Johnny Rep, el héroe holandés de los humildes
Estuvo de llegar al Bastia hacia un título europeo
Decía Menotti que “un equipo es una orquesta sinfónica; no ha de tener cincuenta violinistas, habrá de tener también violoncellos, contrabajos, pianistas y un buen director”. Cierto es que esta frase no solo puede trasladarse a una plantilla sino que define lo que representa un Mundial. La variedad de selecciones, cada una con sus registros, virtudes y defectos, puede llegar a componer una obra maestra como la del Campeonato del Mundo de 1978 aunque, en lo futbolístico, tuvo un nivel inferior con respecto a sus dos predecesores. Inglaterra había sido eliminada por segunda vez consecutiva en la fase de clasificación. Poco quedaba del Brasil de los 70. Alemania y Holanda, sobre todo la primera, habían iniciado un proceso de reconstrucción al quedarse huérfanas de sus líderes: Beckenbauer y Cruyff. Italia actuó mejor de lo previsto y Argentina, con Mario Kempes a la cabeza, encontró el camino hacia la final tras un comienzo irregular.
Johan Cruyff no disputó aquel Mundial con Holanda. Estandarte de una generación de indiscutible calidad que aunaba técnica individual, sentido colectivo y fortaleza física para romper con los esquemas tradicionales gracias a extremos que defendían, laterales que atacaban, posiciones intercambiables entre volantes y un falso delantero centro que dirigía desde cualquier parte del campo apareciendo en el momento oportuno para rematar. Una anarquía a simple vista que internamente escondía la precisión de un reloj suizo. Sin embargo, la ausencia de este excelso mago del balón no impidió que otros como Johnny Rep continuaran brillando tanto en su equipo como en la selección.
Aquel mismo año, la final de la Copa de la UEFA tuvo sabor holandés. Se enfrentaron el potente PSV y el sorprendente SC de Bastia, humilde conjunto que acariciaba, contra todo pronóstico, las mieles del triunfo. El culpable de aquella hazaña era Johny Rep, uno de los mejores delanteros diestros de la época y letal goleador. Primero triunfó en su país pero quiso probar suerte en Valencia antes de recalar en el equipo galo. Desde el primer momento, firmó tantos sublimes que les impulsaron a llegar a la final. Muchos recordaban al que consiguió para el Ajax ante la Juventus de Dino Zoff en la final de la Copa de Europa de 1973 en Belgrado.
Rep no era ambicioso. Siempre quiso triunfar en un conjunto pequeño y por eso se sintió como pez en el agua dentro del Bastia. Todo le fue bien hasta que en su camino se interpuso el PSV de los gemelos Van der Kerkhof. Willy era centrocampista de corte defensivo. Por sus venas corría la sangre neerlandesa que le impulsaba a sacrificarse para multiplicar su presencia. René era un delantero de carácter que sabía cómo desenvolverse en el área para achicarla. Junto a ellos estaba Willy Van der Kuijlen, conocido familiarmente como Mr.PSV por trastarse de uno de los centrocampistas con más gol del conjunto (alrededor de 300). Ante tal plantel Johnny Rep poco pudo hacer salvo dejar escapar las lágrimas. El 0-0 de la ida dejaba abierta la vuelta pero las mínimas esperanzas fueron devoradas en el Philips Stadium gracias al tajante 3-0 ,con goles de los Willys.
Dos meses después se reencontrarían en el mismo equipo. Rep y los gemelos serían titulares en el Mundial de Argentina anotando un total de cinco goles que ayudarían a llegar a la final. En ella descubrirían el último vértice del triángulo: Mario Kempes, compañero de Johnny en su última temporada en Valencia y que anotaría para dar la victoria a su país. De esta manera, los hermanos Van der Kerkhof, el Matador y Johnny Rep constituyeron una orquesta sinfónica con todos sus instrumentos, como quería Menotti.
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