La violencia en el fútbol español
Repasamos la historia de los actos vandálicos y asesinatos que se produjeron en España por parte de grupos ultras en las últimas décadas.

El fútbol español ha vuelto a teñirse de luto tras la muerte del aficionado del Deportivo de la Coruña Francisco Romero Taboada, el suceso ha ocurrido en las inmediaciones del estadio Vicente Calderón. No es la primera víctima de la violencia en nuestro fútbol, recordamos otros casos que fueron igual de dramáticos.
En las últimas décadas se han producido cientos de actos vandálicos relacionados de una u otra manera con el fútbol. En muchos de ellos no hubo que lamentar muertes, pero las agresiones y el pánico ocasionado por ellos han sido una de las grandes lacras de nuestro deporte. No existe país que se libre de ellos, y España no es una excepción en este sentido. La muerte de un seguidor del Deportivo de la Coruña ha provocado que tengamos que recordar hechos similares, y en este punto es obligado mencionar el caso Aitor Zabaleta, asesinado de forma brutal en diciembre de 1998 antes de un Atlético de Madrid-Real Sociedad perteneciente a la Copa de la UEFA. Aquel suceso, ocurrido en el mismo lugar que la agresión de hoy, significó un punto de inflexión en la escalada de violencia que había aparecido en los estadios, ya que investigaciones posteriores permitieron esclarecer las verdaderas conexiones entre la financiación de los grupos ultras y los clubes españoles.
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El seguidor del Deportivo fallecido hoy no es el primero de este equipo que lo hace en un hecho vinculado al fútbol. Hace 11 años, Manuel Rios Suárez fue asesinado tras una pelea entre aficionados del Compostela y el Deportivo, aunque algunas informaciones hablaron de que aquel ataque estaba relacionado con un ajuste de cuentas más que con un suceso futbolístico. El caso se cargó de oscurantismo, con mayor motivo cuando unos meses más tarde la novia de Manuel Rios también fue asesinada.
El 13 de enero de 1991, fue mortalmente apuñalado el seguidor del Espanyol Fréderic François Rouquier, de 20 años y nacionalidad francesa. Los Boixos Nois le atacaron en las inmediaciones del estadio de Sarrià tras un Espanyol-Sporting de Gijón. Al parecer, el suceso pudo estar motivado por los altercados que un mes antes protagonizaron los Brigadas Blanquiazules y los Boixos Nois en el derby de la ciudad de Barcelona, de hecho varios aficionados blanquiazules habían sido detenidos entonces por una agresión con arma blanca. Dos de los agresores del joven francés fueron identificados como socios del Barcelona, y tres años más tarde fueron condenados a 76 años de cárcel, una pena que fue aumentada por el Tribunal Supremo a 140 años.
Y es que durante estos años se produjeron varios incidentes de gravedad relacionados con los grupos ultras. La escalada de violencia inundó al fútbol español con sucesos de gran magnitud, como el que ocurrió en Oviedo en septiembre de 1988. El Real Madrid se enfrentaba al Sporting de Gijón y un numeroso grupo de hinchas radicales del equipo blanco pertenecientes a Ultras Sur presenciaron el encuentro (supuestamente con entradas correlativas proporcionadas por el club según informó el diario MARCA). Aprovechando que en la vecina localidad de Oviedo se celebraban las fiestas de San Mateo, este grupo de aficionados decidió prolongar su estancia en Asturias. Según informó la policía, los radicales provocaron a grupos contrarios exhibiendo material de simbología nazi y realizando cánticos, lo que provocó una espectacular batalla campal que conmocionó a la ciudad ovetense. 24 Ultras Sur fueron detenidos y se lamentó la puñalada del joven asturiano Jesus Ángel Rodriguez. El Consejo Superior de Deportes abrió una profunda investigación para esclarecer la relación de los violentos con los clubes de fútbol.
Los Ultras Sur ya se habían hecho notar en el pasado, por ejemplo en 1987, cuando protagonizaron alguna agresión y alcanzaron notoriedad pública al boicotear el minuto de silencio de Vicente Calderón (fallecido días atrás) en un Real Madrid-Atlético. Hechos y ataques de este tipo han sido una constante entre las facciones más radicales de los principales clubes españoles durante las últimas décadas. Podemos repasar otros sucesos que tuvieron relación con el fútbol, como el apuñalamiento de un seguidor de 15 años del Barcelona el 6 de febrero de 1985 tras una reyerta con hinchas del Espanyol. Un año más tarde, un grupo de ultras del Barcelona ocasionó grandes desperfectos y sembró el miedo en las inmediaciones del barrio de El Cabanyal en Valencia, en el retorno de la final de la Copa de Europa que el Barça había disputado en Sevilla. Los hinchas descendieron de los vagones de su tren y agredieron a viandantes y personas que esperaban en la estación. Varios vecinos repelieron los ataques y se produjeron grandes escenas de pánico. La pelea originó numerosos heridos, entre ellos niños. También se han producido víctimas relacionadas con la mala utilización de material pirotécnico en los estadios. Los casos más célebres son los ocurridos en Cádiz el 25 de abril de 1985, cuando una bengala marítima mató a Luis Montero Domínguez en un Cádiz - Castellón, y en Barcelona el 15 de marzo de 1992, el día que otra bengala se llevó la vida del joven Alfonso Lázaro de 13 años en el estadio de Sarrià.
Los citados son solo algunos de los precedentes más cruentos e inhumanos que han tenido lugar en el fútbol español. La lista de sucesos es mucho más amplia, y reúne acciones de todo tipo como lanzamiento de objetos, peleas entre seguidores e incluso asesinatos entre hinchas en lugares alejados de los campos de fútbol. Contabilizar exactamente el número de víctimas mortales que tuvieron alguna relación con la violencia en el fútbol es imposibl,e ya que muchos de estos casos guardan relación con otros actos criminales ajenos a él. La violencia no entiende de ideologías ni colores, y desgraciadamente se han vivido hechos similares en la práctica totalidad de la geografía española. El de hoy en Madrid ha sido el último episodio de una espiral que no cesa.