A Míchel le rociaron el banquillo con anchoas
Al técnico español le esperó un ambiente más que hostil en Salónica, donde sufrieron todo tipo de vejaciones
Que el fútbol griego se vive de una manera diferente lo tenemos claro, porque para los helenos el deporte rey no se juega sólo sobre el césped, también se juega antes del pitido inicial y en las gradas. Por eso los aficionados del PAOK de Salónica, con su equipo teniendo que remontar un 2-1, rociaron el banquillo del Olympiakos con anchoas y prepararon un mosaico de bengalas al comienzo del encuentro.
Cuando Míchel y los suyos llegaron al estadio Toumpas de Salónica para disputar la vuelta de semifinales de la Copa de Grecia se encontraron con la desagradable y olorosa sorpresa de verse el banquillo inundado de este pescado. No tardaron en exigir que les cambiasen el banco para el encuentro negandose a sentarse en el actual por el nauseabundo hedor que desprendía. Tras varias discusiones entre las directivas de ambos equipos y la pasividad de la Federación Griega, finalmente se optó por limpiar el banquillo.
Ya con este incidente solucionado a medias, se daba inicio al partido y fue aquí donde comenzó el verdadero problema. Los aficionados del PAOK, segunda mayor afición del país heleno tras la del Olympiakos, habían preparado un mosaico gigantesco pero cambiando las cartulinas por bengalas. Las llamas y el humo que desprendían obligaron a retrasar el inicio del encuentro justo antes del pitido inicial, disputándose 83 minutos después de la hora fijada.
Los de Míchel se llevaron el partido y la semifinal gracias a un 0-1 que quedó en mera anécdota en un partido donde los rojiblancos sufrieron demasiado. El fútbol es también psicología, y esta empieza mucho antes del pitido inicial, algo que los aficionados griegos saben.