Mourinho tras la estela de Beenhakker

Estilos diferentes ¿caminos paralelos?

José Mourinho ha conquistado la primera liga española de su palmarés. Con esta victoria se ha convertido en el decimosegundo entrenador extranjero del Real Madrid que lo consigue.

Lippo Hertzka, Robert Firth, Enrique Fernández Viola, Luís Carniglia, Miljan Miljanic, Vujadin Boskov, Leo Beenhakker, John Benjamin Toshack, Jorge Valdano, Fabio Capello y Bernd Schuster precedieron al portugués. De ellos, Beenhakker es el que ostenta el mayor número de títulos con un total de tres.

Verano de 1986. El Real Madrid ha preparado un "Trofeo Santiago Bernabeu" con un cartel de auténtico lujo; un torneo con aire de supercopa europea, ya que en él se dan cita los tres campeones de las competiciones continentales del año anterior: Steaua de Bucarest, Real Madrid y Dinamo de Kiev. Completando el cuarteto de elegidos se invita al Anderlecht, que acude al trofeo con varios jugadores utilizados por la selección belga semifinalista en la Copa del mundo disputada dos meses antes; los Scifo, Vercauteren, Grun, o Demol, abrieron la competición frente al poderoso equipo del Dinamo de Kiev, verdugo del Atlético de Madrid en la sorprendente final de la Recopa disputada en Lyon pocos meses antes.

El Steaua llegó a Madrid sin Duckadam, el héroe de la final de Sevilla, que había sufrido una trombosis poco tiempo atrás. Paradojas del destino, en su viaje los rumanos hicieron escala en Barcelona, la ciudad a la que habían causado el mayor de los castigos con su hazaña en el Sánchez Pizjuán. En frente, el Real Madrid de Leo Beenhakker, el holandés que había aterrizado en la casa merengue tras un breve paso por la selección holandesa, y que se convertiría en el técnico extranjero que más ligas ganó dirigiendo al club.

El trofeo Santiago Bernabeu de 1986, sintetiza la experiencia del holandés al frente del Real Madrid. Por un lado, la intención de mostrar un fútbol atractivo, jugando con las piezas del equipo en la búsqueda por alcanzar la perfección exigida por el público merengue. Por otro, el sabor de la derrota ante grandes equipos europeos; un episodio que se repetirá durante su trayectoria.

En el debut de Beenhakker ante su nueva afición, golean cuatro a cero al campeón de Europa en una exhibición del tridente mágico del equipo merengue; Butragueño, Hugo Sánchez y Jorge Valdano.

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Sin embargo el equipo muestra carencias, sobre todo en la línea de contención. En la final del torneo llega la primera decepción, el primer toque de atención a un equipo que necesitaba mejorar sus recursos defensivos.

El Dinamo de Kiev de los Belánov y Yakovenko ilustra las penurias del equipo madridista; le vence 2-3 en su estadio y ayuda a que el Real Madrid firme el primer tachón de la nueva era Benhakker, aunque se tratara solo de un trofeo amistoso.

El holandés tuvo un inicio indeciso. Heredó un equipo campeón por parte de Luís Molowny, el técnico que había guiado al Madrid a conquistar el año anterior la Copa de la UEFA, dando una gran sensación de superioridad ante el Colonia alemán en la final, y mostrando su fortaleza también en el campeonato de liga.

Con Benhakker en el banquillo, volvió a revalidar el título nacional, aunque los blancos no ofrecieron la mejor de sus caras en algunos partidos, como la derrota por 3-2 en el Camp Nou en la 25a jornada. Pero el Barça seguía muy tocado desde la final de Sevilla, pese a contar con el máximo artillero del anterior mundial, Gary Lineker. Además aquella fue la liga más larga de todas, el campeonato peor organizado de la historia con aquel interminable Play off que se inició precisamente con un encuentro entre el Barcelona y el Real Madrid; un insulso 0-0, tan poco interesante como la fórmula que alargó innecesariamente la liga.

Pero el Madrid había recibido el gran palo de la temporada en Munich. Los de Beenhakker llegaron con muchas ganas al olímpico, pero se llevaron cuatro tantos y dos expulsiones. El Bayern pudo incluso ganar por más goles, aunque el resultado de 4-1 todavía hacía concebir esperanzas de clasificación.

La Copa de Europa era el gran sueño de la plantilla y la afición, pocos dudaban de la calidad del equipo, e incluso tras el mazazo de Munich, gran parte de los aficionados confiaban en la remontada. El espíritu de Juanito, con el recuerdo de las noches mágicas del Anderlecht o el Borussia Monchengladbach, había contagiado de optimismo al club. Los jugadores pidieron públicamente que el partido no se televisara para que la afición acudiera con más ansia al estadio; el Bernabeu debía ser una caldera de emociones. Pero el Bayern no falló y se interpuso en el camino, la final de Viena se esfumó…

Las tres ligas ganadas por el Real Madrid en 1987, 1988 y 1989 con Beenhakker en el banquillo, demostraron la supremacía del equipo merengue en el campeonato español. Fueron tiempos duros para el Barça "pre-Johan Cruyff", una época en la que los catalanes solo pudieron contentarse con los tropiezos continentales de los blancos. Como un proceso macabro, fueron desencadenándose los episodios negros en Europa del "Madrid de la quinta"; Munich, Eindhoven y finalmente el más duro… Milán.

La final de la Copa de Europa de 1989 se dibujaba en el horizonte; el Camp Nou esperaba para coronar al equipo que había dominado la competición en los años cincuenta. Parecía que el escenario de la séptima estaba escrito… Barcelona, el campo del eterno rival.

El guión podía ser todavía mejor para los intereses madridistas, ya que cabía la posibilidad de que el rival fuese el Steaua de Bucarest, aquel que había arrebatado al Barça la posibilidad de ser campeón europeo en 1986. Beenhakker sentía que había llegado su momento, pero el Milán ajustició al Real Madrid, y con esa derrota se llevó también el crédito del entrenador.

El holandés abandonaría el club para volver años más tarde. En 1989 se fue con un doblete bajo el brazo, pero sin la Copa de Europa en la vitrina; el banquillo del Real Madrid siempre fue una silla caliente, un puesto señalado más lejos del valor de los títulos conseguidos.

José Mourinho ha sumado la primera liga a su palmarés, por méritos propios y con enorme merecimiento; el Real Madrid ha sido el mejor equipo de la liga y el portugues ha comenzado la carrera para ser el mejor técnico extranjero de la historia del club. Un objetivo difícil, por la inmediatez del análisis y la presión del puesto. Beenkakker solo aguantó tres años sin la Copa de Europa, Mourinho lleva dos y en uno no ganó la liga…

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