Los cachirules que dejaron a México sin mundial

El Mundial de Italia 90 fue la última Copa del Mundo para el que la selección de México no logró clasificarse. Contamos el motivo

México tendrá que ganarse ante Nueva Zelanda su presencia en Brasil 2014, el equipo norteamericano ha estado presente en las últimas cinco ediciones de la fase final de la Copa del Mundo, y hoy recordaremos el escándalo que le dejó por última vez fuera del campeonato.

Las categorías inferiores del fútbol mexicano han sido noticia en los últimos tiempos debido a sus triunfos, pero a finales de la década de los ochenta un suceso relacionado con ellas cambió la historia...

Enrique Alonso, más conocido como "Cachirulo", fue un actor muy famoso en México durante los años cincuenta y sesenta. El pseudónimo tomó popularidad gracias a un programa de televisión en el que el cómico daba vida a Cachirulo, un personaje peculiar con menos años en la ficción de los que realmente tenía el actor en la vida real; cachirulo era un niño en cuerpo de hombre. Nada relacionaría a Enrique Alonso con la historia del mundial de fútbol si no fuera porque la selección mexicana fue expulsada de Italia 90 por culpa del conocido caso de "Los Cachirules".

Jugadores con fichas falsificadas y fechas de nacimiento alteradas, provocaron uno de los mayores casos de corrupción vividos en el fútbol mexicano. Varios futbolistas de la selección actuaron en las eliminatorias del mundial juvenil con más edad de la que legalmente permitía el reglamento; la ficción creada por los culpables mostraba en el campo a jugadores más jóvenes de lo que realmente marcaba su pasaporte real. Ahora, el lector puede deducir fácilmente por qué a los implicados se les conoció para siempre como "Los cachirules" del fútbol azteca, la palabra maldita que acompaña el último adiós a un mundial vivido por El Tri.

Los números que revelan el escándalo

Los volúmenes basados en la recopilación de estadísticas deportivas no suelen figurar en la lista de libros más vendidos. Relegados a ocupar un lugar en las estanterías de unos cuantos aficionados e historiadores, en sus páginas se encuentra la única versión inalterable e incontestable de la historia, la que no admite turno de réplica ni juicio subjetivo. En 1988, uno de esos anuarios cargados de datos, ejerció de llave maestra y a la vez de caldo envenenado para el fútbol mexicano. La selección absoluta terminó siendo apartada de Italia 90.

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Varios periodistas descubrieron en el Anuario oficial publicado por la Federación mexicana, que la edad de algunos futbolistas no se correspondía con la presentada en las fichas de los encuentros de clasificación para el Mundial Juvenil de 1989. México tenía que ganarse el billete para ese campeonato en una ronda de partidos que se disputaría en Guatemala en abril de 1988.

Tras vencer a Guyana y al conjunto anfitrión, el equipo obtuvo la clasificación. Sin embargo, el escándalo sería denunciado en la prensa el 20 de abril de 1988, justo cuando Antonio Moreno y otros periodistas descubrieron el fraude en las edades gracias al anuario estadístico. Desde la Federación se desmintieron las acusaciones, mientras el presidente de la CONCACAF, el también mexicano Joaquín Soria Terrazas, afirmó:

"Si se confirma que México actuó en el premundial con jugadores pasados de edad, todos los dirigentes serán expulsados de la FIFA", recordó que ya se actuó de esa forma en un caso similar en el que se vio involucrada la selección de Honduras, pero que necesitaban más pruebas para poder dar fiabilidad a las acusaciones.

"Tengo que operar por hechos fehacientes, no por algo de la prensa o hasta un documento de la FMF, el anuario no me comprueba a mí nada; puede ser falso. Para mí sólo el acta y nada más (…) siento que esa revista tiene errores y hay que tener mucho cuidado con no sufrir este tipo de confusiones".

Pero el caso llegó a oídos de la federación guatemalteca, que inmediatamente presentó una denuncia formal ante la CONCACAF. Tras una rigurosa investigación se descubrió que cuatro de los futbolistas que México había enviado al torneo clasificatorio, superaban los 19 años y 11 meses que marcaba el reglamento. Se trataba de Aurelio Rivera, José de la Fuente, José Luis Mata y Gerardo Jiménez; ellos actuarían a partir de ese momento como chivos expiatorios del escándalo, aunque no fueron los únicos que utilizaron la trampa. El castigo global al fútbol mexicano todavía estaba por llegar...

CONCACAF decidió expulsar a México del campeonato del mundo juvenil y otorgar su plaza a Guatemala. Además, se excluyó de las competiciones a México durante un periodo de dos años. El castigo fue encajado de malas maneras en la Federación mexicana presidida por Rafael del Castillo, que reclamó ante FIFA esperando que el peso en el estamento internacional de Guillermo Cañedo (miembro del comité ejecutivo de Joao Havelange) pudiera ayudar a rebajar la sanción.

En mayo de 1988 la FIFA confirmó la pena y además endureció el castigo, ya que México quedaba fuera de las competiciones internacionales en todas sus categorías. La decisión incluía la expulsión del equipo en los Juegos Olímpicos de Seúl, y algo que prometía ser más duro para el país: la imposibilidad de disputar las eliminatorias previas de la Copa del Mundo de 1990.

Con aquel castigo que pretendía ser intimidatorio y ejemplarizante, la FIFA daba un golpe de efecto en un país al que le unían evidentes lazos históricos. La disputa del mundial de 1970 había situado a México en el mapa futbolístico internacional, y fue con la concesión de la Copa del Mundo de 1986 (tras la renuncia de Colombia) en detrimento de Estados Unidos, cuando quedaba evidente el peso de los aztecas en la burocracia deportiva internacional. Sin embargo, muchos vieron en la decisión de FIFA una mano negra que tenía por objetivo facilitar el camino de Estados Unidos al mundial de Italia (los norteamericanos volvieron a la fase final del campeonato tras 40 años de ausencia).

El fraude

En la época era tónica habitual la falsificación de fichas de jugadores en torneos de categorías inferiores. Por esta razón, la FIFA ya había advertido a las federaciones participantes en el campeonato del mundo que se cuidaran mucho de no involucrarse con este tipo de prácticas, ya que de ser descubiertas tendrían un fuerte castigo. Las sospechas sobre jugadores mexicanos ya habían sido una constante en los años anteriores, pero fue con "Los cachirules" cuando el escándalo tomó una nueva dimensión.

A la hora de la verdad se descubrió que 15 de los 18 jugadores que México presentó no cumplían los requisitos, y que existía todo un entramado interno para hacer creer a las autoridades la falsedad en caso de investigación. A los jugadores se les asignaba una fecha y un lugar de nacimiento falsos. Las ciudades de origen ficticias de los jugadores eran siempre pequeñas y alejadas de las grandes capitales; en caso de duda siempre sería más creíble defender la mentira de esta forma, que con partidas de nacimiento efectuadas en lugares más controlados.

La Federación quería asegurarse un buen papel de los suyos en los torneos, al mismo tiempo que los cómplices, los jugadores, veían en el fraude una última posibilidad de abrirse camino en el difícil mercado futbolístico. Una mentira a varias bandas que terminó descubriéndose gracias a una fortuita casualidad que la misma federación brindó en bandeja al periodismo.

El adiós de México a Italia 90 provocó que el mundo no pudiera disfrutar de Hugo Sánchez en el mejor momento de su carrera. En 1989-90, el mexicano se alzó con la bota de oro del fútbol europeo al marcar 38 goles. Los malditos "cachirules" le alejaron de la fase final.

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Los jugadores implicados en el escándalo tuvieron que asumir durante toda su carrera las consecuencias y la vergüenza de haber protagonizado un caso de absoluta corrupción deportiva. El país no perdonó aquella ausencia que dejó sin continuidad el buen campeonato realizado en 1986. La trama pasó a formar parte del oscuro historial de fraudes deportivos, y ya descansa al lado del episodio del chileno Rojas en Maracaná, el inmoral escándalo de los paralímpicos falsos del basket español o los casos de dopaje de Johnson y Lance Armstrong. En 1988 el fútbol mexicano escondió su cabeza bajo la deshonra de los Cachirules. Perderse el mundial de Italia 90 fue la consecuencia de una política corrupta y arriesgada.

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