Manuel y Fernando, la Champions sí tiene nombre español
El Bayern y el Chelsea jugarán la final de la Champions League
Quién lo iba a decir, pero al final, y pese al desastre de perder a los dos representantes españoles en las semifinales de la Liga de Campeones, la final tendrá nombre español: Manuel, por Neuer, y Fernando, por Torres, verdugos de nuestros queridos escoceses. La final de la Liga de Campeones, el partido de fútbol más importante en el mundo entero cada año desde 1956, ya tiene finalistas, ya tiene aspirantes, ya tiene dos rivales para el apasionante entran dos sale uno, la cúpula del trueno que cierra por todo lo alto la temporada. Pero serán Chelsea y Bayern, contra el pronóstico más generalizado. Así que allí se verán el próximo 19 de mayo en el Múnich Arena (Allianz es publicidad y eso no lo permite la UEFA sin pasar por caja), sede de la semifinal del Mundial 2006. Aquella del gol de penalti de Zidane a la Portugal de Ricardo y un imberbe Cristiano Ronaldo, ya titular. El escenario, el más moderno del continente hasta que se construya La Peineta (se baja el telón y el público que rompe en risas descontroladas…), acogerá a dos inesperados clasificados que colocan al fútbol español al borde de un ataque de incomprensión.
La máxima de que gana quien primero tira y marca en la tanda de penaltis se cumplió en el Santiago Bernabéu. Porque fue el Bayern. Igualmente, los mejores jugadores de la historia los suelen fallar y Cristiano se sumó a la tradición. Todo para acabar con el Madrid en su ocasión de ganar la Décima Copa de Europa y certificar de verdad el cambio de ciclo que se intuía con el Barcelona. Ahora hay más dudas. Así que el Bayern de Neuer, Lahm, Schweinsteiger, Ribery, Robben y Mario Gómez, un súper equipo en Europa pero que ha perdido la Bundesliga, como el Chelsea hace tiempo la Premier League, aspirará a su quinta copa europea al salvar un partido de vuelta memorable y que confirmó que lo bávaro se la atraganta al Madrid hasta en amistosos de verano, como aquél 9-1 en 1980 con Boskov.
El Chelsea, pese a los cientos de millones invertidos por su rico y presuntuoso dueño ruso, aún no ha levantado una sola orejuda y famosa fue su debacle en los penaltis de la final de Moscú contra el Manchester United gracias al resbalón bajo la lluvia de Terry, ausente de Múnich por el salvaje rodillazo a traición a Alexis. Le acompañarán en el palco muniqués (yo les cobraba la entrada), sancionados, Ivanovic, Ramires y Raúl Meireles. Pero estará Drogba, que sigue siendo el chaval del Marsella, uno de los mejores delanteros del mundo. Y Torres, bestia negra del Barça, volverá a ser la presa fácil de los chistes de la prensa inglesa de ‘top less’.
Lo del Barça fue dramático contra un Chelsea perruno y veterano. Por injusto y, en cierto modo, por previsto en el victimismo culé que vuelve sin remisión como reconoció el propio Guardiola tras el partido. Pero en el fútbol siempre ha sido, es y será igual. El que lo construye es el que luego lo destruye. Pasó con el mítico ‘Dream Team’ de Johan Cruyff, que se las apañó para que Andoni Zubizarreta y Romario dejaran paso a su yerno Angoy (‘pointer’ de fútbol americano) y a su hijo Jordi, hoy un ex del Alavés. Lo de Pep no tiene que ver con el nepotismo e, incluso, si Luis Suárez no juega en el Barça (que debería) es porque su hermano es su agente. Pero Guardiola ha cometido el pecado de fiarlo todo a Lionel Messi, su único jugador con gol, rodeado de buenos peloteros aunque sin el instinto necesario para ser otra vez campeón. Fracaso, rotundo, de los 80 millones invertidos en Cesc Fábregas y Alexis Sánchez para que terminaran siendo más aprovechables en momentos determinantes dos canteranos como Cuenca y Tello. Antes, no hace nada, su camino natural hubiera sido una cesión al Zaragoza y Osasuna, por poner ejemplos sin significado. Ahora Pep les dio un liderazgo tan temprano que no habían podido aprenderlo siquiera.
Pero la ovación debe ser cerrada, no obstante, para el ‘guardiolismo’ y una era en la que se han ganado dos Champions al Manchester United, con y sin Cristiano Ronaldo de rival, y se ha ganado algo más importante que los títulos en realidad. Se ha ganado el prestigio, la pleitesía del mundo internacional del fútbol a excepción de aquél que todo lo llena vinagre, José Mourinho, el peor enemigo posible.

