Antihéroes: el fútbol no sería lo mismo sin ellos

Los jugadores que han descendido a más equipos.

A lo largo de los años se han dirigido innumerables películas sobre los héroes de ciencia ficción. En ellas, los protagonistas son dotados de infinidad de poderes necesarios pasa salvar al mundo del ataque de los malvados. En el 2000 Bruce Willis protagonizó El Protegido junto a Samuel L. Jackson. En esta película, quedó reflejada la dependencia de dos polos que no pueden vivir el uno sin el otro, pero cuya coexistencia parece imposible. Dos extremos destinados a encontrarse para que cada uno asuma su papel. Bruce encarnaba la figura del bien, el defensor del débil, el invencible, el bueno. Samuel, por el contrario, era la antítesis al anterior con una vida repleta de contratiempos, al que nunca le salen las cosas como desea y que dedica su tiempo a demostrar que el lado bueno no tiene sentido de existir sin una mente perversa como la suya. Se trata de la lucha entre el bien y el mal, el ying y el yang, el blanco y el negro, el héroe y el villano. Trasladando este argumento a la vida real y, concretamente al fútbol, se aprecia que esta relación también existe aunque sea complicada de apreciar.

Todos los equipos tienen sus estrellas, sus líderes. Jugadores que cuando oyen el grito de auxilio actúan como salvadores gracias a sus goles o paradas imposibles, convirtiéndose en decisivos allá por donde van. Sin embargo, es fácil encontrar aquellos a los que la suerte les priva de brillar y, no solo eso, sino que acaban hundiéndose cuando una y otra vez se encuentran de frente con el fracaso. Se trata de futbolistas propensos a las continuas lesiones, que en los momentos en los que se les espera acaban defraudando o ayudando a propiciar lo más grave para un club: el descenso de categoría.

Cuando Darlington Omodiagbe se calzó por primera vez unas botas de fútbol imaginaría un futuro repleto de éxitos con él como referente. Desgraciadamente, nada más lejos de la realidad ya que ha vivido de manera consecutiva cinco descensos, seis en toda su carrera deportiva. El primer jarro de agua fría se lo llevó en Polonia cuando vio cómo el FC Gütersloh descendía al infierno. Supo reconducir su carrera y vivió varias temporadas alejado de la decadencia cuando se trasladó a Alemania. Cinco años duró su periplo en el SpVgg Unterhaching. En 2007 lo abandonó cuando el club obtuvo la plaza que les llevaba directos a la categoría inferior. Se iniciaba un ritual que sucedería cada verano. Tras finalizar cada temporada se despedía del equipo en el que había militado dejándoles de recuerdo un regalo difícil de olvidar: el descenso. En 2007 fue el SpVgg Unterhaching, en 2008 el Carl Zeiss Jena, en 2009 el VfL Osnabrück, en 2010 el Rot-Weiss Ahlen y el Wacker Burghausen en 2011. Una hazaña difícilmente igualable y que lo coloca a la cabeza de jugadores gafados.

Federico Magallanes Real Madrid

'Omo' no es el único. Aún está presente el calvario vivido por Magallanes. Llegó a España con currículum de estrella que no convence y se quedó sin hueco en el Real Madrid. Del conjunto blanco al Racing de Santander y de ahí al Defensor Sporting Club, donde volvió a ser el que prometía en sus inicios. Regresó a Santander pero el cambio de milenio se le atragantó. En la temporada 2000-2001 descendió el Racing. Su huida a Italia, tratando de aprovechar los últimos coletazos de sus buenas actuaciones en Uruguay, le llevó a una nueva caída con el Venezia, primero, y con el Torino, después. La historia volvía a repetirse. Tres años de infierno que le dejaron sin club durante un tiempo hasta que fue fichado por el Sevilla sin demasiado éxito. Después, repitió el drama del infierno con el Eibar, certificándose de esta forma que su destino no quiso corresponderle con lo que se esperaba de él cuando se inició en el fútbol.

El siguiente en la lista no es otro que Natalio Lorenzo Poquet. Su proeza es similar a la de Magallanes pero con descensos de equipos a Segunda B. El delantero bajó en la temporada 2007-2008 con el Cádiz, en la 2009-2010 con el Murcia y la tercera con el Tenerife. Por si fuera poco el malestar propio causado por sus vivencias, tenía que escuchar en los partidos cómo la grada del Heliodoro le cantaba: “Bota de Oro, Natalio Bota de Oro”. Ahora, en el Numancia, cruzan los dedos para que la suerte de este chico cambie y no tengan que vivir la misma suerte que sus anteriores clubes.

Es imposible hablar de descensos y no mencionar al Mono Montoya y a Sergio Fernández. El primero decidió dejar España en busca de mejor suerte al comprobar que los presidentes no querían tenerlo en sus plantillas tras conocer que había estado presente en el derrumbamiento del Extremadura, Mérida, Tenerife, Chacarita y Nueva Chicago. Cruzar el charco le vino bien y le sirvió para recuperar su estima y prestigio. El caso de Sergio fue parecido aunque sin salir de nuestras fronteras: Sporting, Celta y Zaragoza fueron los elegidos, aunque con Osasuna logró salvarse. Los casos más sonados son, sin duda, los de Sergio García y Oliveira por ir prácticamente de la mano como antihéroes, los opuestos a Batman y Robin, al menos en determinados momentos. Zaragoza y Betis fueron sus víctimas en temporadas consecutivas, a las que hay que unir Levante y FC Barcelona B por parte de Sergio.

Mala suerte para unos, gafe para otros o malos jugadores para el resto. Sin embargo, resulta necesario toparse con la situación más adversa para que salgan a flote los héroes. Esos que devuelven los equipos a la máxima categoría, recuperando la ilusión del aficionado y que cuentan con el beneplácito de la directiva. Héroes que no existirían de no ser por los antihéroes, los malos de la película que ensalzan la labor del bueno y sin los que no podrían actuar para salvar el mundo, ni brillar en el fútbol.

También te puede interesar:

PLACENTA, PÁGINAS AMARILLAS Y OTROS REMEDIOS DEL FÚTBOL

Artículos destacados

Comentarios recientes