Rangers: Arqueología de un desastre
El Rangers ha entrado en administración concursal por las deudas

Antes de saltar al césped del Rugby Park, Mikel Arteta repitió de manera mecánica un ritual tejido con superticiones. Se santiguó, pisó el terreno de juego primero con el pie derecho y tocó el césped con los dedos. El partido acabó con 1-1 frente al Kilmarnock, pero el resultado poco le importó a Arteta. Acababa de debutar con el Rangers de Glasgow, pero nada más terminar recibiría una lección que nunca olvidaría. "Chico, nunca repitas el gesto que has hecho antes de empezar el partido. Eso lo hacen los católicos. Nosotros somos protestantes", le recriminó Alex McLeish, entrenador por entonces del Rangers. El gesto que había desatado la ira de su técnico fue el de cruz invisible que trazó para santiguarse, algo propio del Celtic de Glasgow, enemigo acérrimo del Rangers y católico confeso.
Arteta jamás volvió a santiguarse mientras vistió la azul camiseta del Rangers. Irónicamente, ahora el club escocés al completo reza al Papa, a los santos y a quien haga falta para sobrevivir a la trágica situación en la que están sumidos. En Ibrox Park no es momento para cuidar las formas, sino de salvarse a toda costa. Y es que el Rangers, el club más laureado del fútbol escocés con 54 títulos en sus vitrinas, ha quedado esta semana bajo administración judicial a causa de las graves deudas y le han sido restados diez puntos en la clasificación. La situación es límite en todos los sentidos. Deportivamente, el equipo está a 14 puntos del Celtic. Económicamente, al borde de la desaparición.
Las críticas señalan a Craig Whyte como el culpable de todos los males 'protestantes'. El empresario de Motherwell compró el Rangers el pasado mes de mayo a cambio de una libra. Considerado como el adalid de las finanzas, Whyte presumió de conocer a la perfección los laberintos económicos y se erigió a sí mismo como el salvador del club de sus sueños. Ocho meses después de su desembarco en los despachos de Ibrox Park, el Rangers ha entrado en administración concursal, con una deuda que roza los 80 millones de euros. El efecto sanador de Whyte en el club escocés, por lo tanto, ha sido discreto y sus decisiones criticables.
Una vez destapada la angustiosa situación financiera del equipo, en Ibrox Park se llevan las manos a la cabeza con algunas de las operaciones que se han realizado con Whyte al mando. Los Protestantes no entienden fichajes de jugadores discretos como los de Alejandro Bedoya o Juanma Ortiz malgastando un dinero que supone un factor diferencial en los partidos, sino fondo de armario. Tampoco gustó el acuerdo que alcanzó Whyte para vender los derechos de las entradas para los partidos durante los próximos cuatro años a una empresa londinense. Supuestamente el Rangers ingresaría 24,5 millones de libras por esa operación. Millones de los que todavía no ha habido noticia. Para colmo, Whyte también se deshizo de John Greig, un mito viviente del Rangers.
Greig, un jugador de limitado talento pero sobrado de carácter, conquistó Ibrox Park durante sus años como futbolista y todavía hoy se le recuerda como un ídolo, como demuestra la estatua que le dedicaron y que preside la llegada al estadio protestante. Pese a todo, Whyte se atrevió a expulsarle del club, aumentando su lista de enemigos. Para colmo durante el pasado mercado de invierno vendió a Nikica Jelavic. La salida jugador estrella del equipo se entendió como la antesala de lo que poco después se confirmaría. La situación deportiva ha pasado a un segundo plano. Ahora prima la supervivencia, el respirar un día más.
Pese a la desastrosa gestión de Craig Whyte, no es el único culpable de la situación que vive ahora el Rangers, que viene heredada, en gran parte, de los tiempos de opulencia de Sir David Murray. Enajenado por la rivalidad con el Celtic de Glasgow, Murray siempre buscó construir el mejor equipo posible sin reparar en gastos. Los libros de cuentas no existían para él. Sus palabras definen su política al frente del club: "Si el Celtic gasta 5 libras, nosotros gastaremos 10". Murray, funambulista de la hipérbole y fanfarrón por defecto, no mentía. Cumplió a rajatabla con su promesa.
Así, durante su mandato llegaron al club jugadores como Brian Laudrup y Paul Gasgoigne, a los que pagó a precio de oro y se mantenía con salarios millonarios. La constante aparición en la Champions League ayudaba a paliar los gastos, pero con el paso de los años la aparición del Rangers en la máxima competición de clubes comenzó a decrecer, pero no su nivel de gastos. Ronald de Boer, Tore Andre Flo, Dado Prso, ... La lista de fichajes multimillonarios del Rangers era interminable y hoy todavía la está pagando. Aunque no puede pagar. Las deudas le ahogan poco a poco. La administración concursal es el último recurso para evitar la muerte, la unidad de cuidados intensivos financiera. La mala gestión les ha llevado hasta aquí. Será mejor que se santigüen para salir de esta.
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