España: Paco Alcácer, progresión de estrella

Paco Alcácer brilla con la Selección española y se ha convertido en la referencia del Valencia, pero sus orígenes no son tan estelares

Paco Alcácer se ha consagrado como uno de los jugadores más brillantes del fútbol español y con un futuro más esperanzador. Es el ídolo de Mestalla, el goleador del Valencia y el futuro de la Selección española. Hoy todos le conocen y celebran sus goles, pero sus comienzos fueron complicados. Repasamos los orígenes más duros del goleador que asombra a España.

Un adiós traumático

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A las puertas del estadio de Mestalla, alumbrado por las intermitentes luces de una ambulancia mientras escuchaba los gritos de su madre, Paco Alcácer entendió que su vida había cambiado. En un regate del destino, la vida le asestaba un golpe cruel. Sobre el asfalto de la avenida de Suecia yacía su padre. Un ataque al corazón se lo había llevado, minutos después de que su hijo marcase su primer gol en Mestalla con el primer equipo del Valencia Club de Fútbol. Paco Alcácer ya sabía lo que era marcar con el Valencia. Lo había logrado en Copa del Rey ante el Alcoyano, pero este tanto tenía un sabor especial. Primero porque era en Mestalla, contra la Roma y en la presentación del primer equipo, y segundo porque la afición ché le había dedicado una atronadora ovación. Alcácer venía de ser el héroe en el Europeo Sub’19 de Rumanía 2011, marcando los goles del triunfo en la final contra la República Checa y Mestalla le recibió como un ídolo, como el jugador que tenía en sus manos el futuro del club. Fue demasiada emoción para el corazón de un padre. Una semana después del fallecimiento de su padre regresó a los entrenamientos con el filial del Valencia. El golpe fue durísimo, pero Paco Alcácer se rehizo con una entereza impropia de un chaval que apenas alcanzaba la mayoría de edad.

Sin confianza de los entrenadores

Desde que su primer gol en Mestalla marcara su vida, Paco Alcácer ha visto como Unai Emery no le concedía oportunidades, que Mauricio Pellegrino no creía en él y tampoco Miroslav Djukic. Ninguno parecía dispuesto a darle minutos y el club optaba por incorporar a jugadores como Nelson Haedo Valdez en 2012, o Hélder Postiga y Dorlan Pabón en 2013 antes de confiar en él. Pese a todo, este verano comenzó la temporada decidido a triunfar en el Valencia. No le importó que no hubiera despuntado durante su cesión en el Getafe, ni que el Valencia le recomendara marcharse cedido de nuevo porque no le prometían minutos y no querían cortar su progresión. No hizo caso a nadie más que a su deseo. “Sólo pienso en triunfar en el Valencia. No me importa nada más“, declaró durante el primer día de pretemporada. Ese compromiso quedó reflejado en el momento en el que renunció a sus vacaciones y se incorporó al stage de pretemporada del primer equipo del Valencia en Alemania dos días después de disputar con España el Mundial Sub’20 en Turquía.

Krasnodar como punto de partida

Sin embargo, ese sacrificio apenas tuvo recompensa durante los primeros meses. Paco Alcácer se vio relegado a un segundo plano, alternando presencias en la grada con el banquillo y siempre alejado del césped. Llegó a temer que no vería cumplido su sueño, y los malos resultados del Valencia no ayudaban a que Miroslav Djukic diera oportunidades a los más jóvenes. Pero cuando estuvo apunto de tocar fondo fue cuando empezó a ver la luz. Un gol decisivo contra el Kuban Krasnodar le dio el impulso necesario para ganar confianza. Djukic fue aumentándole la dosis de minutos y la sequía de Hélder Postiga jugó a su favor. Ese gol contra el Kuban supone el punto de partida del camino que ha recorrido Paco Alcácer para convertirse en el delantero que es hoy. Puede que fuera uno de los goles más sencillos de su carrera, pero sería el que la impulsaría definitivamente.

Explosión definitiva

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Aunque su explosión definitiva se produciría con Juan Antonio Pizzi. El técnico argentino llegó a Mestalla en una situación límite, hizo limpieza en el vestuario y Paco Alcácer sobrevivió a ella, convirtiéndose en uno de los escasos efectivos para el ataque. Esto le brindaba la oportunidad que tanto anhelaba y no la desaprovechó. Gol a gol se ganó la titularidad y a nadie le sorprendía ya verle entre los elegidos para jugar cada fin de semana. Es más, la grada le quería ver entre los titulares. Sin apenas darse cuenta, Mestalla se había enamorado de Paco Alcácer. En tiempo de inestabilidad, la afición valencianista estaba necesitada de héroes. Buscaba símbolos y Paco Alcácer se erigió como bandera del valencianismo. Tras su excepcional rendimiento durante el segundo tramo de la temporada pasada, siendo clave en partidos épicos como la remontada ante el Basilea, confirmaron lo que Mestalla ya sabía: Paco Alcácer era el futuro del club.

Estrella emergente

Todavía es pronto para decir que Paco Alcácer es una estrella consagrada. Es cierto que está muy cerca de serlo, pero con apenas 22 años todavía es un jugador con un amplio margen de mejora. En cualquier caso, disfruta de un momento de forma extraordinario y encuentra premio en todos los frentes. En el Valencia es la referencia indiscutible. Es el ídolo de la grada, el jugador más querido y el hombre gol. Con Peter Lim se ha invertido millones en fichajes, pero la figura de Paco Alcácer es incuestionable. No se puede tocar. Vicente Del Bosque también confía en él y le ha dado sus primeros minutos con la Selección contra Francia y Macedonia. Paco ha sabido aprovechar la oportunidad y pese a los pocos minutos que ha disputado ya sabe lo que es marcar. Su estrella sigue creciendo y, pese a sus orígenes humildes, ya brilla entre los más grandes.

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