Dos formas de afrontar la evidencia

Dos penaltis marcan de manera determinante el choque

El Barça hizo buenos los pronósticos y superó a un AC Milan que llegó a amenazar por momentos al cuadro culé, que si bien firmó un buen partido, se alejó de la excelencia de otros encuentros. Los azulgranas, conscientes de la obligación que tenían ayer, cambiaron el frac por el mono de trabajo, mientras que los rossoneri compitieron hasta que sus propias limitaciones dijeron basta.

Guardiola salió de inicio con una definida línea de tres atrás (Mascherano, Piqué y Puyol), con Busquets como eje de seguridad y punto de equilibrio, y seis hombrecillos arriba con la responsabilidad de generar peligro. Dani Alves e Isaac Cuenca (sorpresa en el XI de ayer) se enganchaban al extremo para ensanchar al máximo un campo ancho de por si. Por su parte, Xavi, Iniesta, Cesc y Messi se asociaban y mareaban el cuero en la confianza de poder encontrar pasillos que desembocaran en gol, el mismo gol que en San Siro les fue esquivo.

El Barça dominaba pero carecía de la fluidez de otras ocasiones. El Milan se agobiaba por momentos, pero de vez en cuando conseguía inquietar en rápidas transiciones aprovechando que el entramado diseñado por Guardiola parecía partirse por momentos. El inmortal Clarence Seedorf disponía de metros para conducir, siempre con la cabeza erguida, y la sensación era que un gol milanista podía caer, tal y como había pronosticado el técnico local en los días precedentes.

Dos penaltis, marcan de manera determinante el choque de ayer, guste o no, pero es así.

Entre medias de ambas penas máximas, una enajenación mental transitoria de Javier Mascherano, soberbio ayer, habilita a un Nocerino que marca y convierte en esperanza para unos y miedo para otros, una buena asistencia de un Ibrahimovic que estuvo chispeante al principio, diluido al final y llorón en el post-partido.

El primer penalti es meridiano, nadie en su sano juicio puede negar la existencia del contacto de Antonini sobre Messi, como tampoco se puede negar lo evitable de la situación en su origen si Mexès hubiera despejado con contundencia, tal y como le reclamaba Nesta entre lamentos.

El segundo penalti desata la caja de los truenos y el argumento ruin que muchos andan buscando en cada partido. Un penalti absurdo de Nesta sobre Busquets a la salida de un córner, la típica infracción de central veterano de equipo grande, que está acostumbrado a vivir en la comodidad que le brinda el beneplácito de la bula arbitral, hasta que un día lo ven, deciden sancionar y se arma la de San Quintín, la falta de costumbre imagino. Por cierto, Mesbah ni es veterano, ni tiene bula, pero en San Siro le valió para agarrar a Puyol y que no lo sancionaran. No todos los días son fiesta.

El FC Barcelona celebra uno de los goles frente al AC Milan

Ha llegado todo a tal punto de histeria y sospecha, que nos hacemos cruces cuando se señalan los penaltis que son. Urge una revisión profunda del tema, aunque todos sabemos que al final existen unos intereses detrás de estos posicionamientos victimistas y mediocres.

Las decisiones arbitrales en el fútbol de hoy en día son el cajón ideal para esconder lo miedos, las fobias y los complejos. Nunca desaparecerá el árbitro. No interesa. Ese pobre mártir siempre ofrecerá la excusa perfecta llegada el caso.

Más allá de disquisiciones arbitrales el resultado arroja un 3-1, con un balance en 180 minutos de 38 disparos del Barcelona por 8 del Milan. El Barça sigue en la fiesta y el Milan se vuelve a casa. Seguramente así debía ser atendiendo al orden natural de las cosas.

Al Milan ahora le queda batallar por el Scudetto, pero ojo a esta Juventus de Conte, que está a dos puntos de la cabeza y lo va a pelear duro, de momento el técnico de Lecce fue "cazado" ayer diciéndole a sus futbolistas "Devono sputare sangue fino all' ultima partita" [Deben escupir sangre hasta el último partido]. Toda una declaración de intenciones.

El Barça por su parte accede a las semifinales de la Copa de Europa por quinta vez consecutiva, hito memorable para una entidad que vivirá la sexta semifinal en siete años y la octava en el nuevo siglo. Benfica y Chelsea son el último escollo antes de una final en Munich donde se espera conseguir la quinta Copa de Europa de la historia azulgrana, la tercera en cuatro años.

Atendiendo a estos datos, tan fríos como impresionantes, no queda más que dar la enhorabuena y las gracias al FC Barcelona por estos últimos años de buen fútbol y títulos. Estamos sin duda ante el mejor equipo de fútbol del nuevo siglo. El rendirse ante esta evidencia o negarle el mérito ya corresponde a cada uno y a su conciencia.

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