Atlético: Diego Costa, macarra, rojiblanco y goleador

Es el hombre del momento en el fútbol español

"Macarra, rojiblanco y goleador, Diego Costa, es mi debilidad". Con esta canción homenajea Pancho Varona, compositor y músico madrileño, al nuevo ídolo del Atlético de Madrid del ‘Cholo’ Simeone y al delantero más en forma del panorama europeo. Diego Costa se ha convertido en referencia mundial. Unos creen que es demasiado ‘marrullero’ y no comulgan con el hispano-brasileño. Otros, en cambio, se sienten identificados con la garra y la entrega de Diego.

Diego Costa, fuera de los terrenos de juego, es según el mismo “una persona tranquila, vergonzosa y tímida”. Se le tilda de jugador agresivo y que compite, en ocasiones, cerca de los límites de la legalidad. Pero, como él dice, cada uno defiende lo suyo, para defender a los demás. Y no hay que olvidar que el delantero también sufre las batallas con los zagueros y a Diego le buscan para provocarle. Porque él es un jugador de raza, duro, caliente.

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Como cualquier brasileño, en el día de su nacimiento el primer regalo es una pelota. Allí, en Brasil, en Lagarto, cerca de Salvador de Bahía, Diego comenzó a exhibir sus dotas futbolísticas jugando con sus amigos en un campo cerca de casa de su abuelo. Sus origines son humildes. Sus abuelos son agricultores y su madre profesora. Él tuvo claro que, en la balanza de estudiar o el fútbol, su corazón iría con el balompié. Solo buscaba darle una vida mejor a su familia.

Contaba en una entrevista en la Cadena Ser que salió con 14 años de su lugar natal para trabajar en Sao Paulo en un centro comercial con su abuelo, que tenía una tienda de electrodomésticos. Mientras él ahorraba algo de dinero para sus cosas su abuelo le recomendaba a varios equipos. Jugó en el Barcelona Esportivo Capela de Sao Paolo y, en un campeonato entre estados, Diego Costa despuntó entre los chavales de su edad. Era su momento: un agente de Jorge Mendes le recomendó para Portugal, donde el Sporting de Braga le reclutaría para sus categorías inferiores. Tras un par de años combinando las categorías inferiores con el equipo B, Diego fue cedido al FC Penafiel, de la segunda división portuguesa. Tras cerca de un año en el equipo ‘penafidelense’, el Sporting de Braga lo recuperaría y, en 2007, firmaría por el Atlético de Madrid, con 18 años, a cambio de 3,5 millones de euros. Su historia empezaba a escribirse.

El joven futbolista Diego Costa encadenó hasta 4 cesiones para ganarse la confianza de un entrenador en su club de propiedad. Celta, Albacete, Valladolid y Rayo Vallecano formaron a Diego, curtiendo y preparando a un futbolista para la máxima categoría del fútbol español, donde tenía que jugar para un club grande. Sabía desde el primer momento que sería difícil, pero el siempre peleó por conseguirlo.

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Los obstáculos fueron difíciles: Forlán, Kun, Falcao, Villa… Y varios entrenadores que desconfiaron de los servicios del de Lagarto. Pero con la llegada del ‘Cholo’ la historia de Diego Costa cambia totalmente. El preparador argentino confía ciegamente en él. Necesita de un jugador como Diego en su equipo. La energía, la fuerza, la personalidad, la garra y el carácter que Simeone quiere para su Atlético son capaces de concentrarse bajo la figura de un solo futbolista. Una máquina de hacer goles, un depredador del área. Potencia, velocidad, desequilibrio, capaz de conducir y desmarcarse para golpear. Diego Costa es siempre una amenaza continua para cualquier rival. Cuando Diego se acerca al área, tiembla.

Los preparadores de la Selección Brasileña no han contado con él. Solo ha jugado dos partidos amistosos con Scolari en el banquillo de la ‘Canarinha’. Ahora Diego Costa tiene en su mano la elección de jugar con la pentacampeona mundial o, por el contrario, jugar con la actual mejor Selección del mundo. Elegir entre su país natal o el país que le vio crecer como futbolista, el país donde juega el equipo de su corazón. Él lo tiene claro. Su elección por España parece decidida. Mientras tanto, él se desentiende de líos y se dedica a lo que mejor sabe: meter goles. Diego Costa, macarra, rojiblanco y goleador, Diego Costa, es mi debilidad.

EL DEBATE: ¿DIEGO COSTA DEBERÍA SER CONVOCADO POR ESPAÑA EN EL MUNDIAL 2014?

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