Bayern: Javi Martínez, adaptación escamada
En Alemania crecen las dudas sobre el acierto del fichaje del ex del Athletic
Javi Martínez se convirtió en uno de los fichajes más llamativos del pasado verano, pero su rendimiento a lo largo de la temporada ha abierto las dudas sobre el acierto del Bayern de Munich al pagar 40 millones de euros al Athletic Club de Bilbao. Analizamos los problemas de adaptación a la Bundesliga de Javi Martínez.
Tras millones de años de evolución, los seres vivos han desarrollado diferentes estructuras para cubrir su piel. Ésta, supone el principal medio para garantizar su supervivencia en un entorno agresivo y hostil, pues les genera una notable protección. Desde gruesas capas que les aíslan del frío o el calor, hasta una reserva para prevenir la escasez de nutrientes. La más famosa de todas estas cubiertas, son las escamas, comunes en vertebrados que multiplican con esta piel adicional su grado de tranquilidad, aunque suelen perderla varias veces a lo largo de su vida. Durante ese tramo, cualquier roce hasta desprenderse totalmente de su ‘muda’, decolora y debilita su tronco, más aún en reptiles que suelen llevar una vida individual, de carácter solitaria y auto-dependiente. Nada ni nadie les respalda. Nadie ni nada les defenderá en situación de fragilidad respecto al entorno. Esa re-adaptación provocada por la descamación, acaba con muchos de estos ejemplares, siendo atrapados por los humanos con mayor facilidad.
En Múnich, un ciudadano alemán fue detenido en el aeropuerto con 49 de estos reptiles vivos en su equipaje, todos ellos en proceso de descamación. Al ser interrogado, no encontró mejor respuesta que decir que esos animales eran para su consumo personal, ofreciéndose a comer uno de los lagartos frente a las autoridades para probar sus alegatos. Los aduaneros rechazaron la propuesta y confiscaron los animales, que se salvaron de terminar en la olla del ‘desequilibrado’ que les cazó. Precisamente allí, en suelo bávaro, estos meses se lleva a cabo otro proceso de ‘escamada’ adaptación al medio, la de Javi Martínez en el Allianz Arena. Un proceso de cambio de país, campeonato, plantilla y club que no fluye como se esperaba, que alimenta dudas cada partido y que cuestiona la necesidad de su fichaje, sólo avalado y defendido por el potente resultadismo de un equipo imparable más allá de su mediocentro.
La contratación de Javi Martínez no sólo creó impacto en España por atraer a un club tan poderoso y ser capaz de pagar 40 millones de euros por su contratación (cantidad que Barcelona y Real Madrid se negaron a pagar anteriormente porque de lo contrario, se lo habrían llevado). Y es que el navarro no llegaba únicamente al club más poderoso del país, al que mayor poder mediático logra a nivel nacional y el que siempre compite descaradamente ante la fuerza extranjera, sino que se convertía así en el fichaje más caro de la historia de la Bundesliga, una prueba clara de la equidad financiera que consiguen ya los clubes alemanes. Lo más chocante de su traspaso fue el arrastre mediático que atesoraba pues jamás los muniqueses habían marcado tan firmemente sus intenciones de constatar que fichaban a un jugador que pocos pudieron pagar para lograr un mismo fin. Era el inicio de un camino de apariencias, exhibición y demostración de grandeza más allá de lo meramente deportivo.
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Porque si nos atenemos únicamente a ello, la respuesta a su contratación no estuvo entonces, ni está resuelta aún hoy. No se puede esconder que el navarro sería útil en cualquier club de primer nivel y tampoco que la idea pasaba por ampliar una plantilla que se quedaba corta en cuanto a alternativas de cara a una campaña larga donde siempre se aspira a intentar conseguir todos los trofeos en disputa. De tal manera, debería lograr no sólo renovar muchas de sus carencias, sino mejorar la edad media del equipo, ofrecer más combinaciones defensivas-ofensivas a Jupp Heynckes y, de paso, eliminar a aquellos jugadores que no tenían continuidad y ocupaban fichas inservibles para la dinámica bávara. La obstinación del Bayern en su contratación, evidenciaba que era una zona a mejorar en número, que no en calidad, pues sí se necesitaban nuevos argumentos que aportaran seguridad con la pelota, creación e identidad-empaque, aunque siempre que mejorara lo hasta ahora reflejado. Y allí radica el problema de esta lectura, pues lejos de completar el entramado muniqués, Javi ha ocupado su rol sin mayor diferencia respecto a experimentos anteriores.
Tras siete meses de travesía por la Bundesliga, el debate en torno a su adaptación no existe en Alemania gracias a la fuerza colectiva de un grupo incapaz de ser sometido en lo que llevamos de curso, pero nadie esconde interiormente que se ha sido cruelmente injusto con el brasileño Luiz Gustavo. El ya internacional con la canarinha llegó hace dos años y medio al líder germano y, desde su primer día, fue capaz de rendir y mejorar las propuestas previas tanto en la medular como cuando se le exigió tapar mermas como central o hasta lateral. Deficiencias que se convirtieron en adicciones personales para el jugador, que multiplicó su importancia en el equipo y trascendió en rendimiento sobre el césped. Tanto, que cuando se fichó a Javi Martinez, él era absolutamente intocable en el esquema, su energía jamás se terminaba, aportaba soluciones de diferente calibre e incluso sumaba como goleador con una grata mejora de su disparo desde segunda línea. No merecía ser superado por el recién llegado y no lo habría sido de no haber sufrido una fuerte lesión que lo frenó, pues el español no fue de inicio titular debido al momento álgido de Luiz Gustavo.
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Hoy, el ex del Athletic de Bilbao completó las previsiones de quien entra en el universo de élite futbolística por la puerta de oro, pues por precio y caché, acabó siendo el compañero de Bastian Schweinsteiger. Sin embargo, toda la amalgama de mejoras que iba a suponer el acceso de Javi al centro del campo bávaro, aún no han llegado. El Bayern ganaría en control, poderío físico, identidad, capacidad para controlar la pelota y recorrido, pero nada de esto ha dejado mal parado a Luiz Gustavo (más adaptado aún al entorno, aunque suplente). La única realidad es que, sin ser un mal año, tampoco hemos visto un partido que haya colocado en la élite muniquesa al internacional español, pues no hemos disfrutado de noventa minutos de liderazgo, carácter, templanza y seriedad vestido de bávaro.
Esa exhibición se hace esperar mientras el Bayern unifica grandeza para el futuro con el fichaje de un Pep Guardiola que sí buscará exaltar la fortaleza de su compatriota. Hasta entonces, Javi busca culminar un año lleno de alegrías globales que puede ser único e histórico más allá de su escamada adaptación a una Bundesliga que lo venera como el icono de la grandeza administrativa de su fútbol, el más valioso del mundo actualmente. La muda hacia una versión mejor, es sólo cuestión de tiempo...