Ladislao Kubala, el mago de Barcelona
Maravilló en los dos 'lados' de la ciudad

Ladislao Kubala es probablemente el futbolista más importante que jugó en el Barcelona y el Espanyol, y aprovechando el derbi de la ciudad condal que se disputará hoy en el Camp Nou, repasamos la vida del genio húngaro, ligada a todos los estadios barceloneses que disfrutaron con su juego...
Cuando transcurran varias décadas y Leo Messi forme parte de la historia, las nuevas generaciones, siempre olvidadizas respecto a las figuras del pasado, se interesarán por su influencia en el fútbol que le tocó vivir: el fútbol de nuestra época. El Messi más terrenal, humano aunque sus goles y jugadas establezcan en ocasiones la duda, correrá el mismo camino que todos los ídolos a los que el tiempo no perdonó. Pero no es nuestra intención especular con la futura retirada del mejor jugador del siglo XXI, sino recordar al que fue para muchos el más grande futbolista que pasó por la ciudad de Barcelona en el pasado, László Kubala. Han transcurrido más de diez años desde su muerte, la emotiva despedida a un héroe del balón...
La vida de Kubala es historia del fútbol español. Llegó como emigrante y se convirtió en una estrella. Adoptó la nacionalidad y jugó con la selección antes de dirigirla durante once años. Pero Ladislao era un "barcelonés de Budapest" (como él se definía), y como tal, fue en los campos de la ciudad condal donde repartió la mejor esencia de su fútbol; desde el distrito de Les Corts, donde quedaba situado el estadio bautizado de forma homónima, al Camp Nou, descendiente directo del anterior y obra arquitectónica por excelencia del barcelonismo. Un campo construido en parte por la demanda de los aficionados que deseaban ver en acción al húngaro.
[video:http://www.youtube.com/watch?v=qq6HoiA6A_w]
Era un malabarista del balón, un auténtico prodigio de técnica que encandilaba a los aficionados y jugaba con el rival a su antojo. Domaba a los defensas, y hacía de cada partido un espectáculo circense. Kubala era especial, tanto que fue objeto de culto, inspiración de canciones u odas, e incluso consiguió reunir a Di Stefano y Puskas en torno a su figura en el homenaje que el Barça le ofreció en 1961. De Kubala se cuentan historias, anécdotas que lo sitúan en lugares inhóspitos, su personalidad es toda una leyenda para muchos...
Sarrià cambia su vida
Como decíamos, su vínculo con los estadios barceloneses es singular, a todos imprimió una pequeña dosis de su talento. A Kubala lo descubrió Josep Samitier (secretario técnico y ex-jugador del Barcelona) en Sarrià. Pero otras fuentes apuntan a que fue el Madrid el primero que contactó con el futbolista, llegando incluso a ofrecerle un contrato. Al parecer, el jugador exigía que su cuñado Ferdinand Daucik le acompañara en su aventura; este hecho unido a los problemas burocráticos que su fichaje conllevaría, frenó las intenciones de los blancos. Y es que el interés del Real Madrid por Kubala estaba justificado desde que su magia estalló en Chamartín durante los primeros días del mes de Junio de 1950.
A España había llegado con el Hungaria, un grupo de futbolistas exiliados que fueron contratados para disputar varios amistosos. El Real Madrid recibió al Hungaria en su estadio con muy poca presencia de público. De aquellos visitantes se hablaba de Kubala, un hombre a punto de cumplir 23 años con una durísima vida a sus espaldas, que incluso se había librado por los pelos de morir en la tragedia de Superga. Kubala tardó un minuto en inaugurar el marcador del Real Madrid-Hungaria. El virtuoso húngaro comenzaba a deslumbrar, y antes del descanso volvió a perforar la portería merengue. Los blancos se despertaron de la siesta en el segundo tiempo y vencieron 4-2, pero la prensa y los aficionados ya habían elegido al hombre a seguir. No terminarían ahí las hazañas del genio de Budapest, que en poco tiempo terminaría firmando por el Barcelona pese a la indignación del Real Madrid. Problemas con su licencia internacional le harían tener que esperar para poder ser alineado con libertad.
Volviendo a aquel mes de Junio de 1950 y a la gira del equipo de exiliados, los caminos del húngaro y la selección española se cruzan por primera vez. España organizaba su vuelta a una Copa del Mundo; Brasil esperaba a los hombres de Guillermo Eizaguirre y Benito Díaz. Antes de viajar y en plena preparación del equipo nacional, no podía existir mejor sparring que el Hungaria de Kubala. Concretaron dos encuentros, el primero se jugó en el Metropolitano y España ofreció una pésima actuación. Los Puchades, Basora o Molowny, fueron superados en todo momento por el combinado reunido por Ferdinand Daucik. Perdieron 1-2, y como afirmó parte de la prensa, parecía que el encuentro era de preparación para los húngaros más que para la acomodada selección que tenía asegurada su presencia en el mundial. Volverían a verse las caras (esta vez sí que ganó España), pero en ese segundo choque el Barça ya se había lanzado de forma descarada a la caza del jugador.
La expectación generada en torno al Hungaria era tan grande que Barcelona también deseaba verlos en acción. El 10 de Junio de 1950 se jugaría el Español-Hungaria que cambiaría la vida de Kubala. Ganaron los periquitos por 6-4, pero László maravilló. Su capacidad de mando y el instinto goleador demostrado, encumbraron al húngaro. Jugaba muy motivado, para él España era algo así como el paraíso, un lugar donde se podía vivir tranquilamente disfrutando del sol y en ocasiones del coñac. Confiaba tanto en sus posibilidades que no le asustaban las amenazas y las sanciones.
El debút de Kubala con el Barça se produjo en un amistoso ante Osasuna una tarde otoñal en Les Corts. Más tarde pudo jugar la copa (que por cierto ganó), pero fue curiosamente en el estadio del rival de la ciudad, el Español, donde Ladislao se convirtió de forma oficial en jugador de la primera división española. Kubala no marcó en aquel derbi barcelonés que daba inicio a una temporada inolvidable para el Barça de las cinco copas, la de 1951-52. En Sarrià, el histórico campo ya desaparecido, decidió un gol de penalti de Celma que dio la victoria al Español. A pesar de ello, este campo siempre sería especial para Laszi, tanto que años más tarde llegaría para defender los colores del conjunto blanquiazul.
Kubala corona Montjuic
Un histórico, Ricardo Zamora, guió al Espanyol a la final de copa cinco años después del debut de Kubala en la liga. El Estadio de Montjuic, otro de los puntos clave de la ciudad en cuanto a recintos deportivos se refiere, sería escenario de la única final de copa que han disputado Barcelona y Español en toda la historia de la competición. Allí estaba Kubala, convertido ya en un ídolo, con dos ligas en el palmarés y a punto de sumar su cuarta copa; una estela de triunfos impresionante. Aquella tarde, en el estadio que todavía no era olímpico, el Barcelona ganó la copa del generalísimo en uno de los encuentros más recordados del derbi barcelonés.
[video:http://www.youtube.com/watch?v=GD7g7FPFWaw]
Pasarían 36 años y muchos acontecimientos en las vidas de Lazlo Kubala y del Estadio de la montaña mágica para que volvieran a verse las caras con un balón de por medio. Kubala había acompañado a Vicente Miera en la aventura olímpica de 1992, aquella historia en la que muchos pronosticaban un nuevo fracaso de la selección de fútbol y que sin embargo finalizaría con el mejor final posible: con el oro en el cuello. Un año después en Montjuic, como en aquella final del 57, el fútbol homenajeó a Kubala. Allí estaban Samaranch, Luis Suárez o Cruyff participando del evento, y el mismo Ladislao defendió los colores de la selección catalana ante un combinado de la liga. Jugó diez minutos a sus 66 años, antes de ser sustituído y marcharse para siempre entre el clamor popular.
El fútbol de Kubala quedó unido a la memoria de los míticos campos de fútbol barceloneses. El Camp Nou recuerda al que para muchos fue el mejor futbolista de la historia del Barcelona, mientras que el resto de aficionados valora con respeto a un digno representante de sus orígenes y un perfecto embajador del fútbol catalán.