A 28 años de Heysel

La final de la Copa de Europa entre Liverpool y Juventus se tiñó de negro

La noche del 29 de mayo de 1985 es de esas páginas que si el fútbol fuese realmente un libro convendría arrancar sin dejar rastro alguno y quemarla como pocas otras miserias que ha dejado este glorioso deporte. El estadio Heysel de Bruselas era el escenario de la final de la Copa de Europa entre Liverpool y Juventus y una noche que debió ser de fuegos artificiales terminó siendo de sangre.

La elección del estadio de la capital belga fue criticada por ambos clubes por tratarse de una estructura deteriorada, sin salidas ni pasillos de emergencia. Nunca unas críticas fueron tan faltamente visionarias.

Los hinchas ingleses estaban ubicados en la curva norte. A su lado, se hallaba el sector Z (entre la tribuna y la curva), que estaba ocupado por juventinos que habían asistido autónomamente, sin la ayuda de peñas o grupos ultras; eran sobre todo familias y simpatizantes no radicales. Aproximadamente una hora antes del partido, los hooligans comenzaron a abalanzarse contra aquel sector vecino buscando la reacción de los hinchas rivales, que jamás llegó puesto que no se trataba de radicales. Asediados, los juventinos trataron de escapar saltando al terreno de juego pero la policía belga, que no estaba preparada para hacer frente a la situación, los azotó para evitar lo que creían una invasión de campo. Finalmente los hinchas tumbaron la separación entre los sectores X y Z para que todo degenerara en una avalancha humana que cobró 39 víctimas, que perdieron la vida aplastadas y asfixiadas, además de causar más 600 heridos. Con el resto de los presentes sólo parcialmente conscientes de la situación, el partido se jugó, la Juventus ganó con un penal que no fue penal y la copa fue entregada en los vestuarios.

Todos los protagonistas siempre evitado recordar aquella noche de dolor y vergüenza empezando por la UEFA, ésa que durante la Euro 2000 hizo jugar a Italia en ese mismo estadio entonces rebautizado con el nombre de Rey Balduino y que siquiera una flor fue capaz de posar en honor de aquellas víctimas que quizás hubiesen podido ser evitadas si otro estadio hubiese sido escogido.

Por muchos años, también reinó el silencio por parte de los clubes hasta 20 años después, la suerte volvió a cruzar a Juventus y Liverpool en ocasión de los cuartos de final de la Champions League. En la ida en Anfield, por primera vez en dos décadas los reds presentaran sus disculpas oficiales a los juventinos y lo hizo con un homenaje antes del partido mientras que los4 hinchas expusieron una coreografía con escrito “amistad”. A su vez, La Vecchia Signora coloró una placa en memoria de las 39 víctimas en su sede y en su recientemente inaugurado museo hizo una sala en recuerdo de la tragedia.

El único que desde siempre ha mostrado todo su dolor por lo sucedido ha sido Michel Platini; sí, ése que hoy es el presidente de la culpable UEFA y que aquella noche negra celebró el penal anotado como si nada hubiese sido. Le Roi se retiró dos años después de aquella noche y ha declarado que desde entonces jugó “anestesiado”. Jamás ha vuelto a pisar aquel estadio el francés porque “no sentiría felicidad”.

De toda aquella tragedia, 27 años más tarde, lo único que le queda al fútbol son amargura y un presidente de la UEFA deseoso de llenar los estadios de familias, como esas que ocupaban el sector Z. Del resto, todo lo demás son pérdidas, como esas 39 víctimas que perdieron la vida en lo que debió ser una fiesta. DEP.

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