Cuando Francia dejó a España fuera de la Euro 92
Fue el último campeonato al que la selección no acudió
España visitará a Francia con la obligación de conseguir la victoria si quiere seguir optando a la primera posición en su grupo de clasificación para la Copa del Mundo de Brasil 2014, la selección acude a todas las fases finales de grandes campeonatos desde el mundial de Estados Unidos, la última vez que quedó fuera en eliminatorias previas fue en 1991. Francia se interpuso en su camino hacia Suecia 92.
La niebla es uno de los mayores obstáculos que deben soportar los conductores que atraviesan la carretera entre Milán y Turín durante el duro invierno en el norte italiano. A principios de Febrero de 1991, Martín Vázquez se salió de la carretera con su Mercedes 190 (regalo de Ramón Mendoza a los jugadores del Real Madrid tras conquistar una liga). Afortunadamente, el talentoso futbolista español que formaba parte de la disciplina del Torino, no sufrió daños importantes aunque sí una serie de contusiones que le apartaron de la convocatoria española en la que Luis Suárez le había incluído.
Francia esperaba a España en unos días con un billete para la Eurocopa de Suecia 92 en juego. Aquel campeonato pudo celebrarse en nuestro país, ya que la Federación española llegó a presentar una candidatura de organización que fue desestimada por la UEFA debido a varias razones. La principal fue que vieron inadecuado hacer coincidir en el mismo año el campeonato europeo de fútbol con la Expo de Sevilla y los Juegos Olímpicos de Barcelona, y el otro argumento fue la falta de acuerdo en las cuestiones relativas a la recaudación y explotación del evento. El proyecto, que incluía la final en el nuevo Estadio de la Cartuja que se planteaba construir en la ciudad hispalense, no cuajó (aunque Ángel María Villar intentó por todos los medios demostrar que los tres eventos no se solaparían), siendo Suecia designada.
Con el sueño de organizar la Euro 92 por los suelos, la selección tuvo que luchar en la fase de clasificación por una plaza que no conseguiría por primera vez en 16 años. La cosa no comenzó mal del todo, ya que se ganó a Islandia en el primer encuentro con goles de Butragueño y Carlos Muñoz; el ariete jienense vivió una espectacular racha de anotación en sus inicios con la selección española: marcó 5 goles en sus primeros 4 encuentros. Debutó marcando en un amistoso frente a Brasil.
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Ante Islandia llegaron las primeras dudas e imprecisiones, el aviso del desastre mayúsculo que viviría su punto máximo un año más tarde con la derrota en Reikiavik; uno de los grandes ridículos de España en su historia. Pero en ese momento ya no estaba Luis Suárez, despedido meses antes tras los sucesivos fracasos que España sufrió, entre ellos las dos derrotas ante Francia. Tras debutar ganando, los hombres dirigidos por el "arquitecto" gallego jugaron en Praga, de blanco y ante una selección a la que le restaban tan sólo 14 encuentros oficiales antes de desaparecer, Checoslovaquia (se dividirían en las actuales Repúblicas checa y eslovaca).
En el pesado terreno de juego del estadio Strahov, España sufrió el primer gran revés perdiendo 3-2. Los checos remontaron un partido que los hispanos no jugaron tan mal como reflejaba el resultado; los Butragueño, Michel o Zubizarreta estaban obligados a ganar el resto de sus partidos si no querían verse en problemas. Golearon 9-0 a Albania en una noche mágica en Sevilla, y antes de visitar el Parque de los Príncipes se empató en Castellón ante la Portugal de Paulo Futre.
Suárez planificó una revolución, un golpe de efecto. El seleccionador era aficionado a los grandes cambios cuando la soga apretaba. Había llegado al cargo justo después de que Ángel María Villar se convirtiera en presidente de la Federación en 1988. Sus primeros pasos venían avalados por su gran trayectoria en las divisiones inferiores, donde guió a la Sub 21 al título europeo conquistado frente a Italia. Ya en su primera convocatoria no le tembló el pulso al dejar fuera a hombres como Buyo, Gordillo, Víctor o Gallego, jugadores que estuvieron en la Eurocopa de Alemania 88.
Sus métodos no le fueron mal al principio, aunque su carácter llegaba a desesperar a periodistas y jugadores, que con el gallego nunca sabían en qué lado de la acera se encontraba. Pero los dos goles de Stojkovic en el mundial de Italia borraron la confianza que el aficionado había generado en el equipo, y a partir de ese momento España entraría en una dinámica muy negativa que le conduciría al sonado fracaso meses después.
Pero en aquel revés mucho tuvo que ver la poderosa Francia de Michel Platini. Potente porque tras perder en Escocia en 1989, los galos acumulaban una racha de 13 partidos sin conocer la derrota. Y es que para ellos había sido casi un shock quedarse fuera del mundial de Italia tras sus extraordinarias actuaciones en los campeonatos precedentes, aunque después de México 86 nada volvió a ser como antes. Fue tan grande el fracaso que incluso hubo reuniones entre los presidentes de los grandes clubes en busca de una solución. Y entre todos los poderosos, un club destacaba por encima del resto, el Olympique de Marsella que Bernard Tapie había construido a base de talonario. Ellos eran la base del equipo que dejó a España sin Eurocopa.
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Platini había devuelto la confianza a una afición que con él sentado en el banquillo se veía capaz de cualquier cosa. Mentalmente era un conjunto muy superior a una España que caminaba en picado hacia el abismo, y ciertamente el nivel deportivo de los Boli, Casoni, Deschamps, Amorós, Blanc o Cantona también era superior al que podía ofrecer aquella selección española.
Como decimos, Suárez planificó una mini-revolución en el equipo para hacerles frente. Dejó fuera de la convocatoria a Roberto Fernández, Fernando Gómez y en primera instancia también a José Mari Bakero (tras el accidente de Martín Vazquez volvería a ser incluído). En París jugaron Zubizarreta; Nando, Quique Sánchez Flores, Juanito, Sanchís, Bakero, Goicoechea, Vizcaíno, Amor, Michel y Butragueño. Posteriormente salieron Soler y el delantero del Atlético de Madrid Manolo.
Los franceses por su parte salieron con un equipo muy competitivo. En los días previos Michel Platini había calentado el encuentro manifestando que no tenía miedo a España y que confiaba en repetir el éxito de 1984; el francés fue durante su carrera un auténtico gafe para la selección española como se demostraría tras este encuentro. Francia jugó con Bruno Martini, Basile Boli, Bernard Casoni, Manuel Amorós, Laurent Blanc, Franck Sauzée, Jean-Phillipe Durand, Bernard Pardo, Pascal Vahirua, Eric Cantona y Jean- Pierre Papin. Más tarde salieron Luis Fernández y Didier Deschamps.
España se adelantó con un gol de Bakero que llevó la euforia al banquillo de Suárez, y es que el de Goizueta estaba pasando por una verdadera racha goleadora a las órdenes de Johan Cruyff en el Barça. Pero pronto Francia daría la vuelta al encuentro, adelantándose con un espectacular tanto de Papin (balón de oro de 1991). Blanc hizo el tercero y España quedó herida de muerte, con un pie fuera de la Euro.
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Después del traspiés se perdieron dos amistosos, uno ante Hungría y otro frente a Rumanía 0-2 en el Estadio Príncipe Felipe de Cáceres, éste fue el último de Suárez como seleccionador, que fue cesado tras esa desgraciada noche. Llegó Vicente Miera para cerrar la clasificación, sufriendo las definitivas derrotas ante Islandia y Francia en Sevilla. El desastre imaginado por muy pocos terminaba de acontecer, y España tendría que ver la fase final de un gran campeonato por televisión 16 años más tarde.
La selección vuelve a jugársela ante Francia, y esta vez no valen excusas, sólo sirve ganar y volver a demostrar al mundo por qué España ha dominado este deporte en los últimos años. Después del traspiés ante Finlandia, el Stade de France espera para vivir una nueva "Batalla de París"...