Mehmet Scholl, el germen del Bayern moderno

Recordamos la figura de un mito del fútbol alemán

Mehmet Scholl es un mito del fútbol alemán y el Bayern de Munich al que recordamos de la mano de José David López horas antes de que el conjunto bávaro regrese a una final de la Liga de Campeones, que disputará en Wembley contra el Borussia Dortmund.

Tiraré de memoria y de infancia para recodar una de mis primeras toma de contacto con el fútbol fuera de mis fronteras. Rondando los 8 o 9 añitos (no me pidáis más exactitud), los fines de semana comenzaban levantándome a las 8 de la mañana. ¡Loco!, me decía mi madre mientras el resto de la casa aún dormía. No era mi hora Warner desde luego, pero mi ilusión estaba puesta en Telemadrid. Allí, en aquel canal que hoy está casi fallecido y que pese a vivir en Talavera yo conseguía sintonizar sin muchos problemas, emitían fútbol alemán. Así, conocí a muchos de los aún hoy rondan por mi cabeza, aprendí que aquel campeonato con tantos balones colgados al área y un frío reconocible con el ‘humillo’ que desprendían los jugadores al respirar. Aquello se llamaba Bundesliga. ¡Cómo me gustaba Alemania!

De repente, como niño que era, hay que hacerse fans de algún equipo inmediatamente. Mi cabeza recuerda aún al Eintracht, y que los comentaristas hablaban de él como uno de los ‘gigantes’ en horas bajas. También me mostraban que el Kaiserslautern era uno de los fuertes, y que tenía al defensa rubio que yo aún recordaba metiendo el gol de la final de Italia 90, aquél con muchas entradas en la cabeza, aunque sin engañar porque tenía cara de alemán por todos lados (Brehme) Pero, cuando sábado tras sábado me encontraba con un mismo equipo sobre el césped de mi salón, me di cuenta que, posiblemente se trataba del mejor equipo de aquella Bundesliga. Ése equipo era el Bayern de Múnich, que por aquel entonces vestía una elástica a rayas rojas y azules (foto), que simplemente me enamoraba. ¿Qué fácil era hacerme seguidor de un equipo verdad?

[video:http://www.youtube.com/watch?v=xsRVTNpVWfY]

IIuminado por la belleza de ese uniforme tan apreciado para mis ojos, había que aprenderse los nombres y relacionarse directamente con alguno de aquellos mágicos jugadores. Un rubio con melenas que la pegada a romper (Alain Sutter), un defensa bajito pero audaz que ya había visto en algún sitio antes (Lothar Matthäus), y sobre todo, un endiablado de calidad y velocidad del que decían, estaba enloqueciendo al país, Mehmet Scholl. Y este, precisamente este, no había parado durante semanas de engalanarme a mí y a todos los intrépidos que retaran a las tempestades de una mañana sabatina. Tenía calidad en corto, capacidad de asistir, técnica, un gran remate desde segunda línea y un virtuosismo como llegador talentoso que ya quisieran incluso hoy los chicos de oro de Joachim Low.

Aquel, en apariencia, débil jugador, se incrustaba entre los puntas y el mediocampo. Era el enganche para ambas líneas y se movía con la libertad que necesitan los maestros para crear a su gusto. Pronto supe que las niñas alemanas le tenían como ídolo de masas, que era un tipo con las ideas muy claras como demostraba en ruedas de prensa nunca faltas de humor, y que, al igual que el portero rubio que siempre tenía la cara sonrojada (Kahn), había llegado del Karlsruhe (al que a su vez le recordaba de una goleada que le hizo al Valencia y le dejó fuera de la UEFA). Ese chico avispado que lograba que yo regañara cada inicio de fin de semana con mi madre, se fue haciendo importante en el panorama futbolístico al tiempo que yo crecía.

[video:http://www.youtube.com/watch?v=lnawHWvI3zI]

Dejé de tener al Bayern como mi equipo, no me gustaba como se comportaban con aquellas cervezas que tiraban por el suelo cada final de campaña (muestra de su títulos), pero seguí de cerca la trayectoria de Mehmet. Las lesiones le oscurecían a menudo, pero tanto en el Bayern como en la Mannschaft, comenzó a ser importante, hasta el punto que hoy en día (con 42 años), mientras entrena al filial muniqués, aún se recuerda un legado de difícil superación. El, talentoso, veloz de movimientos y con un guión que en Alemania desconoce, ha sido siempre, distinto. Una especie inexistente que solucionaba los problemas de un equipo sin creación ni calidad. “Scholli” nunca se marchará. Siempre será aquél teutón, de origen turco, que desvelaba mis sábados a cambio de hacerme disfrutar eternamente…

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