Las primeras victorias españolas en San Siro
El Barça ganó a Inter y Milán en poco más de un mes.

El Málaga de Manuel Pellegrini quiere hacer historia en su visita al estadio Giuseppe Meazza de Milán, donde podría convertirse en el quinto club español que consigue ganar allí en competiciones europeas tras Barcelona, Alavés, Deportivo y Celta de Vigo.
Cuatro torres de acceso en las esquinas y siete pilares intermedios de hormigón pretensado, dan la bienvenida al visitante. El Giuseppe Meazza, o San Siro en el lenguaje más coloquial, es uno de los mayores templos del fútbol europeo, un gigantesco recinto que ha representado desde siempre un duro escollo para los equipos españoles. Llegar a San Siro es acercarse a un territorio de trinchera futbolística, donde el sabor de la gran tradición "calcistica" se palpa en los aledaños. La remodelación del campo en 1990 le concedió un aspecto renovado, pero San Siro nunca ha perdido el aroma del pasado. El camino al estadio está repleto de pintadas que hacen alusión a la gran rivalidad entre los dos equipos de Milán, arengas de ánimo y menciones al enemigo, Materazzi, Gatusso, e incluso a Balotelli... un futbolista que tras su salida del Inter solo volvió al Giuseppe Meazza vistiendo la camiseta de la selección italiana; un conjunto, la "azzurra", que jamás salió derrotado del estadio milanés.
Decíamos que para el fútbol español, San Siro crea respeto, y en muchas ocasiones evoca a diablos del pasado. Allí sufrió el Real Madrid la mayor humillación europea de su historia en 1989, o el Valencia fue incapaz de conseguir una victoria en sus seis visitas, incluyendo la dolorosa final de la Liga de Campeones 2000-01.
El primer equipo español que ganó en competiciones europeas en este campo fue el Barcelona, y además lo hizo de una forma muy peculiar que vamos a recordar. Al club catalán lo entrenaba Helenio Herrera, y fue capaz de llevarse dos victorias de San Siro en menos de dos meses. Ganó al A.C Milan y al Inter, y por si fuera poco, lo hizo en dos torneos oficiales distintos; sucedió en 1959.
Helenio Herrera y Suárez conquistan San Siro
- ¿Se encuentra nervioso ante su eminente fichaje por el Inter de Milán?
- Sí, muy nervioso. No duermo, fumo de continuo, cuando en mi vida apenas sí fumé.
Era Mayo de 1961, y Luís Suárez se encuentra muy cerca de firmar por el club lombardo. Comenzaba una época de éxitos para el futbolista gallego, que sería pieza fundamental del "Grande Inter" en sucesivas temporadas. Helenio Herrera, el técnico interista, fue el gran valedor del internacional español; juntos habían triunfado en Barcelona, y curiosamente, también juntos, formaron parte del único equipo de la historia que ha conseguido vencer en San Siro en el transcurso de un año natural a los dos equipos de Milán, en competiciones europeas.
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El Barcelona disputaba la segunda edición de la Copa de Ciudades en Feria, un torneo que se prolongaría durante casi dos años, y que los azulgrana comenzaron a jugar en plena lucha por la liga 1958-59; era la temporada de los 96 goles del equipo de Herrera, que con un fútbol espectacular terminó ganando el título, imponiéndose por primera vez al Real Madrid desde que éstos habían comenzado su reinado en Europa.
La victoria en el campeonato dio derecho al club a disputar la Copa de Europa por primera vez en su historia, un hecho que provocó que el Barcelona estuviera inmerso en dos competiciones europeas al mismo tiempo durante la siguiente temporada, y curiosamente en las dos se enfrentaría a los poderosos equipos de Milán. Herrera contaba con un grupo de futbolistas de gran jerarquía, y debido a la saturación de partidos que los azulgrana comenzaron a acumular en 1959-60, hizo uso de algunas rotaciones en sus jugadores, dando entrada a futbolistas menos habituales y sorprendiendo con sus decisiones en ciertas ocasiones (como por ejemplo no convocar a Kubala en el partido de ida de los octavos de final de la Copa de Europa frente al Milán, que comentaremos más tarde).
El Barça vivió momentos de auténtico agotamiento durante parte de la temporada. Después de la visita al Real Oviedo en la sexta jornada, viajó a las Islas Canarias para golear a Las Palmas 0-8 y más tarde llegó a Belgrado con motivo de una eliminatoria de la Copa de Ferias. Tras un breve paso por casa en el que golearon al Valladolid, el Barcelona terminó su periplo en Milán disputando los octavos de final de la Copa de Europa; todo ello en solo 15 días, algo que teniendo en cuenta las distancias y la dificultad de los desplazamientos en la época, resulta casi una hazaña.
En Septiembre de 1959, el Barça debe rendir visita al Inter de Milán en el encuentro de vuelta de los cuartos de final de la Copa de Ferias; será la primera de las dos victorias en el mítico estadio italiano. El Barça había derrotado al Inter en el partido de ida por 4-0, un partido disputado durante la anterior temporada. Los italianos, aunque pueda parecer sorprendente, tenían puestas esperanzas en conseguir la remontada. La razón principal de su confianza era que contaban en la plantilla con nuevos refuerzos como Aristide Guarneri y sobre todo el de Eddie Firmani, un espectacular delantero que terminaba de marcar 23 goles en liga con la Sampdoria. Nacido en Sudáfrica, Firmani se convirtió en una leyenda en Italia e Inglaterra, países en los que desarrolló la mayor parte de su trayectoria. En 1967 se convertiría en el primer entrenador con nacionalidad italiana que dirigió a un club de la liga inglesa, concretamente el Charlton.
La confianza del Inter no fue suficiente para batir a los hombres de Helenio Herrera, que con un magnífico Ladislao Kubala (que esta vez sí jugó) terminaron llevándose los aplausos de San Siro al batir al Inter por 2-4. En las filas Nerazzurri destacó el argentino Antonio Angelillo, aunque desde los primeros minutos el planteamiento propuesto por Herrera, se mostró lo suficientemente sólido como para neutralizar el tímido intento de remontada del Inter.
Cuando el partido frente al Internazionale se jugó, ya se conocía que el Milán sería el rival en los octavos de final de la Copa de Europa. Por cierto, el sorteo se celebró en Barcelona, asistiendo el presidente de la Federación catalana Francisco Román, y el de la Real Federación Española de Fútbol, el doctor de la Fuente Chaos.
El 4 de Noviembre de 1959, es decir, 34 días más tarde de haber batido al Inter, el Barcelona vuelve a presentarse en San Siro para jugar contra el A.C Milán. Pocos entendidos pronosticaban una victoria del debutante en la gran competición europea, ya que los italianos eran uno de los clubes más sólidos del continente. Habían sido derrotados en la final dos años antes frente al Real Madrid con un gol en la prórroga de Paco Gento, y contaban con una plantilla espectacular que volvió a ganar la liga la temporada siguiente, reforzada con una de las grandes sensaciones del momento; el brasileño, José João Altafini.
El futbolista era conocido en su país con el pseudónimo de Mazzola, debido a su gran parecido con Valentino Mazzola, uno de los desgraciados integrantes de la tragedia de Superga. Altafini había sorprendido a la directiva del Milán pocos días antes del inicio de la Copa del Mundo de Suecia 1958, cuando durante dos amistosos de la selección brasileña ante la Fiorentina y frente al Inter en San Siro, deslumbró. Altafini tenía 19 años cuando ayudó con su presencia a que la "canarinha" se proclamara campeóna del mundo, con su fichaje por el Milán ya cerrado. Vicente Feola, el seleccionador brasileño en aquella cita, pronosticó un mal futuro para el delantero, del que opinaba que la fama y el ego por aterrizar en Italia le había llegado demasiado pronto. El futbolista sin embargo, se convertiría en una leyenda, y más tarde adoptaría la nacionalidad italiana, selección a la que representó en el mundial de Chile 62.
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Además de "Mazzola", el conjunto Rossonero tenía jugadores como Cesare Maldini en defensa, el veteranísimo Niels Liedholm, que jugaba en el centro junto a Vincenzo Occhetta, y una delantera de lujo, en la que junto a Altafini se alineaban Juan Alberto Schiaffino (autor de uno de los goles del Maracanazo), o el ex de Independiente de Avellaneda Ernesto Grillo.
El Milán, a pesar de su condición de favorito en todas las competiciones, firmó una decepcionante temporada, donde solo pudo ser tercero en la liga y el equipo notó en exceso la avanzada edad de algunos jugadores; la campaña terminó siendo un período de transición. Pronto llegaría al club un joven futbolista de 17 años, el bambino de oro Gianni Rivera, que sería vital en la conquista de la primera Copa de Europa del club en 1963.
Antes de enfrentarse al Barcelona en la Copa de Europa, el Milán había dejado una malísima impresión en su paso por España. Fue uno de los integrantes del brillante cartel del Torneo Ramón de Carranza en 1959, donde fue derrotado por el Real Madrid con un inapelable 6-3, en un encuentro que perdían al descanso por ¡5-1!
Aquella derrota fue un aviso de lo que llegaría en la Copa de Europa, donde un Barcelona muy serio le ganó la batalla en el majestuoso San Siro. El gran centrocampista sueco Liedholm fue neutralizado por el entramado defensivo ideado por Herrera, y el Barça sorprendió al campeón italiano con un juego valiente, que bloqueó a los milanistas. En 15 minutos el Barcelona ya había resuelto la eliminatoria con dos goles, uno de Vergés y el otro de Luisito Suárez, que consiguió sentar cátedra por primera vez en el estadio que vibraría con su estilo en los siguientes años.
Dos victorias históricas en uno de los lugares con mayor magnetismo del fútbol mundial. El Barcelona de Helenio Herrera dejó una huella profunda en Italia, la primera gran gesta de los equipos españoles en la difícil plaza de Milán.