Un estilo, dos magos y un sueño
Iniesta y Silva están destacando notablemente

Solo los mejores son recordados. Solo los campeones entran en las páginas doradas. Nadie recuerda a los subcampeones. Solamente los que marcan la diferencia, los que destacan de forma innata serán recordados como aquellos seres especiales, mágicos, que eran capaces de convertirse en ejemplos a seguir.
España cuenta, quizás, con la mejor generación de futbolistas que nunca se haya podido tener. Una generación ganadora, campeona, de una calidad humana y deportiva que supera la realidad. Los mejores jugadores del Mundo conforman una selección que vive el mejor momento de su Historia, que deportivamente se muestra intratable ante la gran mayoría de rivales. Nunca renuncian a su estilo de posesión, de colectivo, de toques y más toques. Si el resultado no es positivo no echan por el suelo su estética, buscando el gol sin ocultar su identidad.
Dos futbolistas de los llamados cracks mundiales, piezas claves en sus respectivos clubes y que en España están confirmándose con una dupla de auténtico lujo. Dos futbolistas capaces de ocultar una posesión ante el más poderoso de los rivales que, por mucho que lo intenten, tan solo podrán arrebatarle un balón mediante faltas.
David Silva y Andrés Iniesta. Dos genios del mundo del fútbol. Dos futbolistas de carácter introvertido, que no suelen dejar grandes titulares fuera de los terrenos de juego, pero que sin embargo cuando entran en acción, cuando se calzan las botas, desprenden el mayor de los aromas futbolísticos, el de las grandes fragancias.
Dueños absolutos de la posesión, del toque. Dos jugadores que se han convertido en los dos grandes protagonistas del juego perfecto de España, y que en estos dos encuentros disputados han mostrado su mejor nivel, por lo que tanto el combinado español como los millones de aficionados que apoyan a la Roja pueden estar tranquilos de que tienen a dos privilegiados del fútbol.
Andrés Iniesta, manchego, muy fiel a la humildad de su tierra. Un jugador que nunca niega una fotografía, que nunca tiene un mal gesto y que, cuestiones del destino, siempre está presente en las grandes citas, esas en las que los jugadores destacados deben dar la cara. Recordado eternamente por aquel histórico gol en Sudáfrica 2010, que a posteriori significaría el primer título mundial de España. Un ídolo de masas que busca un segundo plano, ya que los flashes no van con él, pero que por calidad natural, siempre presente, le convierten en uno de los grandes focos de atención en cada estadio que pisa, en cada competición que dispute tanto a nivel de clubes como de selecciones.
David Silva, canario. Un futbolista que se dejó seducir por el megaproyecto del Manchester City hace dos temporadas, cuando dejaba Valencia, donde le habían dado la oportunidad de crearse un futuro y que, gracias a sus actuaciones y a la delicada situación por la que atraviesa el conjunto de Mestalla, supusieron que hiciera las maletas con destino el Ettihad Stadium. Un jugador diferente, zurdo, capaz de guardar cualquier posesión, de llevar a cabo regates en minúsculos espacios. Un crack mundial que con España no ha acabado de consolidarse en el once, pero que en los últimos encuentros con el combinado de Vicente Del Bosque está adquiriendo los galones necesarios para seguir explotando su juego, lo que se traduce automáticamente en una figura determinante en el juego ofensivo.
Futbolistas que se llevan titulares sanos, puramente futbolísticos, que marcan la diferencia, que se convierten en auténticos quebraderos de cabeza para los conjuntos rivales por su calidad, por su técnica. Su función es decodificar la congestión del juego, ofrecer pases determinantes en el momento oportuno a los delanteros. Líderes.
Ante Irlanda volvieron a marcar la diferencia como tan solo ellos saben. Sin armar grandes escándalos, tan solo fútbol, el que nace de sus botas, el que tiene la misión de coronar a España nuevamente campeona de Europa y lograr el deseado hito de sumar dos Eurocopas consecutivas intercalando un Mundial.