Revulsivo Di Matteo

El Chelsea vuelve a ser un equipo competitivo

Cambios de rumbo, puntos de inflexión. Quien sabe, el destino, la vida son caprichosos. Las variaciones rompen la rutina, hacen desaparecer ambientes grises, modifican las personalidades, desbloquean a las personas.

En ocasiones, ante situaciones que acercan tragedias, se deben realizar cambios, se deben modificar aspectos con vistas a mejorar, con vistas a salir de ese bache que parecen inmensas montañas.

En Londres saben mucho de esto. Un megaproyecto que temporada tras temporada fracasa en el objetivo de la UEFA Champions League. Una plantilla formada y perfeccionada cada año con el claro objetivo de hacerse con los dominios y el control de la máxima competición continental de clubes y que, tras casi una decáda desde la llegada de Roman Abramovich, siguen buscando el camino de lograr tan deseado trofeo.

Una temporada la 2011/12 que comenzaba con una nueva inversión de esas que llaman la atención del fútbol europeo. Un fichaje de los que hacen temblar el mercado. Andre Villas Boas aterrizaba en Stamford Bridge siendo considerado como uno de los mejores entrenadores del momento tras haberse coronado con el triplete desde el banquillo del Oporto. Casi veinte millones de euros por un entrenador que supusieron un golpe importante, pero que a la vez suponía un riesgo mayúsculo que, tal y como se podía preveer, ha acabado en despedida.

El entrenador portugués dejaba el Chelsea hace aproximadamente un mes tras una etapa blue marcada por la irregularidad, por los altibajos y que presentaba un futuro con mayores tonos negros que claros. Más nubes que cielo despejado. Una temporada más el proyecto de Roman Abramovich, aparentemente, volvía a fracasa, volvía a no alcanzar las expectativas.

Su marcha supuso que un hombre de la casa como Di Matteo cogiera las riendas. Un cambio que a primera vista, por nombre, quizás no se presentaba como ilusionante. Sin embargo, el entrenador suizo nacionalizado italiano de 41 años ha logrado dar un vuelco más que importante, interesantísimo, y ha revivido un proyecto que parecía muerto a falta de dos meses de competición.

El Chelsea lograba vencer al Birmingham en el encuentro replay de Octavos de Final de la FA Cup Inglesa por 0-2 fiel al dicho futbolístico popular de "entrenador nuevo, victoria asegurada".

El siguiente reto era realmente importante, serio. Había que remontar una eliminatoria de la UEFA Champions League, la deseada. Un cruce frente al Napoli que habían perdido en la Ida disputada en San Paolo por 3-1 y que se encaraba con ilusión, con carácter de noche grande a nivel continental. Así fue. Noche para el recuerdo, encuentro de los que hacen vibrar hasta el más minúsculo tornillo del coliseo londinense. El Chelsea lograba la igualada global de la eliminatoria al vencer por 3-1 al término de los noventa minutos. Pero no se limitaron a ello, ya que en la prórroga el espíritu ganador del pasado hizo acto de presencia y un gol de Ivanovic daba el pase a Cuartos de Final para el Chelsea.

Las críticas, la desilusión, la tristeza habían desaparecido. Lejos quedaba la reciente destitución de Villas Boas. Pero no quedaría ahí, ya que el sorteo realizado en Nyon por la UEFA hacía que en Cuartos de Final se enfrentaran al Benfica, a quien vencerían en el encuentro de Ida el pasado martes por la mínima 0-1 a domicilio encarando con garantías firmes de volver a disputar unas Semifinales de la Liga de Campeones.

Deportivamente hablando el Chelsea ha sufrido un cambio brutal. Los jugadores, el equipo, vuelven a tener el ritmo competitivo, vuelven a mostrar carácter, vuelven a convertirse en un equipo temido.

Por si esto fuera poco, hace dos fines de semana el gran peso de la sequía goleadora de Fernando Torres se vió truncada, ya que el delantero español del Chelsea marcaba un doblete importante en la victoria del conjunto blue frente al Leicester por 5-2 que supondría un nuevo paso adelante en la mejora blue. Clasificados para las Semifinales de la FA Cup, con ventaja respecto al encuentro de Vuelta frente al Benfica, a cinco puntos del cuarto clasificado en la Premier League y con la mejora más que notable de Fernando Torres hacen que la llegada de Roberto Di Matteo se haya convertido en poco más de un mes al frente en el principal revulsivo del renacimiento del Chelsea.

Roman Abramovich reconoce el error de Villas Boas y vuelve a soñar por una temporada que, tan solo hace un mes, parecía perdida.

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