Cómo ganarse el cielo español

Cuando parecía eterno, volvió a superarse.

Existen personas llamadas a marcar una época, a ser recordados eternamente. Cualquier gesto, cualquier paso les convierten en un poco más grandes. Ninguno es en falso, nada tiene aroma de mala intención. Por eso, por ser así, son grandes personas.

En el mundo del fútbol no destacan solamente los polémicos. Algunos de los mejores jugadores del Mundo son, a parte de excelentísimos futbolistas, grandiosas personas.

Andrés Iniesta entraba en cada uno de los corazones de los millones de españoles con aquel inolvidable gol logrado en el minuto 116 en la Final de Sudáfrica 2010 frente a Holanda que, minutos después, supondría el primer título mundial para el fútbol español.

El crack de la Selección Española y del Barcelona ha llevado a cabo una Eurocopa brillante, tan solo con el 'pero' de no haber marcado un gol, situación que no resta importancia a su exquisíto nivel mostrado en cada uno de los seis encuentros. Su nivel le permite regatear en milímetros, otorgar asistencias mágicas, precisas, convirtiéndole en un jugador determinante, diferente.

Su humildad, su inocencia, su saber estar, sumado a su calidad innata, a aquel histórico gol en Johannesburgo, han hecho que desde entonces pocos hayan sido los estadios en los que hayan recibido o despedido con pitos, con insultos. El futbolista total, tanto dentro como fuera de los terrenos de juego.

Un futbolista mediático, que en muchas ocasiones parece que viven en los cielos, que no logran tocar el suelo por su carácter de celebridad pública, pero que es consciente de lo que puede ayudar con su imagen, y es ahí donde su nombre le hace más grande. Fiel a sus raíces, a sus tierras de Castilla la Mancha, nunca deja de lado un recuerdo en las celebraciones para su querida Fuentealbilla.

Una megaestrella mundial que, lejos de gastar su dinero en lujos desorbitados, ha invertido en su pueblo, con su gente, creando su propia marca de vino, comprando viñas para que así, a parte de conseguir su propio negocio, haya podido dar trabajo a los habitantes de su pueblo. No queda ahí, porque el pasado mes de Diciembre Andrés Iniesta invertía un total de 420.000 euros en el club que le vió nacer, que le dió la oportunidad de comenzar a formarse un nombre antes de viajar. El Albacete Balompie pasaba una mala situación económica y el centrocampista español hacía oficial la adquisición de 7.000 acciones para ayudar económicamente al club de sus amores.

El claro ejemplo de que el poder mediático no está reñido con la lógica, con no perder el rumbo. Por si todo lo comentado fuera poco, este enorme futbolista (según afirmaba el propio Ayuntamiento de Valencia) daba el importantísimo paso de aceptar la prima por la consecución de la EURO 2012 para inmediatamente donarla a lo afectados por el incendio que estos días está afectando la Comunidad Valenciana, y del que se ha afirmado que urgentemente se necesita ayuda. Un gesto maravilloso que, conociendo la personalidad y bondad del jugador manchego, era casi de esperar.

Ejemplar, de valor incalculable. Un futbolista que destaca de forma espléndida en el terreno de juego pero que, a base de gestos brillantes, brilla con más tono dorado fuera de ellos.

El claro ejemplo ser querido. Nadie le recuerda un mal gesto, nadie le puede recriminar nada en el mundo del fútbol. El jugador perfecto, quizás. Futbolista idolatrado por conocidos y extraños, homenajeado en multitud de ocasiones, con esa sonrisa tan inocente, tan humilde, que sigue haciendo grande día a día la leyenda de su persona.

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