Los gemelos Bender: Una vida de dos

Lars Bender, del Bayer Leverkusen, y Sven Bender, del Borussia Dortmund, son gemelos y futbolistas. Contamos la historia de dos hermanos que han alcanzado la élite antes de que Sven dispute la final de la Liga de Campeones.

Alemania comprendió a principios de siglo, que el camino que su fútbol estaba adquiriendo, o era el adecuado para asegurarse en un alto porcentaje su estancia entre los mejores del mundo. Pese a llegar a la final del Mundial 2002 (donde se sostenía que el talento y la falta de recambio generacional estaba influyendo de manera determinante en la selección absoluta), la Federación y los clubes lograron transformar sus bases por la fuerte exigencia del Bayern de Múnich, que no quería quedar aislado respecto a los gigantes continentales. La primera medida que se tomó fue reforzar sus categorías inferiores, obligando a cada club a separar de sus presupuestos una cifra inalterable que asegurara la proliferación de instalaciones, equipamiento y técnicos para el correcto perfeccionamiento de sus raíces. Era asumir errores, buscar soluciones y admitir que había que empezar de cero un camino que no tenía un final concreto, sino que sería solapado por los resultados (positivos o negativos).

Pero la primera respuesta fue más que admirable y no tardó en llegar, pues seis años después de la puesta en escena de las nuevas decisiones de cantera, el Europeo Sub 19 de 2008 (disputado en la República Checa), empezó a rentabilizar las decisiones tomadas. En esa fase final, catalogada para muchos como determinante en la formación real de los juveniles (pues separa la línea entre el profesionalismo para los más aventajados y la cruda decepción para quienes quedan retratados), surgió la primera gran-nueva sabia de Alemania. En esa generación, liderada desde el banco por el mítico ‘tanque’ Horst Hrubesch, ya se apreció el crecimient de jugadores fijos ahora mismo en Bundesliga como Gebhart, Toprak (que después se pasaría a Turquía), Sukuta-Pasu, Diekmeier o Riise, pero todos los analistas coincidieron en que la clave de esa selección germana radicaba en su medular. Dos chicos, un mismo perfil y similar apellido: los gemelos Bender.

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Esa singular pareja, criada en Brannenburg desde que su padre encontró allí el epicentro de su vida tras lograr un buen puesto de trabajo como aduanero, compartía todo. Empezaron a jugar en la misma calle, pisaron la misma pelota y decoraron una habitación para los dos con posters de sus ídolos que, lejos de perfilar a las grandes estrellas del momento, tenían su propio idolo especial, el polaco Piotr Novak (centrocampista polaco que jugó en clubes de su país, Turquía y Alemania). No era casualidad, pues sus premisas futbolísticas marcaban esa misma pauta desde que se calzaron juntos las botas. Un día que iba a repetirse durante muchos años y que les iba a servir para atravesar momentos delicados con una doble lectura. Cuatro piernas que pensaban como dos. Dos cerebros aventajados que multiplicaban su maniobrabilidad. Dos corazones incansables para torpedear y debilitar la construcción medular de sus rivales. Así fue desde su debut en Brannenburg con apenas cuatro años, así se repitiría en Unterhaching a los diez años y se clonaría en su salto definitivo al cub de sus amores, el Múnich 1860 (club de su mito Novak).

Con apenas trece años, llegaron nuevamente de la mano hasta la capital bávara aunque en el camino más humilde. Siempre a la sombra del Bayern, el equipo leonino ha sido capaz de subsistir siempre por una inmejorable salud interna de su cantera, que ha reactivado económicamente al club en cada momento delicado. No lograron ascender al primer nivel, se foguearon con inteligencia y sin prisas a la sombra de la élite y asaltaron las categorías inferiores de la selección en aquél Euro Sub 19. Tácticamente inteligentes, físicamente imparables y mentalmente poderosos, el dúo se conviertió en una referencia dentro de los planes de losmejores clubes del continente cuando, en aquella fase final que coronó a la nueva Alemania, el jurado decidió que su puesta en escena compartida, merecía premio compartido. Ambos serían premiados como Mejor Jugador del Europeo (nunca ha pasado algo similar pese a ser la pareja número 14 de hermanos que llegan debutar juntos en el fútbol germano).

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En ese entonces, incluso el Real Madrid (en ese momento dirigido por Vicente Boluda circunstancialmente) apunto sus nombres para el Castilla y ofreció 3 millones de euros por ambos. Sin embargo, la operación, como muchas otras que preguntaron, no se desarrollaría y la pareja iba a separar sus carreras por vez primera, arriesgando a vivir sin la sombra de quien jamás le dio la espalda. En 2009, ya convertidos en referencias juveniles, Sven Bender decidió aceptar la oferta del Bayer Leverkusen y Lars Bender, la propuesta del Borussia Dortmund. Su camino separado no ha tenido grandes sobresaltos y, en la dirección adecuada, ambos han logrado asentarse en dos de los clubes más poderosos del país. La pasada Eurocopa 2012 sí premió más a Sven, que logró un billete entre los ‘elegidos’ de Joachim Low, aunque el destino ha querido que ahora sea Lars quien esté a punto de alcanzar ganar la Champions League. Premios y sensaciones compartidas. Carreras y sacrificios compartidos. Una vida de dos. La de los Bender.

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