El Depor, espectador de lujo del final del Dream Team

Los coruñeses fueron testigos en primera fila del alirón blanco en la temporada 1994/95 que suponía el final del Barça de Johan Cruyff

Real Madrid y Deportivo de La Coruña protagonizan el encuentro de hoy en la Liga, dos aunténticos clásicos del campeonato que hace veinte años -en la temporada 1994/95- protagonizaron un partido que pasó a formar parte de la historia del torneo. Aquel encuentro supuso el alirón del club blanco y el final del dominio del Barcelona de Cruyff, que veía cómo se confirmaba el final del Dream Team que comenzó en la desastrosa final de Atenas ante el Milan.

Tras las Ligas que los azulgranas lograron en el último suspiro tras las famosas derrotas del Real Madrid en Tenerife y la que a punto estuvieron de arrebatarles los coruñeses de no ser por la poca puntería de Djukic en el penalti, ambos clubes se veían las caras a tres jornadas de finalizar el campeonato y disputándose entre ellos el trofeo de Liga, con el Barça descolgado de los puestos altos de la tabla.

Aquel 3 de junio de 1995, el Real Madrid llegaba al encuentro como líder y con cuatro puntos por delante del segundo clasificado y rival aquella noche, el Deportivo de La Coruña, por lo que una victoria otorgaba matemáticamente el título a los blancos tras una hegemonía azulgrana de cuatro años. Amavisca abrió la lata en el 39' tras una gran asistencia de Fernando Redondo, desatando el delirio de un Santiago Bernabéu repleto hasta la bandera. Pero aquel Depor, el 'Súper Depor', no iba a vender tan barata su piel y en la reanudación Bebeto ponía el empate en el electrónico a veinte minutos para el pitido final al colar un disparo medio mordido por el palo de Paco Buyo, al que le pilló por sorpresa el disparo del brasileño.

Tablas en el marcador y el alirón iba a ser aplazado, pero para evitar eso ahí estaba Ivan Zamorano. El chileno controló excepcionalmente un balón en largo de Amavisca y, sólo ante Liaño, asestó una volea al palo contrario del guardameta que poco más pudo hacer que lanzarse para tratar de repeler el balón sin éxito, pero sus guantes y el poste no cambiaron la voluntad del esférico. Era gol y así lo cantaba el Bernabéu, que estallaba de júbilo con el gol de Zamorano a falta de cinco minutos que a buen seguro daría los tres puntos y el título a los blancos. Y así fue.

Tras cuatro años de dominio azulgrana, la Liga era blanca. Tras el pitido final de López Nieto, Chamartín se convirtió en una fiesta de sonrisas y lágrimas, lágrimas de emoción como las del protagonista de la noche, Ivan Zamorano, que rápidamente sería consolado por un joven Luis Enrique que se abrazó a él. Un encuentro repleto de emoción y que esta noche podría significar el final de otra era.

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