar, ser protagonista en el partido, pero España le va a quitar el balón y habrá que ver como se comportan los de Hodgson ante tal situación. Van a enfrentarse a un fútbol muy diferente a lo que se han encontrado en la fase de clasificación.

Los ingleses siguen con su proceso de transformación pero ya se están viendo los primeros frutos en cuanto al juego. A pesar de ello siguen cometiendo muchos errores. Abusan de los pases de seguridad en defensa, les cuesta decidirse cuando salir con el balón controlado. Sobre todo les cuesta pasar el centro del campo y conectar con los jugadores de más calidad del equipos, con la línea de tres mediapuntas que suele poner Hodgson. Ahí está el verdadero problema de este equipo en cuanto a la construcción del juego. Les cuesta pasar la línea divisoria y los verdaderos “jugones” tienen menos protagonismo si pasa esto. El equipo se atasca en el centro del campo pero esté es un problema subsanable, lo positivo es que los ingleses intentar jugar y ser protagonistas del partido.

La apuesta por la juventud

Si se ha podido dar este cambio en la selección inglesa es por la atrevida apuesta de Hodgson por los jóvenes. Era necesario un cambio generacional en Inglaterra y el seleccionador lo ha dado. Poco a poco, sin brusquedades y sin altercados. Primero fue dejando fuera jugadores como Lampard o Ferdinand y acabó el relevo generacional cuando el brazalete pasó del brazo de Gerrard al de Rooney, el líder de esta nueva selección. Todo lo demás ha sido apostar por los jóvenes talentos. Atrevido pero necesario.

Roy Hodgson le ha dado a The Three Lions un aire diferente con la entrada de tanto jugador joven. En esta selección solo dos jugadores están por encima de los 29 años y son los dos líderes del equipo, sobre todo Wayne Rooney, el máximo goleador de la historia de los pross que acaba de cumplir los 30. El otro es el jefe de la zaga, aunque se pierde esta convocatoria por lesión, Phil Jagielka, con 33 años tiene la Eurocopa como su última gran cita. Todo lo demás son jugadores muy jóvenes. Clyne (24 años), Shelvey (23), Wilshere (22) y Kane (22), Sterling (20), Stones y Barkley (21), Phil Jones (23), Delle Alli (19), Eric Dier (21) y así con todos los que están completando las convocatorias con la selección. Se sale de este patrón el portero titular Joe Hart que tiene 28 años y está en una edad perfecta para la portería y el fenómeno inglés del momento Jamie Vardy, máximo anotador de la Premier League que ha explotado tarde, a sus 28 años.

El cambio en estilo no se hubiera producido sin este relevo generacional. El divorcio con el seven-eleven no se hubiera dado sin la entrada de tantos jóvenes llegados de las prolíficas y mejoradas academias inglesas. Ahí está el verdadero secreto de este cambio, en las academias de fútbol del país. Las escuelas se habían quedado atrás respecto a otros centros futbolísticos como los españoles pero durante los últimos años esto ha cambiado y las academias han dado un paso enorme para mejorar. Todos los clubes de la Premier y el Championship han invertido con fuerza en sus academias para volver a darle valor al producto inglés, y lo están consiguiendo. El resultado se observa en la selección. El seven-eleven está enterrado en las academias inglesas donde se les enseña a los jóvenes futbolistas a jugar y ser protagonistas del juego con el balón en los pies. Una nueva forma de enseñar y moldear futbolistas que está llevando a la selección a poder cambiar el estilo de juego y soñar con objetivos más grandes.

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