Liverpool: el rompecabezas de Rodgers
Brendan Rodgers está teniendo problemas para reconstruir el equipo después de los cambios que ha sufrido la plantilla. Analizamos el rompecabezas


El universo futbolístico y su incesante girar nos ha vuelto a traer uno de los partidos más esperados, sobre todo, para los aficionados al fútbol británico. Cuando empieza la temporada, observando el calendario es imposible no fijar la mirada en los partidos más importantes, en aquellos con los mejores equipos y rivalidades, y uno de ellos, siempre, es el partido que hoy nos ocupa, el derbi de Mersey.
Desde 1894, la ciudad de Liverpool viene ofreciéndonos uno de esos partidos con una esencia a fútbol increíble en los que se percibe lo grande que es este deporte. Los dos equipos de la ciudad, separados por menos de un kilómetro de distancia, se enfrentan este año en un derbi que llega con mucha prontitud en el calendario. Es tan solo la sexta jornada de liga y llega el partido más esperado para la ciudad de Liverpool. Ninguno de los dos equipos abordan con una buena dinámica, ni de juego ni de resultados, pero la intensidad en las gradas y en el césped es increíble, tan solo comparable a partidos como el Old Firm escocés o el Superclásico argentino entre Boca y River.
Mañana, a pesar de que Liverpool y Everton ocupan la undécima y la decimocuarta posición de la clasificación, horas antes del partido, la ciudad de Liverpool se paralizará, solo hay fútbol hasta que acabe el partido, reds y toffees tomarán las calles creando un ambiente inigualable y se dirigirán hacia el estadio para disfrutar de uno de los partidos más bonitos que se pueden ver a lo largo de la temporada. Dos equipos con una rivalidad envidiable, una de las rivalidades más sanas del mundo del deporte, una rivalidad que se remonta muchos años atrás.
Y hoy, en FútbolPrimera, aprovechando este bonito partido, analizamos a uno de los protagonistas, el anfitrión de la fiesta del fútbol liverpudliano, el Liverpool. Los reds no han iniciado con buen pie esta temporada “post-Suárez”. La undécima posición en la tabla y las tres derrotas en los cinco partidos disputados en la Premier demuestran que el Liverpool no está bien. Además, las sensaciones durante los partidos ante rivales de menor entidad como el Middlesbrough y Ludogorets no han sido buenas. El equipo no demuestra seguridad, ni en defensa ni a la hora de crear peligro.
Muchas caras nuevas
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La venta de Luis Suárez cerró una época en Anfield, unos años que se terminaban con el subcampeonato del año pasado. Una temporada en la que los reds sorprendieron con un fútbol de ataque, alegre y vistoso que les llevó a liderar la Premier League durante muchas jornadas. Los dos pinchazos finales, cuando acariciaban un nuevo título de liga tras muchos años de sequía, le dieron la corona al City. Los éxitos de la campaña pasada no serían los mismos sin el uruguayo, Luis Suárez, quien demostró lo que es capaz de hacer. Resurgió después de su sanción y se convirtió en el auténtico héroe de Anfield, pero el club no ha podido retenerlo y se marchó dejando llenas las arcas del club. Un dinero que ha servido para renovar la plantilla y llenar el vestuario de caras nuevas.
Probablemente, el Liverpool ha sido el equipo que mejor ha fichado este verano. Brendan Rodgers ha dirigido la operación de reestructuración de la plantilla y ha querido rodearse de gente joven para este nuevo e ilusionante Liverpool. Ha fichado sobretodo, calidad. Una calidad que abandera el fichaje estrella, el futbolista llamado a ser el bastión del juego del Liverpool, Adam Lallana (31 mill.). Otro compañero de los Saints, Dejan Lovren reforzará la zaga de Anfield. Para apuntalar la defensa también han llegado Alberto Moreno (18 mill.) y Manquillo. Para el centro del campo, otra perla, Emre Can (12 mill.), al igual que el extremo derecho del Benfica Lazar Markovic (25 mill.), que con tan solo 20 años es la gran esperanza serbia. Rickie Lambert y Balotelli reforzarán el ataque red.
En definitiva, el Liverpool se ha movido con inteligencia, ha buscado juventud y calidad. El vestuario de Anfield ha recibido nuevos inquilinos y estos, se deben adaptar al club, a sus nuevos compañeros, a la ciudad, y algunos, al diferente fútbol inglés. Un proceso difícil y costoso, que algunos jugadores llevan peor. Con estas nuevas incorporaciones, a lo mejor la afición esperaba un inicio diferente al que ha hecho el equipo de Brendan Rodgers. Tan solo dos victorias en cinco partidos de Premier, ante el Southampton y en White Hart Lane. Los últimos cuatro partidos no han sido los mejores de Rodgers en el banquillo de Anfield. Aston Villa, Ludogorets, West Ham y Middlesbrough. El mes de septiembre se ha saldado con dos derrotas ante equipos de la mitad de la tabla de la Premier y dos victorias apretadas y con sufrimiento, sobre todo la de la Capital One Cup ante el Boro. Hasta 27 penaltis se tiraron para que el Liverpool pudiera doblegar a un equipo de la parte media-alta de la Championship como es el Middlesbrough de Karanka.
El rompecabezas de Rodgers
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Después de casi mes y medio de temporada, el entrenador del Liverpool aún no ha podido hacerse una idea completa del nivel de su plantilla. Las lesiones no lo han permitido. Uno tras otro, los problemas físicos han hecho que la larga plantilla del Liverpool se convierta en un auténtico rompecabezas para el entrenador que cada día tiene que recomponer su once inicial.
Tampoco ha podido fijar un sistema de juego ya que no siempre tiene los jugadores indicados para ello. El 1-4-3-3 ha sido el sistema más utilizado pero no le fue nada bien ante el City ni funcionó como debía ante el Ludogorets en Champions. También ha utilizado el 1-4-2-3-1 con Sterling actuando como mediapunta o durante el primer partido que pudo jugar Adam Lallana tras su lesión. Unos problemas de rodilla que le están pasando factura al inglés ya que se ha perdido todo el mes de agosto y su adaptación al juego del Liverpool le está costando. Pero al final, el sistema que quiere implantar Rodgers en este nuevo Liverpool es el que tantos éxitos le dio el año pasado, el 1-4-4-2 con rombo en el centro del campo. Esta temporada, tan solo dos veces lo ha podido utilizar por varios motivos. Balotelli llegó al final dl mercado y se h tenido que adaptar, y cuando lo ha hecho, se ha lesionado Daniel Sturridge, a quien se espera para principios del próximo mes. Tan solo han jugado los dos en punta contra el Tottenham en White Hart Lane, el mejor partido de los reds hasta ahora.
En ese teórico rombo en el centro del campo que puede alinear Rodgers, por ahora Gerrard es fijo por delante de la defensa, al igual que Henderson unos metros más adelantado que el capitán, los dos, fueron clave el año pasado. Los otros dos acompañantes varían por las lesiones. Sterling es el que más veces ha jugado ahí. El joven extremo se ha adaptado muy bien a jugar por dentro, su capacidad de desborde y asociación multiplica su peligrosidad cuando ataca desde el centro del campo por detrás de los delanteros. Lallana también puede actuar en esa posición, al igual que Coutinho, otro de los que ocupará la enfermería hasta el mes de octubre. Para acompañar a Henderson y formar pareja como interiores, Rodgers ha utilizado a Allen, que estará lesionado hasta mitad de octubre y a Lucas. Se espera también a uno de los fichajes que más ilusiona, Emre Can, a quien los aficionados reds tan solo han podido disfrutar 46 minutos. Volverá a jugar durante el mes de noviembre.
Pero el gran problema de este equipo sigue siendo el mismo que el año pasado, la debilidad defensiva. El fichaje de Lovren ha reforzado la parcela de atrás, pero el sistema defensivo global no funciona, algo falla en los planteamientos de Rodgers. Lo primero, la intensidad de los primeros minutos de los partidos. El equipo no sale enchufado. Se notó en Boleyn Ground donde los reds se quedaron escuchando el tradicional “Forever blowing bubbles” de los aficionados hammers. El Liverpool se quedó mirando, y en el minuto 6, Reid y Sakho ponían al West Ham mandando en el marcador por 2-0, insalvable para los de Liverpool.
El Liverpool paga caros sus errores defensivos, fruto de un mal trabajo táctico de todo el equipo. Muchas veces, entre los centrales y el centro del campo hay un espacio que cualquier mediapunta o delantero inteligente aprovecha para recibir de espaldas y darse la vuelta y eso genera muchísimo peligro de Rodgers. Un equipo al que es muy fácil hacerle ocasiones. El dinamismo que tanto, y tan bien, utilizan los reds en ataque, es también lo que a veces le falta en defensa, un defecto a corregir por el entrenador.
Rodgers tiene por delante una temporada ilusionante, con una plantilla joven y con muchas alternativas. Pero también tiene mucho trabajo que hacer. Errores que solucionar y virtudes que potenciar. La materia prima está, falta que les respeten las lesiones y crean el discurso del entrenador. El nuevo Liverpool “post-Suárez” empieza aquí, con un proyecto joven e ilusionante, con mucho trabajo por hacer pero mucho que ganar.