El Atleti, el inesperado duelista
Es el Atleti y no el Madrid el rival del Barça
El Atlético de Madrid se ha convertido inesperadamente en el sucesor del Real Madrid como duelista con el Fútbol Club Barcelona por un título de Liga. Sólo 13 jornadas jugadas pero que parecen situar a cada uno en su lugar y la desventaja de once y ocho puntos, respectivamente, que han encajado ya los madridistas se antoja como muy complicada para superar. Es sólo noviembre, pero las distancias están muy pronunciadas.
En un torneo dominado las últimas temporadas por los dos gigantes del balompié patrio, la irrupción del Atlético, cuando hace un año caía eliminado por el Albacete en la Copa del Rey con Manzano aún como entrenador, parece poco menos que un milagro.
Pero detrás de los panes y los peces, y el olvido generalizado de unos medios de comunicación que sólo desean un pronto y para nada evidente desembarco de Falcao en el club vecino dominador de voluntades, hay nombres, apellidos y esfuerzo, mucho esfuerzo.
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Todo empezó en Los Ángeles de San Rafael. Con modestia y sin lujos cuando otros se iban a Hollywood o cruzaban Europa de arriba abajo en chárter, sólo con trabajo permanente y buen ambiente, buen rollo que se dice, Diego Pablo Simeone y Germán Burgos, uña y carne, argentinos con comprensión por los colores (más que muchos españoles), trazaban en secreto un plan. Si ya el final de la campaña pasada fue categórico con la incontestable superioridad en la Europa League, a cambio de fracasar sin alcanzar la plaza de Champions League en la Liga, esta campaña lo que tocaba era esmerarse en la prueba del algodón, la deuda pendiente, el torneo de la regularidad.
Y ahí el Atlético está siendo implacable, con dos traspiés en Valencia y uno, la derrota de Mestalla, hasta con cuitas arbitrales de por medio que lo pudieron evitar. Es decir, no puede ser casualidad. El Atlético está fuerte, firme y hasta cuenta con goles en la zona Cesarini, sobre la bocina, para reafirmar que el deporte es también un estado de ánimo y que un gol en el descuento vale igual que al principio, pero se mete con el alma a falta de energías. El caso es no parar, no arrojar la toalla desde la esquina, seguir peleando aunque sea para vencer a los puntos o para noquear tipo al poderoso Chelsea por 4-1 en la maravillosa Supercopa de Europa, que aún motivaría la venta por entregas de mobiliario de cocina si el campeón hubiera vestido de otro color.
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Este sábado el Atlético se llegará hasta el Santiago Bernabéu en una situación envidiable de ocho puntos de cómodo colchón de rayas rojas y blancas. Como en los viejos tiempos, tan viejos que ya están olvidados. Y saldrá por delante de su rival pase lo que pase, la derrota, que es lo más normal y lo que se vive salvo algún esporádico empate accidental desde 1999 frente al eterno rival. Y el Barça, de ganar al Athletic de Bielsa, será todavía más líder, el mejor de la historia de la Liga.
Así está, pues, el panorama con la aparición como en el 96 del convidado no tan de piedra sino por derecho propio: el Atlético. Que conste que ya lo avanzamos.

