El reto más complicado de Pep
Deberá mejorar una temporada perfecta del Bayern de Munich
Resulta complicado decidir el punto exacto en el que trazar la línea que separa al hombre metódico del obsesivo. Más sencillo es detectar que, con independencia de dónde la hubiéramos situado, hace tiempo que Pep Guardiola la dejó atrás. Guillem Balagué, autor de la biografía ‘Pep Guardiola. Otra manera de ganar‘ (Editorial Corner, 2013) define al ex entrenador del Barcelona y futuro técnico del Bayern de Munich como “una persona con un talante extraordinario, pero con unas dudas brutales“. Sin embargo, en esas dudas se esconde su verdadera fortaleza. Más que en las dudas, en su pasión por resolverlas. Guardiola no descansa hasta encontrar la solución. No importa el tiempo que necesite, ni lo que tenga que dejar de lado. Sólo, descifrar aquello que no comprendía. Ahogar su duda.
Durante estos días, antes de volver a los banquillos para liderar el ambicioso proyecto del Bayern de Munich, en la cabeza de Pep Guardiola conviven numerosas preguntas. La mayoría deportivas, sobre como hará jugar a su nuevo equipo o que futbolistas necesita. Y otras personales, las habituales y cotidianas provocadas por una mudanza o un cambio de trabajo. Pero seguro que la duda que más le atormenta, la que más se repite en su interior es la que gira alrededor de la decisión más importante que ha tomado en los últimos meses y, posiblemente, en toda su carrera: ¿He hecho bien fichando por el Bayern de Munich? Una pregunta razonable, puesto que en función de los acontecimientos de las próximas semanas Guardiola podría regresar al escenario del que intentó escapar. O, mejor dicho, ese escenario le atraparía a él.
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El pasado 27 de abril, poco después de que el Barcelona cayera eliminado de la Liga de Campeones a manos del Chelsea, Pep Guardiola anunció que abandonaba el banquillo azulgrana. El motivo con el que justificó su adiós fue el enorme desgaste que había sufrido durante sus cuatro años al frente del mejor equipo de la historia. En aquella rueda de prensa poco quedaba en Guardiola de aquel entrenador primerizo que asumía las riendas del Barcelona. El desgaste, era evidente a nivel físico, pero más doloroso a nivel mental. “Os habéis convertido en personas muy importantes para mí. Prolongar la relación supone el riesgo de que yo os haga daño, o vosotros a mí“, comentó a sus jugadores en privado antes de hacer oficial su marcha frente a los medios de comunicación. Pep había agotado sus ideas para motivar a un grupo que lo había ganado todo y temía que se repitiera el mismo proceso que sufrió el Barcelona que él heredó, el de Frank Rijkaard.
El Barcelona del conjunto holandés fue ovacionado en el Santiago Bernabéu, contaba con algunos de los mejores jugadores del mundo y se coronó campeón de Europa en una mágica noche en París. Sin embargo, su éxito fue su condena y en París se inició un proceso de autodestrucción que no cesó hasta que Joan Laporta recurrió a Guardiola para recuperar los valores. El técnico catalán se encontró con un Ronaldinho abandonado físicamente, a Deco desconectado, y a Samuel Eto’o enfrentado con el resto de la plantilla. Pero, sobre todo, se encontró con un grupo sin hambre. Y eso es lo que temía Guardiola que sucediera con su Barcelona si no se producían unos cambios que no se veía capacitado para asumir. En el Bayern puede encontrarse el mismo escenario.
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“En Alemania la gente piensa en él como si fuera el salvador, el gran personaje del mundo del fútbol y hasta el mejor entrenador del mundo. Si se iba de Barcelona era porque tenía un poco de miedo a este personaje que había creado, pero aterrizará en Alemania con ese mismo personaje“, explicó Guillem Balagué en en el acto de presentación de la biografía. Aterrizará en Alemania con ese mismo personaje y probablemente con la misma presión. Y es que el Bayern de Munich acabó firmando el ‘triplete’ con Jupp Heynckes. Los bávaros se proclamaron campeones de la Bundesliga (siendo el campeón más rápido de la historia), la DFB Pokal y, desde luego, la Liga de Campeones.
En definitiva, el Bayern de Munich sumó un triplete histórico y arrollando rivales como si de una máquina se tratara. Con la gesta completada, Pep Guardiola hereda un grupo que acabara ganarlo todo y el escenario del que intentó escapar al abandonar la Ciudad Condal le atrapa de nuevo. Serían lógicas, por lo tanto, las dudas del técnico catalán sobre el acierto en su decisión de mudarse al Allianz Arena, el miedo a que la situación le haga parecer incoherente. Su éxito, o su tranquilidad, pasaba cuando firmó, aunque sonara paradójico, por el fracaso del Bayern actual. Sólo él puede evitar que caiga en la incoherencia. Guardiola se sienta ya en el banquillo del Bayern de Munich, pero el desgaste ya había comenzado.
EL DEBATE: ¿TRIUNFARÁ GUARDIOLA EN EL BAYERN DE MUNICH?