Luis Amaranto Perea: Un gol de 42.524 minutos

Luis Amaranto Perea rompió su mala racha cara a puerta y volvió a marcar un gol después de 42.524 minutos de sequía. Jose David López nos cuenta la renovada sonrisa del defensa colombiano que jugó en el Atlético de Madrid después de marcar su primer gol como profesional.

La varita mágica del debutante que entra con el pie derecho en sus primeros instantes como profesional. La suerte del veterano que se encuentra una pelota dividida para empujar con facilidad a la red. Incluso el portero que, osado y valiente, sale de su área para buscar el cabezazo milagroso en los últimos compases de un partido alocado donde nada hay ya que perder. Todos, absolutamente todos los jugadores tienen una mínima probabilidad de toparse con una acción poco habitual, curiosa y singular en algún momento de sus carreras. Acciones, posibilidades e instantes que lo sitúen como protagonista principal gracias a la fuerza de arrastre y poder mediático que supone un gol.

Para algunos es su misión principal cada partido como referencia ofensiva de un ataque que necesita su acierto en la definición. Para otros supone un estímulo añadido que incluir cada cita dentro de sus cualidades habituales. Y otros sencillamente caen engullidos por el dinamismo e imprevisibilidad de acciones concretas que les colocan en la lista de goleadores con perplejidad. Tres escalones donde el killer recoge sus principales elogios, el centrocampista mejora sus atributos y el defensa impulsa su poderío en acciones concretas. Tres escalones donde lo habitual, lo ocasional y lo puntual logran hermanarse. Tres escalones donde Luis Amaranto Perea jamás encontró hueco durante 42.524 minutos. El fin de un contador interminable para alcanzar su momento estelar, el primer gol de su amplísima carrera deportiva.

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El comodín defensivo colombiano, que durante casi 14 temporadas como profesional ha defendido las camisetas de Independiente Santa Fe, Boca, Atlético de Madrid y Cruz Azul, sumaba su partido número 473. Lo hacía debutando en el Clausura Mexicano (ya jugó con la ‘máquina cementera’ el Apertura). Lo había rozado (sufrió dos anulaciones de gol en su carrera con anterioridad), lo había buscado (es un gran cabeceador y habitual es verlo en acciones táctica ofensivas) e incluso lo había soñado (en más de una entrevista aseguraba que esa estampa de celebración era recurrente cuando soñaba con una pelota en los pies). Y al fin, el sueño se convirtió en realidad aunque incluso para eso, para festejar, para celebrar y para disfrutar, no existió tiempo ni argumentos positivos dado el contexto del partido.

Perea apareció como de costumbre en una jugada a balón parado ofensiva donde iba a buscar generar peligro dentro del área tras un centro desde la izquierda. La pelota alcanzó sin oposición el punto de penalti y allí, bien situado, el colombiano estuvo más rápido que su marcador para meter la cabeza y alcanzar un momento histórico tras 14 años de intenso trabajo y dedicación. Sin embargo, el rival que intentó defender esa misma pelota sí golpeó en la cara del zaguero que quedó dolorido, tapándose la cara y preocupado por la posible deuda que le habría quedado marcada en el rostro. Además, debido a la derrota que ya padecía su equipo en ese momento, no pudo liberar tensiones, explotar o gritar con fuerza la ilusión contenida durante toda su carrera.

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Desde entonces, su gol, uno más dentro de un partido alocado (3-3 finalmente), es el pequeño premio de consolación para un jugador enfrentado con una prensa que siempre cuestiona su categoría. Un torneo colombiano, uno argentino, una Copa Libertadores, una Copa Intercontinental, una Supercopa de Europa y una Europa League, acreditan al extranjero que más partidos ha vestido la elástica del Atlético de Madrid en toda su historia. Méritos a la altura de un ‘gigante’ que, desde ahora, disfruta de su propio momento de gloria (pasajera) para la posteridad. Un gol. ‘Su’gol. El de los 42.524 minutos.