El Bernabéu es Disneylandia

El Barcelona se ha acostumbrado a ganar en Chamartín

Se abrió la veda. Ya pueden elegir a su objetivo favorito y dispararle o amarle, todo dependerá de su ánimo, sus colores y sus pensamientos. Vuelven los Clásicos en 2012 y con ellos el “vale todo” es tendencia en España.

Ganó el Barça en el Santiago Bernabéu. Sí, otra vez. Lo hizo desde la dirección asistida de su filosofía inquebrantable desde la llegada de Cruyff, con casi un 70% de posesión de balón y concediendo tan solo dos disparos a puerta a un Real Madrid que viene de batir registros goleadores. Pinto no fue testado como se presuponía ante la bestial inercia ganadora del Real Madrid y queda la incógnita de saber si el portero gaditano es tan incompetente como apuntaba el Diario AS en su portada tendenciosa del martes.

Los verdugos del Madrid y los artífices del 1-2 fueron Puyol y Abidal. Héroes por accidente, o no. Para mear y no echar gota que diría un castizo.

Puyol, Abidal y Disneylandia

Abidal marca el gol de la victoria contra el Real Madrid

Carles Puyol estaba para los caballos hace unos meses, asolado por las lesiones que amenazaban su continuidad al máximo nivel. Alguno apresuró a jubilarlo antes de tiempo. Fail. Carles Puyol es un mito sin parangón. Leyenda azulgrana y de la Roja cuya figura será más grande y recordada a medida que vayan pasando los años desde su retirada. Es pacífico que estamos ante uno de los futbolistas que más admiración y estima despierta en todo el país, y parece de justicia que así sea. Xavi la pone con una bota que parece un guante y Puyol cabecea con vigor ilerdense. Como el día del 2-6. Como en el Moses Mabhida de Durban. Puyol es sinónimo de orgullo, trabajo abnegado, nobleza y honor. Un grande de este deporte al que cualquier reconocimiento seguramente se le quedará pequeño.

Éric Abidal marcó ayer su cuarto gol como profesional -todos en Copa-, y lo hizo en un gran escenario para celebrar como se merece su reciente y merecida renovación. Su definición ante Casillas la podría firmar el propio Messi, pero Messi asistió al francés, y el rosarino –por el momento- omnipresente no es. Abidal es hoy por hoy un mitazo del barcelonismo, pero cabe recordar que fue muy discutido e incluso silbado en sus primeros años en el Camp Nou. Recuerdo al fallecido Juan Manuel Gozalo –en paz descanse- darle cera en las tertulias radiofónicas matutinas. Su rendimiento, como el buen vino, ha ido ganando con el paso del tiempo hasta consolidarse y ser uno de los futbolistas más queridos e importantes del actual Barça. Abi se ha ganado el corazón de la gente, y desde ayer su figura es más grande si cabe.

Durante muchísimos años el estadio Santiago Bernabéu fue al Barça lo que Covadonga fue a las tropas musulmanas (722 d.C.) o Numancia a los romanos (154-133 a.C). Desde la llegada de Guardiola al banquillo culé, el fortín blanco parece Disneylandia para el barcelonismo. Los jugadores salen con una voracidad inusitada y destapan el tarro de las esencias, sabedores que ese es EL PARTIDO. Siete visitas seguidas a Chamartín con un balance de dos empates y cinco victorias. Una carnicería en los “tête a tête” que no conoce precedentes entre los dos clubes, y que causa un profundo escozor amén de dejar muy tocado anímicamente al buen madridista. Cada nueva derrota, el trauma es mayor y el complejo crece. En Barcelona vivieron esta situación durante décadas, haciendo del culé una especie de “Carpanta victimista” que se lamía las heridas con tristeza. El AVE, el Twitter, la Masia y Guardiola han instalado ese drama en el Club de Concha Espina y en sus fieles aficionados.

El hijo del portero

El 13 de septiembre de 2008 debutaba en el Barcelona un joven desgarbado ante la visita del Racing. El Barça venía de perder en Soria y los cántabros sacaban un empate del coliseo azulgrana. Guardiola se tambaleaba tras dos semanas en el cargo. El “hijo del portero” se llamaba Sergio y venía del filial azulgrana donde en ocasiones era suplente en la Tercera División. Se ha escrito que era tal su nivel técnico que en según que campos de tierra o césped artificial no podía despuntar, por lo que Guardiola lo sentaba. No obstante, el propio Guardiola estaba convencido que sí podría brillar en la Primera División. Estuvo fino ahí. Desde aquel día no ha hecho más que mejorar en cada partido. Su progresión meteórica se llevó a un jugadorazo como Yaya Touré por el camino y tras tres años y medio dando pequeños pasos -con un Mundial, dos Champions y tres Ligas por el camino- se ha convertido en el mejor mediocentro defensivo del planeta.

Se dice que la constancia hace la excelencia, y Busquets es la prueba más notable que ha conocido el fútbol español en los últimos años.

Lo de ayer en el Bernabéu fue una nueva “masterclass” dedicada a los escépticos, si es que a estas alturas aún queda alguno. Del Bosque y Guardiola fueron centrocampistas de tronío. Los dos conocen el oficio y los dos coinciden en idolatrar al mediocentro de Badia. Por algo será. Llegó en septiembre de 2008 como el “hijo del portero”, y ahora mismo de su padre pocos se acuerdan.

Pepe se queda sin abogados

Pepe pisa a Messi

El pisotón de Pepe a Messi es delictual, perseguible de oficio y una afrenta a los que amamos este deporte más allá de los colores. Dice Forges, inspirándose en Ghandi, que “La violencia es miedo de las ideas de los demás y poca fe en las propias”, pues eso. No descarten que este chico traiga la tara de base, aunque al menos yo, no le recuerdo incidentes de este calado en su estancia en el Porto. Su reincidencia y su canallismo continuado obedecen a la de un ser despreciable, ahora bien, que nadie se equivoque, Pepe no representa al Real Madrid. De hecho Pepe no se representa ni a si mismo. Es un “terrorista” con botas, un enajenado peligroso y dañino, lo cual no deja de ser una lástima toda vez que tiene las condiciones para ser el mejor central del mundo. El Real Madrid es Gento, Amancio, Di Stefano, Puskas, Del Bosque, Michel, Butragueño, Raúl, Iker Casillas, su estadio, su historia, su afición y su palmarés. Aprovechar una acción puntual de un energúmeno para arremeter contra un club como el Real Madrid es mezquino y oportunista. Todo hombre tiene derecho a una buena defensa, pero en el caso de Pepe los abogados defensores otrora se han pasado a la Fiscalía y a la acusación particular. No cabe otra. Es de justicia.

No quisiera acabar sin lanzar dos breves reflexiones.

- Mucha leña se le ha dado a Mourinho en radio, prensa y TV desde ayer noche, pero que nadie se engañe. Si ayer el partido acaba 1-0, aún jugado de forma rácana y habiendo generado tan solo dos tiros a puerta, hoy el portugués sería un estratega de la hostia, como de hecho lo venía siendo hasta ayer antes de iniciarse el partido. Mourinho no da con la tecla con el Barça, es evidente, pero la Liga está en su mano y la Champions le puede dar su oportunidad de redimirse de humillaciones pretéritas.

- Saber ganar y saber perder es ciertamente complicado. Enhorabuena a los que pueden hacer las dos cosas con dignidad y orgullo. El fútbol no deja de ser un deporte. La carga de sentimiento y de importancia que les quieras atribuir al mismo ya depende de ti.

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