El Rangers y la agonía de los grandes en segunda
Los escoceses han encajado su primera derrota en la Third Division

La ciudad escocesa de Stirling es principalmente conocida por el castillo y su centro medieval, y desde el pasado sábado también lo es porque su equipo de fútbol, el Stirling Albion, ha sido el primer club que ha ganado al Rangers en su andadura por la Third Division escocesa; el conjunto protestante de Glasgow dirigido por Ally McCoist, sufrió su primer traspiés en una categoría en la que no está acostumbrado a competir. Otros grandes descendidos en su día en diferentes países europeos, también vivieron derrotas similares que obligaron al club y a los aficionados a asumir la nueva categoría en la que jugaba su equipo. Derrotas inesperadas ante rivales muy humildes...
Tarento es la capital de Apulia, una zona costera al sur de Italia con muchas influencias de la cultura griega y que da nombre al golfo que ocupa la parte baja del país. Hasta allí viajó en 1980 el Milan de Baresi o Collovati, dos hombres que terminarían ganando la Copa del Mundo con la selección de Italia poco tiempo después y que vivieron en sus carnes la cruel experiencia de ser derrotados por un club con peso insignificante en el fútbol transalpino. El conjunto lombardo había descendido a la serie B tras el escándalo del Totonero, una categoría que jamás había superado el A.S. Taranto en sus 53 años de historia. Los Rossoneri tuvieron un buen inicio en el campeonato, pero el 7 de Diciembre de 1980, el Milan de Massimo Giacomini es derrotado de forma estrepitosa por un equipo que terminaría perdiendo la categoría al finalizar la temporada. El Taranto se impuso 3-0 gracias a dos goles de Bortolo Mutti y una genialidad de Nicola Cassano que dejó perplejo al joven Baresi; fue el día de gloria de un modesto ante un club que dominaría el fútbol europeo a finales de aquella década.
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En 1974, el Manchester United perdió su condición de equipo de la máxima categoría del fútbol inglés. Un gol de Denis Law en Old Trafford, mancillando el honor del conjunto con el que se había proclamado campeón de Europa seis años atrás, daba la vuelta al mundo. La temporada en el infierno de los diablos rojos no fue demasiado tortuosa para ellos, aunque en aquella campaña no se libraron de alguna derrota que desearían no haber sumado a su palmarés. A pesar de liderar la tabla, su partido en Manor Ground (uno de aquellos estadios enemigos del informe Taylor) ante el Oxford United, hizo mella en la moral del conjunto de Manchester. Los pupilos del escocés Tommy Docherty caían ante un club que conseguiría celebridad una década más tarde, cuando siendo un recién ascendido a la primera división, ganó contra todo pronóstico la final de la Copa de la Liga en el estadio de Wembley frente al Queens Park Rangers.
En España también se han vivido casos similares. Sabido es que Real Madrid, Barcelona y Athletic de Bilbao, nunca descendieron de categoría; un trago por el que sí pasaron todos los demás, siendo especialmente dolorosos los casos del Valencia y el Atlético de Madrid.
Ni Alfredo Di Stefano pudo evitar el desastre de un club que manejó de forma lamentable el éxito de principios de los ochenta. El Valencia tocó fondo muy pronto, los días en los que su estadio vivió la dureza de luchar frente a equipos más pequeños. Dos de los tres filiales que jugaron en 1986-87 en segunda división, vencieron en el campo del Valencia. Primero fueron los cachorros del Athletic de bilbao, y dos semanas más tarde, el Barcelona Atlético se llevaba los dos puntos del santuario "ché". El equipo volvería a perder en su duelo de rivalidad regional frente al Castellón, en un partido decidido con el gol del burgalés Ibeas. El Valencia era sexto en ese momento, aunque terminó remando en buena dirección y volvió a la máxima categoría al finalizar la campaña.
Doloroso y dramático fue el estreno del Atlético de Madrid en segunda división en el año 2000. Goleado frente al Levante en su debut y ridiculizado ante su público en una derrota frente al Recreativo de Huelva en la segunda jornada, el Atlético visitó el sur de España en su siguiente compromiso; una auténtica encerrona en una ciudad que no olvidará aquel encuentro. El Real Jaén, un club con una historia de solo tres temporadas en primera división, se impuso 1-0 al equipo rojiblanco. El Atlético de Madrid era colista en la clasificación, un hecho insólito que no tendría un final feliz, ya que el conjunto madrileño no pudo ascender aquella temporada; su "añito en el infierno" se convirtió en 84 partidos en la división de plata. Luís Aragonés, el colchonero impenitente, tuvo que aterrizar en el club para salvarlo de la agonía en su segunda temporada en la categoría.
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El Atlético de Madrid fue derrotado por el Bayern de Munich en la final de la Copa de Europa casi tres décadas antes de su caída en España. En Alemania, el equipo bávaro tenía un duro competidor, un conjunto que hizo crecer el interés por la Bundesliga y transformó el campeonato en una dura batalla, temporada tras temporada. El Borussia Monchengladbach marcó época, y en muchas ocasiones sembró pavor en los aficionados de su rival munichés. Pero los años brillantes se esfumaron, y en 1999 el club descendió a la segunda división del fútbol alemán. La nueva categoría se indigestó tanto que vivieron una agonía en el comienzo. Perdieron sus cuatro primeros partidos, sufriendo la más aboluta agonía el 11 de Septiembre de 1999, cuando el Alemannia Aachen les ganaba 1-2 en la caldera del Bökelbergstadion.
Descender siempre es duro, ya sea por motivos deportivos o económicos. Pero el verdadero drama para los clubes grandes cuando se ven inmersos en divisiones bajas, es adaptarse a nuevos estadios, rivales más aguerridos y una realidad que les condena a luchar con más fuerza si desean volver al lugar donde realmente les corresponde.