Tulio, los mil goles de la ‘Maravilha’

Quiere alcanzar la cifra de los 100 goles

Habría que examinar detalladamente todos los registros históricos para poder asegurar las cifras de goles de algunos mitos. Quizás ni así podríamos conocer la realidad que esconden nombres como Arthur Friendenreich, un ‘Tigre’, que tiene el honor de ser el máximo goleador de la historia del futbol mundial con 1.329 goles a principios del siglo pasado. Pero la FIFA disiente, critica y destrona dichas cifras por la incapacidad de poder oficializar una gran parte de ellos. La barrera mil-golista, ese reto que reglamentariamente sólo han logrado superar dos avanzados en la materia como Pelé-Romario, puede tener en breve un tercer acompañante. Otro brasileño, de menor prestigio universal, humildes camisetas y ausencia de galardones, pero de irrepetible amor a Botafogo y al gol. Allí dio forma a un reto que ahora, a sus 42 años, está a punto de conseguir.

Túlio Humberto Pereira Costa, la ‘Maravilha’, suma ahora mismo 985 goles. No son cuentas oficiales, son propias, pero parece que la FIFA está de acuerdo en apoyar su promesa, esa que inició hace ya un cuarto de siglo porque este cuarentón empezó sus días de gloria en Goiás hace veinticinco largos años. Carismático y enérgico en todas sus acciones, tenía un don en el área, era capaz de romper a cualquier defensor gracias a su talento técnico y además, nunca le abandonó su enorme facilidad para definir. Ese don fue explotado en sus interminables treinta y cuatro clubes, en una carrera tan prolífica como caótica, que tocó techo en Botafogo, (donde es un semi-dios) subsiste aún en el modestísimo CSE (2ª División del Campeonato Alagoano) y serpentea de contrato en contrato hasta el sueño de marcar el gol número 1000 en su querido Fogao.

Y es que su carrera hasta el gol 1000 ha tenido un camino absolutamente incomparable. Jugó para clubes brasileños de máximo potencial, aunque siempre incapaz de mantener continuidad, polemizando con sus directivos y dejando a un lado los títulos personales. Nunca fue el más alto, tampoco el más potente y ni mucho menos el más mediático, por lo que sus máximas aventuras europeas tras haber sido icono en Brasil, apenas serán recordadas en el Sion y Újpest. Antes, había ganado el Brasileirao de 1995 o el Torneio Río-São Paulo en 1998 con Bebeto como compañero de ataque. Siendo ambos años el máximo goleador. Era su inteligencia, perspicacia en el área y talento natural para encontrar el gol, lo que siempre le hizo especial, sobre todo en un Botafogo donde fue elegido para mejor jugador de su historia (junto a Garrincha y Nilton Santos).

Tulio también tuvo apariciones esporádicas con la selección canarinha, donde nunca encontraría el respaldo necesario para poder imponerse a leyendas que él debía superar como competidores. Una etapa llena de estrellas que, cuando superaron la meta del Mundial USA 94, quedaron en el olvido con el cambio generacional, donde Tulio ya no encontraría regularidad ninguna. Sin embargo, fue capaz de hacerse un hueco para la historia tras anotar el gol del empate polémico ante Argentina en la Copa América de 1995. No volvió a ser llamado y dos años más tarde, abandonó Botafogo casi de manera definitiva en la decisión y errónea (como él mismo admitió después) más difícil de su carrera.

Desde hace casi una década, deambula por clubes brasileños de diversa consideración con una única meta que le está costando más de lo esperado poder cumplir, pues sus cuentas detallaban que el objetivo se cumpliría en 2010. "El fútbol es una parte importante de mi vida desde hace muchísimo tiempo y no terminaré hasta que colme mis grandes ambiciones. Estoy seguro de que voy a alcanzar estas metas y haré malabares para alcanzar los 1000 goles”, dijo hace algún tiempo mientras se preparaba en sus aspiraciones políticas. Ahora mismo suma 985 dianas, está a quince del objetivo y a ocho de regresar a Botafogo para redondear su sueño: Marcar el número 1000 con la camiseta de su Fogao, la de Tulio ‘Maravilha’.

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