España: Michu, el premio al trabajo bien hecho

Michu se ha convertido en la gran novedad de la convocatoria de la Selección española después de recibir la llamada de Vicente Del Bosque para sustituir a David Villa. El asturiano recibe el premio al trabajo bien hecho. Analizamos su ascensión desde el Oviedo hasta la Selección.

Cuando uno ve el Nuevo Carlos Tartiere, le invaden recuerdos azulones en las lluviosas y embarradas tardes de domingo liguero. No era el equipo más estético ni vanguardista en conceptos, pero sí aquél que más energía y derroche desprendía. Tampoco era el que más estrellas lograba reunir cada temporada, pero sí aquél que aglutinaba más carácter global a cada metro avanzado. Se aplaudía un robo, un saque de esquina, un regate tosco y, desde luego, el pundonor e intensidad característico de quien quisiera vestirse de corto. El escenario invita a pensar en un crecimiento de la institución, en un proyecto competitivo, en una ciudad orgullosa de una instalación que apadrina su deporte rey y, desde luego, en una generación de jóvenes que mantengan la ilusión ovetense en la élite. Esas premisas que inexorablemente desprenden un aroma británico, fueron las primeras que automatizó Michu.

Porque cuando su Oviedo le empujó al césped siendo apenas un juvenil de 17 añitos, los días de gloria liguera y sueños europeos (para quien no lo recuerde Javier Irureta les llevó a la extinta Copa de la UEFA) eran ya el mismo recuerdo basto e incurable que suponen hoy. El rival, Siero. Unas 8.000 personas en las gradas. Tercera División en un oscuro día de otoño. Lluvia habitual en la cabeza de los ‘valientes’ presentes. Contexto tan asturiano y ovetense como inglés, galés, británico. El chico la toca, la quiere, no se esconde, la pide y marca el gol clave. Una imagen, una estampa, coloreada de azul astur para aquél canterano que daba tres puntos al equipo de su vida el día más importante de su carrera. Un momento que inició su éxito particular pero con un trasfondo, disfrazado de brillo inmediato, que ocultaba su primera enseñanza con aroma británico. Un equipo, Swansea, cuyo entorno y pasado, bien recuerda al del barrio ovetense que ahora, desde la distancia, sigue aplaudiendo al que ya es nuevo ídolo de la Premier League.

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Y es que aquella tarde del debut y las que conseguiría vivir esos cuatro años como integrante de un Oviedo que vagabundeada por categorías inferiores (Tercera división o Segunda B), son las que en esos momentos atravesaba de igual manera el Swansea. Un equipo humilde, de pasado pobre, golpeado por la incapacidad de lo galés en competición inglesa y con jugadores históricos que jamás serían conocidos más allá de sus fronteras. Con un estadio que, pese a moderno y singular, no alcanza ni tan siquiera las 30.000 localidades que aplaudieron al Michu ovetense de principios de siglo. Un club similar a Oviedo que, por el contrario, ha sabido superar sus baches, eliminar sus problemas financieros y alzarse nuevamente a aquellos retos que siempre mantuvo como sueños imposibles. Una institución que rompió su dinámica negativa durante años atado al profesionalismo más amateur, que encontró su vía positiva el día que un español (Roberto Martínez) apareció en su camino y que reorganizó sus ideas para convertirse ya en el equipo revelación de inicios de temporada.

Y dentro de un organigrama perfectamente definido, trabajado y con fluidez en todas sus secciones, la enorme capacidad de acierto en sus inversiones, le ha terminado por abrir paso no solo en resultados, sino en elogios a su estilo armonioso, asociativo y totalmente identificativo. El último de sus grandes aciertos de mercado vuelve a ser español, era un absoluto desconocido en el ‘Universo Premier’ y llega producto del conocimiento de Michael Laudrup (nuevo entrenador del Swansea este curso) sobre la Liga española. Y aun así, ese larguirucho que había pasado por el norte de España (Oviedo y Celta) para sorprender el pasado año en el Rayo con la cifra más alta de goles por parte de un centrocampista en Liga (15 goles), no levantaría ningún titular si era ‘atado’ por el equipo galés sin alcanzar siquiera los 2.5 millones de traspaso.

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Liberado de grandes responsabilidades, sabiendo leer bien su rol entre líneas, aprovechando el recorrido y maniobrabilidad de su calidad técnica y aportando una llegada clarividente desde segunda línea, Michu tan solo necesitó dos partidos para coronarse como el jugador revelación de la Premier League. A partir de ahí su ascensión fue imparable. Se ha convirtió en una auténtica sensación en Inglaterra. Marcó 22 goles durante la temporada 2012-2013, levantó la Capital One Cup marcando en la final, y lideró al Swansea hacia su primera participación en la Europa League, donde ha arrancado con muy buen pie. Sólo faltaba un último detalle para confirmarse entre los delanteros más grandes del continente y llegó este fin de semana.

Este domingo, Michu ha recibido la llamada de Vicente Del Bosque. David Villa se lesionó en el último encuentro de la Selección española y el seleccionador ha decidido confiar en otro asturiano para sustituirle. Cuando emigró a Gales era prácticamente un desconocido. Hoy, todos conocen su historia, su debut, su tierra, su penalti fallado en el ascenso a Primera con el Celta, su descaro en Vallecas y, desde luego, sus peculiares celebraciones modo-Luca Toni. Todo Gales, toda la Premier, todo el mundo, agradece su irrupción y ahora también Vicente Del Bosque y la Selección española. ¡Nice To Michu!

EL DEBATE: ¿QUÉ OPINAS DE LA CONVOCATORIA DE MICHU CON LA SELECCIÓN DE ESPAÑA?