Italia, che sarà?
Un balance en frío de lo que dejó la selección italiana en la Eurocopa 2012

Ha pasado el suficiente tiempo para hacer un balance en frío de lo que dejó la selección italiana en la Eurocopa 2012. Muchos argumentan que no hay nada que reprochar a esta Nazionale que llegó a Ucrania-Polonia envuelta en el escándalo de Calcioscommesse, con un equipo con más dudas que certezas, que olió muy de cerca el aroma del biscotto para luego maravillar ante Inglaterra y Alemania expresando un gran juego y finalmente caer ante España. “Cualquiera hubiese caído ante mejor selección del mundo y posiblemente de la historia del fútbol”, es la justificación que muchos dan. Sin embargo, todos olvidan que éste era un punto de partida y ahora la pregunta es ¿qué será de esta Italia?
Hay que comenzar hablando del cansancio colectivo que demostró Italia en la final; esto, lejos de ser una excusa, en un torneo corto es una culpa. Prandelli terminó por utilizar siempre los mismos jugadores lo que suponía una admisión tácita de haber errado una convocatoria donde eran pocos los jugadores con sustitutos naturales. Algún día alguien le preguntará al seleccionador cómo hubiese jugado el rombo si Andrea Pirlo se hubiese lesionado, por decir un solo ejemplo pero nunca sabremos la respuesta. Inquieta mucho más saber a mediano plazo cuáles serán los convocados en Italia.
En este sentido, la sensación es que Italia de la mano de Prandelli se haya aventurado en una revolución de mentalidad sin el apoyo de los clubes. El Milan aportó jugadores como Abate, Nocerino y Cassano porque son los mejores en su posición pero no porque el club dé oportunidades reales a los jugadores nativos; Udinese y Napoli ciertamente son simpáticos y juegan bien pero sus plantillas son primordialmente extranjeras, al igual que la del Inter. Luego está la Roma que en la última década siempre era un equipo mediamente italiano pero la temporada de Luis Enrique terminó por poner en stand-by esa identidad. La única es la Juventus campeona de Italia, que hubiese podido aportar hasta 10 jugadores a esta selección pero así no lo quiso el seleccionador para garantizarse un equilibrio.
El otro punto es la obligación de ganar. A partir del proceso clasificatorio rumbo a Brasil 2014, Italia ya no será una simple apuesta a la que le bastará jugar bien para que se le aplauda porque si habiendo llegado sin expectativas a la EURO arribó a la final, ahora que es vice-campeona de Europa se le exigirá como en los viejos tiempos y habrá que ver qué tan compatible es ganar torneos y persistir con un módulo que va en contra de la mentalidad histórica italianista. El hecho que Prandelli haya jugado el primer partido ante España con un 352 y, pese a los buenos resultados, haya cambiado a su amado rombo en la final es quizás una declaración de intenciones porque se puede interpretar que, tras la goleada encajada ante Rusia en el último amistoso previo a la EURO, decidió cambiar radicalmente porque sintió la necesidad de hacer resultado mientras que en la final ya se sentía campeón moral del evento y jugó de manera poco escrupulosa ya que su único objetivo era arriesgar. El buen seleccionador olvidó un solo detalle: quien mucho juega a la ruleta rusa, tarde o temprano termina pillando la bala.