¿Y si Laporta hubiera fichado a Beckham y no a Ronaldinho en 2003?
Viajamos a una realidad alternativa en la que el inglés no hubiera dejado en la estacada al por entonces presidente del Barcelona
Es 15 de junio de 2003 y Joan Laporta acaba de ser elegido por una gran mayoría como nuevo presidente del Barcelona. Acompañado por su inseparable Sandro Rosell, que se encargará de la faceta deportiva del club, y arropado por la leyenda azulgrana Johan Cruyff, el nuevo máximo mandatario culé quiere llevar a cabo un auténtico 'plan renove' en Can Barça, poniendo punto y final a la etapa Núñez y Gaspart llevando al club al Siglo XXI. Para ello es crucial cumplir una de sus promesas electorales fichando a una estrella de primer nivel como es el inglés David Beckham, que es presentado el 21 de julio a cambio de 30 millones de euros que se embolsa el Manchester United.
Apenas un mes después de su llegada, Joan Laporta ya se ha metido a la afición en el bolsillo con la contratación del hasta ahora buque insignia de los Red Devils, que tras varias discusiones con el entrenador Alex Ferguson ha decidido poner punto y final a su etapa en Old Trafford. Ahora, en la Ciudad Condal, más de 50.000 culés abarrotan las gradas del Camp Nou para ver a su nuevo ídolo dar sus primeras patadas al balón vestido de azulgrana. En las inmediaciones del feudo azulgrana, centenares de niños y no tan niños ya llevan serigrafiado en la espalda el nombre de Beckham con el dorsal número 10, que será el que el crack inglés vista durante los 5 años que ha firmado con el club en los que será el futbolista mejor pagado del mundo. Junto al inglés, la directiva ha anunciado la llegada del inexperto Frank Rijkaard, el guardameta Rüştü, Van Bronckhorst, Quaresma y Rafa Márquez, que junto a Beckham ha provocado que la prensa denomine a este equipo como el "Barça de los Guapos". Además, los canteranos Iniesta, Valdés y Oleguer tendrán su oportunidad en el primer equipo.
Comienza la temporada y el Barcelona recibe su primer golpe bajo en la segunda jornada de Liga ante el Sevilla en el Camp Nou, en un encuentro que pasó a la historia como 'El partido de medianoche' al ser celebrado a las 00:00 por problemas de horarios. Reyes adelantó a los hispalenses desde el punto fatídico y los de Rijkaard lo intentaron durante todo el encuentro; Beckham trató de sorprender a Notario con un disparo lejano como con el que marcó al Wimbledon desde el medio del campo en 1996, pero el guardameta sevillista estuvo atento al chut que el nuevo ídolo azulgrana tiró a colocar en lugar de a romperla. Primer encuentro oficial en casa y primera derrota, una tónica que se convertiría en casi habitual durante la primera mitad de temporada, que terminó con el Barcelona en un decepcionante 7º puesto en la tabla y con Valencia y Real Madrid disputándose el título honorario de Campeón de Invierno.
Con la afición pidiendo la cabeza de Rijkaard, Laporta hace una demostración de la nueva política del club y ratifica al técnico en el cargo con total confianza; además anuncia la llegada de Edgar Davids cedido por la Juventus hasta final de temporada para reforzar el medio del campo, permitiendo a Beckham desplazarse más hacia la banda derecha para colocar más centros medidos para los delanteros Kluivert y Saviola. No obstante, la distribución de juego del inglés no es suficiente para que el equipo, falto de pólvora arriba, consiga despegar. Una falta de pegada que termina con el Barcelona 6º en la tabla sin poder disputar Champions League por segunda temporada consecutiva. Duro golpe al ambicioso proyecto de Joan Laporta que se ve obligado a destituir a Frank Rijkaard después de que la prensa de la Ciudad Condal le señale como culpable de la decepcionante campaña del Barça haciendo especial hincapié en su falta de experiencia previa en grandes banquillos. Por si fuera poco, el Real Madrid de Carlos Queiroz ha vuelto a revalidar el título de Liga gracias a la irrupción del talentoso brasileño Ronaldinho, a quien Florentino fichó tras las calabazas de David Beckham y que ha formado junto a Ronaldo, Figo y Zidane el "Rombo mágico" que ha convertido al conjunto merengue en un club imparable.
Durante el verano de 2004, todos los equipos tienen la mirada puesta en la Eurocopa que se celebra en Portugal y de la que Grecia sale sorprendentemente vencedora. Laporta tiene su agenda a rebosar de nombres para su 'plan renove 2.0' y el primero en anunciarse es el nuevo entrenador del equipo: José Mourinho, que llevó al Porto a ganar contra todo pronóstico la Champions League y que rechazó la jugosa oferta del Chelsea por los antiguos vínculos que le unen al Barcelona. La prensa catalana ve en él a su nuevo mesías y ponen una y otra vez su vídeo de 1997 celebrando la Copa del Rey asegurando que "hoy, mañana y siempre" tendría al Barça en su corazón.
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Al técnico luso le acompañan en su llegada otros futbolistas que estuvieron bajo sus órdenes en el Porto como son Deco y dos de sus hombres de confianza como Carvalho y Tiago. Además, Laporta anuncia la llegada de Samuel Eto'o, que será el último fichaje del club, que tras otra campaña fuera de la principal competición europea se ve obligado a apretarse el cinturón. De esta forma, se presupone que el Barcelona jugará con un 4-5-1 claro: Valdés bajo palos; Puyol, Carvalho, Márquez y Van Bronckhorst en la zaga; Xavi y Tiago como doble pivote; Deco en la mediapunta; Beckham e Iniesta en las bandas y Eto'o como delantero centro. En el departamento de bajas cabe destacar la retirada de dos futbolistas emblemáticos como Mark Overmars y Luis Enrique, así como la marcha de otros como Kluivert o Cocu y la cesión del prometedor Leo Messi al Cádiz, que con Beckham en el equipo contaría con pocas oportunidades.
De esta forma, el 'Mou Team' arranca la temporada con la misión de ganar algún título, el que sea para volver a abrir la vitrina del Camp Nou que lleva 4 años sin que entre nada. El juego algo conservador del técnico luso provoca las primeras críticas de alguien tan cercano al presidente y a la afición como Johan Cruyff, a quien Mourinho no se corta en responder, algo que hace enfadar a un sector de la afición que apenas un mes después de su llegada ya comienza a pitarle en cada partido celebrado en casa. El nuevo Barça marcha mejor que la temporada pasada en Liga, de hecho va 2º en la tabla, pero nada que ver con el Real Madrid de Queiroz que con un Ronaldinho en estado de gracia ya lleva un pleno de victorias en la jornada 11, justo antes de visitar el Camp Nou.
Todo parece indicar que ese encuentro, al que la prensa comienza a denominar como El Clásico, decidirá cuál de los dos grandes tirará del carro de la Liga. El Camp Nou se viste de gala, pero quien hace un traje esa noche es el Real Madrid, que con un contundente 0-3 provoca la primera pañolada de la afición a Joan Laporta y la ascensión de Ronaldinho a ídolo madridista. Los blancos ponen la directa hacia el título y Mourinho parece más centrado en pelearse con la prensa que en buscar la pieza que falta por encajar en el vestuario azulgrana. El luso no tarda en señalar la falta de ambición de David Beckham como principal problema del equipo, lo que hace estallar al temperamental Samuel Eto'o en contra del míster y a un peso pesado de La Masía como Víctor Valdés, que ve cómo a la semana siguiente pierde su titularidad en favor del segundo guardameta, Albert Jorquera. El Barça es un auténtico polvorín y esto poco ayuda a su rendimiento, cayendo en cuartos de final de Copa de la UEFA, en treintadosavos de final de Copa del Rey ante la Gramanet y logrando un gris tercer puesto en Liga por detrás del Real Madrid y del Villarreal.
Otra temporada en blanco, la quinta consecutiva del club azulgrana, que provoca la dimisión irrevocable del presidente Joan Laporta, que ve muy lejana su promesa de llevar al Barcelona a lograr de nuevo una Copa de Europa. Las malas relaciones en el vestuario, los proyectos caídos en desgracia y los grandes recursos económicos en diversas contrataciones multimillonarias como la de David Beckham han terminado con un histórico club como el Barça navegando a la deriva sin un rumbo fijo, algo que deberá solucionar el que salga elegido como nuevo presidente culé, un puesto para el que los sondeos dan como principal favorito a Pep Guardiola, que tras su periplo por Catar parece haber colgado definitivamente las botas y ya ha dejado caer que se presentará a las elecciones. Juanma Lillo, que sería su director deportivo, ya asegura tener atado al que sería el Ronaldinho del Barcelona, un tal Robinho que ha dejado boquiabierto a todo Brasil con sus peripecias en el Santos a sus 18 años. A ver qué deciden los socios.